5 Recomendaciones para evitar la tensión política.

Viernes 5 de junio de 2020

La reflexión sobre los límites y las bondades de lo políticamente correcto y de la cortesía parlamentaria para la calidad y el vigor de nuestra política democrática es un tema tan apasionante como discutible. Y actual. ¿Se puede ser duro sin lesionar la vida política y democrática? Sí, aunque hay una gran diferencia entre la dureza y la agresividad; la contundencia y la inquina, o la consideración de los rivales como adversarios o enemigos. A los primeros se les combate democráticamente y se compite con ellos electoralmente, a los segundos se les pretende destruir. Hay un abismo.

La fuerza del parlamentarismo no está en que sea muy homogéneo, por el contrario, una democracia fuerte es aquella en la que, partiendo de intereses y puntos de vista distintos, se permite –se avala, se tolera y se protege– la discrepancia por muy profunda que sea.

La práctica parlamentaria no está orientada a convencer a los otros grupos de la oposición para que cambien el sentido de su voto. Es esta una apelación retórica que se ejerce desde una cierta demagogia para abdicar de la responsabilidad máxima de un parlamentario, que es convencer a la ciudadanía –y a sus electores– de la bondad de sus argumentos.

Para que este proceso sea eficaz debe reunir dos condiciones: ser libre y estar ordenado. El reglamento del Congreso (véase el artículo 104) confiere a la presidencia unos poderes extraordinarios –y discrecionales– para ejercer como árbitro imparcial. Pero no necesitamos más normas, ni interpretaciones más restrictivas, sino que es posible que la autorregulación sea más eficaz para hacer posible el juego limpio. En el caso de que la estrategia política de los actores políticos sea optar por una severa confrontación, eso no debe derivar inevitablemente en una guerra verbal que desacredite a personas, instituciones y responsabilidades. Cinco normas de comunicación política pudieran hacer posible y compatible lo duro con lo legítimo.

1.- No a las críticas ad hominem (falacia que consiste en considerar la falsedad de una afirmación tomando como único argumento quién la pronuncia). Este tipo de crítica es profundamente antidemocrática y degrada el debate político. Hay que criticar lo que dice o hace un adversario, pero no se descalifica al rival solo por el hecho de serlo o por su identidad. Además, en el ámbito parlamentario, cada electo es tan legítimo representante de la soberanía popular como el resto.

2.- Adjetivos, los mínimos. Se describen acciones, hechos, políticas e ideas. Y sus consecuencias en la vida de las personas. Los adjetivos aportan exceso de subjetividad e impiden las argumentaciones lógicas, alimentan el ruido y enmascaran –muchas veces– la ausencia de propuestas, respuestas o alternativas.

3.- El insulto personal debe ser desterrado del debate público. Pero la crítica y el contraste de ideas o comportamientos debe ser aceptable por duro que sea. La inquina personal reduce la confrontación a un matonismo parlamentario que impide el legítimo –y exigible– debate de modelos y alternativas. El insulto es el atajo de los incapaces.

4.- Los datos deben poder ser siempre contrastados, avalados y contextualizados. Su manipulación, alteración o distorsión son un retroceso de la calidad democrática. Mentir deliberadamente en el hemiciclo es una falta grave a la ética política y un deterioro de la razón como argumento de la construcción del interés general.

5.- Los familiares deben quedar al margen de los debates. Salvo implicaciones políticas directas o supuestamente delictivas. La vida privada puede ser política. La íntima, nunca.   Antoni Gutiérrez-Rubi

10 comentarios en «5 Recomendaciones para evitar la tensión política.»

  1. A ver hay que meter caña para que cada uno se muestre en los extremos. Hay que polarizar y el enfrentamiento político que llame la atención al pueblo, Y en ese sentido tanto Su polarización como la de la de Bildu me parecen muy acertadas. Excelente. Tirarnos los tratos a la cabeza y que hagan pintadas al margen de que legalmente merezcan lo que sea. y desde luego proclamar que viene la extrema derecha a llevarnos a todos al paro, (PP) el PP no va reformar la Rl y va a mandar a todos al paro¡¡eso hay que decir. Francófonos¡¡

  2. Euskal odola beroa da¡¡¡ aiiiiiiiiiiiiiiiiiaaiaiaiai¡¡¡Gora gu ta Gutarrak vasconum no dominum¡¡¡¡¡ izoiz ez¡¡ siento en mis venas que soy indomable y rebelde e irreductible…………………pero pacto.

