De nuevo en Galicia: De la Costa da Morte a las Rías Baixas

En una reciente entrada comenté que iba a volver a Galicia y lo he hecho del 15 al 23 de julio. Ante todo he pensado en la seguridad, así que el objetivo escogido fue debido a la baja tasa de contagios, el buen clima y la excelente gastronomía. Eso sí, excluí la primera etapa en Viveiro debido a la situación en A Mariña. Como este año casi seguro que no viajaré en avión (por cierto todavía Lufthansa no me ha devuelto el importe del vuelo a Atenas en marzo), decidí alojarme en Paradores, cosa que hacía tiempo que no utilizaba. Debido a su alta ocupación y a la temporada altísima en Galicia, los precios han sido desorbitados, pero que se le va a hacer, Me parecía el lugar más seguro para alojarnos, además de darnos un capricho. Las medidas de seguridad han sido increíbles: desinfección constante, mucha amplitud y turnos para desayunos y cenas. La segunda medida ha sido evitar los habituales lugares en los que se concentra la gente. En resumen, hemos pasado dos noches en el Parador de Muxía, cuatro en el de Cambados y dos en el de Baiona. Un acierto.

630 km separan Leioa del Parador Costa da Morte, emplazado junto a la bella praia de Lourido, cerca de Muxia. Es un edificio de nueva planta y arquitectura contemporánea, que se desarrolla en varios niveles adaptados a la topografía de la ladera natural, con espectaculares vistas al mar. El más moderno de los Paradores, inaugurado el 25 de junio, está construido en terrazas con varias cubiertas vegetales. Diseñado por el arquitecto gallego Alfonso Penela, cuenta con una pequeña piscina, un excelente restaurante y dos ascensores inclinados que parecen sendos funiculares. Lástima de que aunque tuvimos unos días muy soleados, el fuerte viento hizo que no pudiéramos disfrutar ni de la terraza de la habitación, ni de la piscina.

16 de julio. Nos dirigimos al Cabo Vilán que, aunque lo vemos desde el Parador, dista 28 km ya que hay que bordear la ría do Porto. Sobre un promontorio de más de cien metros se alza un imponente faro, el primero electrificado de España (1896), cuya luz alcanza 96 km. El edificio anexo alberga salas de exposición y el Centro de Interpretación de los Naufragios de la Costa da Morte. Pensábamos caminar por la costa, pero el fuerte viento tiró a mi mujer, así que optamos por ir a tomar algo a Camariñas, donde nos sorprende que no se haya suspendido la procesión de la Virgen del Carmen. La verdad es que no hay aglomeraciones, así que saco unas fotos de los músicos y del barco que llevará a la Virgen, pero por si acaso no nos quedamos a la procesión y regresamos a Muxia.

Cuando terminamos de comer en Muxia, vemos que están saliendo del puerto los barcos de la procesión marítima de la Virgen del Carmen, que regresa a Camariñas. Tras tomar el café nos dirigimos a la Punta da Barca, un lugar lleno de encanto donde hay un pequeño faro y el santuario da Virxe da Barca. En la costa granítica hay dos emblemáticas rocas, la archifamosa Pedra de Abalar y la Pedra dos Cadrís. También subimos al mirador Jesús Quintanal, que cuenta con una curiosa escultura. Al día siguiente, antes de abandonar Muxia, nos desplazamos hasta el faro de Touriñán, distante tan solo 14 km del Parador, levantado en 1898 sobre los acantilados de Gaivoteira, en el punto más occidental de la España peninsular, más que Finisterre. Aquí si que podemos caminar un poco por las zonas no expuestas al viento.

17 de julio. 127 km separan el Parador Costa da Morte del de Cambados, en el que pasamos cuatro noches. En hora y media de viaje hemos pasado de los 21 grados de Muxia a los 37 que tenemos a nuestra llegada, así que optamos por pasar la tarde entre el aire acondicionado de la habitación, la sombra próxima a la piscina o el fresco patio interior. El Parador de Cambados ocupa el antiguo Pazo de Bazán, una elegante mansión solariega. Debido a la atención y simpatía del personal, nos hemos sentido como en casa, disfrutando de la gastronomía local y de unos buenos vinos Albariño y Ribera del Duero.

