Podemos decir que el mundo tecnológico tiene dos grandes polos: Asia como principal fabricante y Estados Unidos (California) como principal desarrollador. En medio un gran vacío de consumidores y países dependientes. En un mundo cada vez más digitalizado e informatizado grandes potencias como Rusia o la Unión Europea dependen por completo de programas informáticos de sus «aliados» que son susceptibles de caer en el ciberespionaje gubernamental.
Pero desde el estallido de los casos de espionaje orquestados por la NSA son cada vez más quienes piden alternativas a sus administraciones. Y Rusia, de la mano de Nikolai Nikiforo -ministro responsable de comunicaciones- ha anunciado la intención de crear una plataforma móvil propia a partir de Sailfish, el sistema operativo creado por la empresa finesa Jolla.
El programa heredero de MeeGo, el sistema operativo dejado a medias por Nokia y basado en Linux, ya ha hecho sus pinitos en algunos ordenadores y equipos móviles como smartphones de gama media. De este modo, apostar por una tecnología neutral (uno de los sellos de identidad de Finlandia y sus empresas) permitiría al país depender menos de «la tecnología desarrollada en el Oeste».
A día de hoy, como en el resto de los mercados, el 95% de los teléfonos inteligentes y tabletas que se comercializan en Rusia trabajan con Android o iOS. Algo parecido ocurre con los ordenadores, aunque el gigante del este tiene una fuerte implantación de Linux debido a su gran tradición de informáticos. Una de las pocas diferencias es que Sailfish está presente en el 1% de los dispositivos móviles rusos una cifra que puede parecer poco relevante pero que es mayor que en otras regiones.
Conseguir el desarrollo de una plataforma operativa móvil propia no solo daría independencia frente al posible espionaje de terceros (la NSA les ha dado la excusa perfecta) sino que permitiría al Gobierno de Putin -recordemos que es una iniciativa gubernamental- a ser ellos quienes gestionaran los datos de sus ciudadanos.
Rusia no es el primer país que se plantea la necesidad de independizarse de Silicon Valley. En China es habitual encontrarse con plataformas propias desarrolladas a partir de Android pero sin depender del código de los de Mountain View para su funcionamiento. Tencent o TOS+ son algunos de los casos más relevantes en un mapa en el que cada vez más operadoras locales crean un ecosistema propio de sistema operativo y plataforma de comunicación.
Sailfish, como Linux, es una plataforma Open Source con lo que cualquiera con los suficientes conocimientos puede construir su propio sistema a partir de ella. Así, Jolla, a pesar de estar gestionada por ex trabajadores de Nokia y ser una empresa finesa, tiene importantes inversores rusos y chinos que ven en ella una opción real de separarse de Google, Apple, Microsoft y compañía.
El movimiento ha hecho que otros países como la India, Brasil y Sudáfrica -otros componentes del grupo BRICS– hayan mostrado su interés para apoyar la creación de esta alternativa. Lo más difícil será el reto de convencer a los usuarios de que abandonen plataformas móviles asentadas y con una enorme herramienta de mercadotecnia a su servicio. ¿Tomaremos nota en el resto de Europa?