  3. Soy Rh – no lo sabía exactamnte. Lo he mirado en varios análisis. como la familia real inglesa, que son unos copiones. El rh – es un gen recesivo por eso exige pureza de sangre

    Los ingleses siempre han copiado a los vascos. Los vascos somos pocos pero podemos ser el nº1. Somos los mejores del mundo sin duda alguna. los mas guapos los mas fuertes, los mas listos, los mas nobles, los mejores….lo que haga falta…………………iba a decir los hijos de dios, pero eso no se lo puedo disputar a los judíos, su dios es el mío

  4. Pues un ejemplo de cortesía política del ex de CIUDADANOS GIRAUTA con sus antiguos compañeros :
    «Me vais a comer la p…. por tiempos».
    Cuando insultaba a vascos y catalanes TODOS le reían las gracias.
    Además teniendo en cuenta que la diana de su veneno es ARRIMADAS, además de soez es una muestra de violencia de género.Pero como es facha pues aquí paz y después gloria.

  5. Según se van conociendo más informaciones el trato dado por la Vomunidad de Madrid a los ancianos de las residencias fue digno de los campos de concentración.
    El PP lució a través de la indeseable Diaz Ayuso su verdadera cara.

  6. Sr. Anasagasti.
    Supongo que el presente artículo son consejos para evitar la tensión política en los parlamentos tanto español como vasco. Sin embargo, en mi opinión, la tensión política no es algo que vaya en dirección descendente, es decir, no va de líderes a la calle, sino en dirección ascendente y desde las calles, los artículos periodísticos, comentarios en radio y televisión… elevan a los líderes y parlamentarios a actuar como sus teóricos votantes «esperan de ellos».
    Consejos vendo y para mí no tengo. Si relee sus entradas «una oposición destructiva…» o «copian todo menos…» (muy especialmente en éste), la introducción en «ingenuas preguntas…»
    podrá observar que:
    — «(…) 2.- Adjetivos, los mínimos.» Sus escritos aportan una extraordinaria, rica y variada colección de adjetivos, y pocos de ellos ensalzadores.
    — «(…)3.- El insulto personal debe ser desterrado del debate público.» Se puede caer, sin «insultar» en la descalificación personal del adversario (convirtiéndolo así casi en enemigo) y es lo que hace «cuasi sistemáticamente» cuando habla Ud. de los líderes de la izquierda abertzale.
    — (…) 1.- No a las críticas ad hominem.» En el citado «copian todo menos….» escribe Ud. «¿Y sus jóvenes?. Pues me da que el gen se transmite.» justo debajo de la foto sobre Patxi en el monte de Berango, donde da la sensación que lo que más le duele es el logo de Gestoras» ¿»Críticas ad hominen»?
    A veces tengo la sensación de que tras haber recogido muchas nueces para el invierno, algunos no se quieren dar cuenta de que el nogal se ha muerto (afortunadamente).
    La violencia política, en la calle, es más fuerte que la del Parlamento, por eso sería la primera a la que debiéramos dirigir nuestros esfuerzos «pacificadores». Tengo la firme convicción de que las movidas madrileñas del barrio de Salamanca no las han potenciado quienes las propusieron, sino algunos artículos, programas de radio y televisión, redes sociales….etc. que constantemente y de modo sibilino ensalzan la propuesta.
    En resumen. Estoy de acuerdo con las propuestas del artículo, pero no con su marco de aplicación.
    No es, sólo, en el parlamento, sino en nuestras actividades y escritos cotidianas donde debemos aplicar cualquier medio para evitar «tensiones políticas»… incluso en precampaña electoral.
    Un saludo

  7. Pues consejos vendo y paar mí no tengo. Si a Pasabaporallá no le gusta la crispación que empiece por él mismo.
    Relea sus comentarios, buen hombre.
    ¡Aupa Iñaki, me encanta lo que escribes y cómo lo escribes!

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