Capital del Albariño, Cambados es una preciosa y monumental población de la comarca de Salnés. Como tenemos cuatro días, la fuimos recorriendo a plazos, cuando el calor no apretaba. El lugar más emblemático es la plaza Fefiñáns, presidida por el pazo renacentista (siglo XVI), del mismo nombre. A ella también se asoma la iglesia de San Benito. Más tarde nos acercamos a la Casa Consistorial y recorremos los dos cascos antiguos, en los que aprovechamos para tomar algo o comer, mientras pasamos junto a elegantes pazos y numerosas esculturas urbanas. El último día, antes de marchar aprovechamos la fresca para caminar hasta las ruinas de la torre de San Sadirniño, deteniéndonos previamente en la zona de pescado del mercado, cuando todavía había poca gente.

18 de julio. No lo teníamos previsto, pero trasteando por Internet, mi mujer encontró una buena propuesta para realizar en un día caluroso. Se trata del PR-G 170 o Ruta da Pedra e da Auga (Ruta de la Piedra y del Agua), que parte de la cercana rotonda VG-4.2, en el concello de Ribadumia y concluye, tras 7 km de marcha, en el monasterio de Santa María da Armenteira. En un kiosko situado junto al aparcamiento de la salida, nos facilitaron un mapa con el itinerario, muy bien marcado, una antigua vereda que daba servicio a los molinos (muiños en galego), también utilizada por los romeros. La pista que luego se convierte en sendero, discurre paralela al río Armenteira, pasando por una treintena de molinos. En su primer tramo hay un área recreativa y la Aldea Labrega, que reproduce la vida cotidiana de un pueblo de la Galicia de principios del siglo XX. El camino resulta muy sombreado y en su tramo final, el de más pendiente, el río forma varios rápidos y pequeñas cascadas. Es la ruta utilizada habitualmente por Mariano Rajoy cuando pasa sus vacaciones en la zona. Y una cosa buena, al llegar, frente al monasterio, se encuentra el bar O Comercio, donde repusimos fuerzas. Para el regreso optamos por llamar a un taxi de Cambados. Por si os sirve os dejo el contacto: Santiago Pérez (tel 686 486 145). Fue muy legal y atento, además de proponernos una ruta para el día siguiente.

Domingo, 19 de julio, día caluroso y fecha en la que empieza a ser obligatorio el uso de mascarillas en la vía pública en Galicia. Siguiendo los consejos del amigo taxista nos desplazamos 23 km hasta el Parque Natural del río Barosa, accesible desde la N550 entre Pontevedra y Caldas de Rei. Aunque en los paneles proponen un itinerario circular subiendo por los molinos que hay junto a la cascada, esto no es posible, teniendo que realizar la primera parte de la ruta por el lado izquierdo, de ida y vuelta, entre los Muiños de Abaixo y el puente San Breixo, pasando junto a varios molinos. Aquí comienza el segundo tramo, este si circular, hasta el puente de Bua, bordeando el río, que proporciona hermosos reflejos. Al completar el círculo nos detenemos a tomar un Albariño en el Muiño de Valerio, que también da comidas. Al regresar al punto de partida paramos de nuevo en las cascadas (fervenzas de Barosa), de 30 metros de caída, muy concurridas como piscinas naturales por la gente que acude a pasar el domingo y realizar una comida campestre. Esta ruta es muy sencilla y sombreada. En primavera tiene que resultar espectacular contemplar las cascadas que ahora llevan poca agua.

20 de julio. Hace dos años recorrimos el sendero de Pedras Negras, en O Grove, regresando a esta península para conocer nuevos lugares, eligiendo primero el castro marítimo Adro Vello, distante 22 km de Cambados. De aquí parte la ruta de Adro Vello (PRG-115), un sendero circular de poco más de 3 km, fatalmente señalizado. Primero discurre bordeando las playas de Carrero y Area Grande, para luego pasar a una zona rural del interior, teniendo que caminar por carreteras y pistas poco transitadas para regresar al punto de partida. Nuestro siguiente destino está a tan solo 6 km. Se trata del miradoiro de Con da Hedra, al que accedemos por un cómodo camino para disfrutar de un entorno de hermosas rocas de granito. Cerca del aparcamiento hay una granja de vacas cachenas, que cuentan con enormes y puntiagudos cuernos. Concluimos los paseos a tan solo 2 km, en el miradoiro de A Siradella, para contemplar la famosa Pedra Cabaleira, enorme roca granítica, y una fantástica vista sobre A Lanzada. Para comer hemos elegido O Grove, población que parece desolada cuando en estas fechas suele estar abarrotada. Son los efectos del COVID.

21 de julio. Tenemos un corto viaje de tan solo 82 km para trasladarnos hasta el Parador de Baiona, en el que pasamos las dos últimas noches. Ocupa un edificio construido en el interior de la Fortaleza de Monterreal, con unas espectaculares vistas sobre las islas Cíes. Cuenta con piscina, cafetería y dos restaurantes, en los que disfrutamos de la excelente gastronomía gallega (el pulpo lo bordan). Se pueden realizar sendas rutas, de unos 3 km, recorriendo tanto el perímetro exterior de la fortaleza, como sobre la muralla que rodea el recinto interior del Parador, contemplando las torres, puertas, baterías, baluartes y restos de otras edificaciones. La construcción más destacada es la Puerta Real, del siglo XV. También son dignas de mención las torres del Reloj, del Príncipe y de la Tenaza.

22 de julio. En las cascadas de Barosa coincidimos con una persona de El Rosal que había ido allí a pasar el día, que nos recomendó ir a su municipio para realizar la Ruta dos Muiños do Folón e do Picón (PR-G 94), distante 32 km de Baiona. La ruta tiene 3,5 km recorrido por los molinos del Picón y del Folón, declarados Bienes de Interés Cultural. Os recomiendo iniciar la ruta desde el centro de información, que estaba cerrado, siguiendo el curso del río Folón hasta contemplar el primer grupo de 8 molinos superpuestos a los que hay que ir subiendo por unas losas en forma de escalera con mucha pendiente. Cuando crees que has terminado, aparece otro grupo de 14 molinos, así que hay que seguir subiendo. Realizamos una travesía en horizontal y descendemos más suavemente pasando por los 14 molinos de Picón, dispuestos en zig-zag. Hace mucho calor y no hay casi sombras, así que hemos sudado mucho en este lugar que me ha gustado mucho pues nunca había visto algo similar. Es mejor realizar esta ruta en primavera, pues los molinos están rodeados de pequeñas cascadas. Ya que estamos a poco más de 10 km, nos dirigimos al Castro de Santa Trega, situado sobre la población de A Guarda, un lugar que me encanta y que forma parte de los “10 lugares únicos de Galicia”. Llegó a acoger a 5.000 personas en el siglo I aC. Finalmente subimos a lo alto del monte Santa Trega, donde hay un par de bares y una ermita, además de poder disfrutar de una magnífica vista de la desembocadura del río Miño, fronterizo con Portugal.

Aprovechamos que estamos a poco más de 30 km para cruzar la frontera y dirigirnos a la vecina Fortaleza de Valença para hacer alguna compra. Qué tristeza da ver este lugar, siempre tan concurrido y ahora prácticamente vacío. Antes de llegar a Tui nos hemos detenido a comer el menú del día en un sitio digno de citar, el restaurante Novo Arroio, situado al borde la carretera, donde se come bien por 9 euros, así que está siempre a tope. A media tarde regresamos a Baiona. El 23 de julio tenemos 695 km por delante para regresar a Leioa.

PIRINEOS: La magia del agua

En la primera semana de julio de 2015, mi amiga Pepa publicó en Facebook unas fotos de las cascadas de Pont d’Espagne rebosantes de agua, por lo que decidimos desplazarnos hasta allí lo antes posible. Primero pasamos dos noches en Arbizu para ir al nacimiento del río Urederra y, a continuación, nos desplazamos hasta Lourdes para desde allí ir a fotografiar las cascadas que ahora os presento, además de acercarnos al Col du Tourmalet. El 17 de julio estábamos en Lourdes, población que dista 299 km de Leioa (unas 3 horas de viaje). Elegimos esta localidad para pasar dos noches, porque fue donde conseguimos hotel a un precio asequible en plena temporada alta francesa.

Pasamos las últimas horas de las dos tardes en Lourdes, población de Altos Pirineos situada a orillas del río Gave de Pau, a una altitud de 400 metros. Como todo el mundo conoce, Lourdes es un importante centro de peregrinación en el que destaca el Santuario, formado por varias iglesias, centros de peregrinos y otros edificios. A la hora en la que fuimos había muy poca gente, lo mismo que sucedió en la gruta de Massabielle, en la que tuvieron lugar las apariciones de la Virgen a Bernadette. Sobre la ciudad se alza el castillo del siglo XIV, reedificado en el XVI, que fue la residencia de los condes de Bigorre.

El 18 de julio fue muy intenso. Enfilamos hacia Pont d’Espagne, pasando por Cauterets, deteniéndonos enseguida, a los 32 km, en La Raillère, en un aparcamiento situado frente al restaurante l’Abri du Benques, muy cerca de la confluencia de los ríos Gave du Marcadau y Gave du Lutour, que bajan con mucha fuerza desde las cumbres pirenaicas. De este lugar parte un camino señalizado que enseguida nos acerca a la cascada de Lutour, que surge con fuerza en medio del bosque.

Continuamos por la sinuosa carretera que sube a Pont d’Espagne, bordeando el río Gave du Marcadau, que 2 km después se precipita bruscamente dando lugar a la imponente cascada de Cerisey, a la que es posible subir caminando desde el anterior, pero el día no acompaña. Nos detenemos bruscamente en una curva al ver el cartel indicador de la cascada y un minúsculo aparcamiento. Aquí nos limitamos a tomar las fotos desde el mirador.

3 km después llegamos al Parking de Puntas, máximo punto permitido para vehículos cuando te diriges a Pont d’Espagne. Aquí hay que coger una telecabina o caminar por la carretera poco más de 1 km, que es lo que hacemos tras esperar a que amaine la lluvia. Me resulta extraño ver este precioso lugar sin nieve, pues solíamos venir aquí a practicar el esquí de fondo. Pont d’Espagne es el punto de acceso a los espectaculares valles de Marcadau y Gaube. A este último pensábamos dirigirnos tomando el telesilla que acerca al Lac de Gaube, pero como el día sigue cerrado nos limitamos a caminar un poco más hasta el Chalet du Clot, para luego emprender el regreso. Al final solo hemos caminado unos 3 km

De regreso al Parking de Puntas nos detenemos en la Hotellerie du Pont d’Espagne, un buen lugar para hacer el hamaiketako. Estamos a 1500 metros de altitud en un lugar lleno de encanto, pues desde aquí contemplamos las más hermosas cascadas de la jornada. Además ha dejado de llover y podemos caminar un poco por los alrededores. Esta primavera ha debido nevar bastante en Pirineos, por lo que está habiendo mucho deshielo a mediados de julio.

Tras el fracaso matinal, como el día está levantando decidimos trasladarnos a Gavarnie, distante 50 km, coqueto pueblecito pirenaico situado a 1000 metros de altitud. Un cómodo paseo de una hora de duración, que también se puede hacer a caballo, nos permite llegar hasta la base del circo de Gavarnie, una imponente muralla de 1700 m de altura y 14 km de diámetro, que forma parte del macizo de Monte Perdido, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Sobre nuestras cabezas tenemos el pico Gran Astazu, el Marboré, y el Taillón, además de poder contemplar una de las más altas cascadas de Europa, con más de 400 metros de caída vertical.

Como ha quedado una tarde espectacular, nos desplazamos hasta un lugar emblemático, el Col du Tourmalet, puerto emblemático del Tour de France debido a sus 23 km de subida, situado a 2115 metros de altitud. Coincidimos en la subida con numerosos ciclistas aficionados que quieren realizar esta proeza, para luego contemplar unas excepcionales vistas de los Pirineos. Por delante tenemos tan solo 46 km para regresar al hotel en Lourdes. La escapada ha concluido.

En caso de hacer buen tiempo, sería conveniente dedicar un día más a esta escapada y alojarse en Cauterets. Así un día lo dedicaríamos a las cascadas y praderas de Pont d’Espagne y subir al lac de Gaube para contemplar el monte Vignemale. El día siguiente lo pasaríamos al completo en la zona de Gavarnie.

Municipios de Bizkaia (2)

Continúo el recorrido de otros diez municipios de Bizkaia, los siguientes en orden alfabético a los publicados el pasado 19 de mayo. En total son 112 y los recorrí entre los años 2012 y 2016. De cada municipio, incluiré los que en mi opinión son los sitios de mayor interés, la altitud a la que se encuentra el Ayuntamiento y el punto más elevado, por si os animáis a caminar. Esto último está sacado del libro “Los techos municipales de Bizkaia”, de Xavier Eguzkitxa “Kartajanari” en colaboración con Patxi Galé, editado por Pyrenaica, en cuya web tenéis el listado completo.

ARRATZU. Es un pequeño municipio que en 1993 recuperó su independencia al desanexionarse de Gernika-Lumo. Lugares de interés: Es una zona eminentemente rural, que cuenta con varios barrios entre los que destacan los de Loiola y Zabala-Belendiz. De sus edificios me quedo con el Ayuntamiento, la antigua escuela y la iglesia de Santo Tomás. Altitud: 40 m. Punto más elevado: Gaztañatxugana (507 m).

ARRIETA. Pequeño municipio ubicado en la ladera del monte Sollube. Lugares de interés: El rincón que más me gusta es la plaza del núcleo de mayor entidad, Libao, con un típico casco rural. Allí se encuentran el Ayuntamiento, la iglesia neoclásica de San Martín Obispo, el frontón y el pequeño humilladero del Santo Cristo. Muy cerca tenemos el modernista Uriena Txokoa. Merece la pena desplazarse el barrio de Jainko, para visitar la iglesia de Andra Mari. Altitud: 200 m. Punto más elevado: Sollube (686 m).

ARRIGORRIAGA. Lugares de interés: Cuenta con un notable centro urbano presidido por la parroquia de Santa María Magdalena. A la plaza también se asoman otros interesantes edificios como el Ayuntamiento, el restaurante Poli y el Batzoki. También merece mención la ermita de Santo Cristo de Landaederraga. Un buen lugar de esparcimiento es el el parque Mendikosolo, por el que podemos dar un agradable paseo bordeando el embalse de la Dinamita, formado por el Goikiri erreka, para desde allí subir a la ermita románica de San Pedro de Abrisketa. Altitud: 60 m. Punto más elevado: Lapurzulogana (677 m), cumbre secundaria situada 500 metros al oeste del Pagasarri (673 m). El municipio cuenta con dos cumbres principales: Malmasin (362 m) y Pastorekorta (596 m).

ARTEA. Lugares de interés: Pequeño y tranquilo municipio del valle de Arratia, que cuenta con notables caseríos y casas-torre, del que sobresale la parroquia de Santa María. Cuenta con el interesante Ecomuseo del caserío vasco y dos monolitos escultóricos, uno dedicado a la etxekoandre y otro a una pareja de vecinos trikitrilaris, la panderetera Maurizia y al albokari León. Merce la pena desplazarse al barrio de Elexabeitia, donde se encuentra la original iglesia de San Miguel. Altitud: 125 m. Punto más elevado: Goikogan (653 m). La única cumbre principal es el Murga (604 m).

ARTZENTALES. Lugares de interés: Extenso pero poco poblado municipio, cuenta con interesantes edificios y casas-torre, aunque me voy a detener en tres templos, situado cada uno en un barrio, la iglesia de Santa María en Traslaviña, la de San Miguel de Linares, donde también pudimos ver las tradicionales putxeras y, finalmente, la ermita de Santa Elena en el barrio de Santa Cruz. Altitud: 305 m. Punto más elevado: Cresta N. de Burgüeno (957 m). La cima más alta del municipio es Terreros (909 m), contando además con otras dos conocidas cumbres principales, Kolitza (879 m), y Alen (803 m).

ATXONDO. Lugares de interés: Fronterizo con Araba, es el municipio más accidentado de Bizkaia. Cuenta con elegantes caseríos y notables iglesias esparcidas por sus diferentes barrios. Es el caso de la de San Pedro en Apatamonasterio, San Miguel en Arrazola, San Juan Bautista en Axpe y San Martín en Marzana, junto a la que se ubica la Torre de los Marzana. En el barrio de Axpe se encuentra el Asador Etxebarri, el tercer mejor restaurante del mundo. Altitud: 170 m. Punto más elevado: Anboto (1331 m). Otra cumbre principal es el Memaia (679 m).

AULESTI. Lugares de interés: Pequeña población situada a orillas del río Lea, en la que me quedo con un rincón, la Donibane enparantza, presidida por la iglesia de San Juan Bautista, escoltada por el edificio del Ayuntamiento y el palacio Ibañez de Aldekoa. Muy cerca de allí encontramos un monumental grupo escultórico dedicado a la relación entre Catalunya y Euskal Herria. Altitud: 90 m. Punto más elevado: Urregarai (704 m), llamado incorrectamente Santa Eufemia, nombre de la ermita que allí se encuentra. Otra cumbre principal es el vecino Bedartzandi (699 m).

BAKIO. Lugares de interés: Tradicional municipio costero de veraneo, cuenta con elegantes palacios, pero destaca sobre todo por su excelente playa de 1 km de longitud, desde la que podemos contemplar San Juan de Gaztelugatx, ya en Bermeo. Podemos ver tres notables esculturas, “Belak”, de José Ramón Anda, la dedicada al txakoli, de Nestor Basterretxea y el Mirador de Askada, de Javier Bengoa. Sin embargo, la perla del municipio se encuentra fuera de su casco urbano. Se trata de la ermita de San Pelaio, joya del románico rural vasco. Altitud: 2 m. Punto más elevado: Jatatxikerra (Jatabe Iñardi, 558 m), cumbre secundaria del monte Jata (600 m).

BALMASEDA. Lugares de interés: Atravesada por el río Kadagua, es una población de Encartaciones limítrofe con la provincia de Burgos, que cuenta con importantes monumentos, entre los que destaca el emblemático Puente de la Muza o Puente Viejo, románico, del siglo XIII. También destacan el Ayuntamiento, edificio barroco del siglo XVIII y la parroquia de San Severino, templo gótico de los siglos XIV y XV. Dignos de mención son el Monasterio de Santa Clara, del siglo XVII, convertido en hotel y los palacios de Horcasitas y Urrutia (siglo XVII). Tres interesantes lugares para visitar son el Centro de Interpretación de la Pasión de Balmaseda, ubicado en la iglesia de Santa Clara, el Museo de Historia, que ocupa la iglesia de San Juan del Moral y, fuera del casco urbano, la Fabrica de Boinas La Encartada. Altitud: 160 m. Punto más elevado: el Kolitza (879 m). Otra cumbre principal es el Garbea (717 m).

BARAKALDO. Lugares de interés: Ubicado en la margen izquierda del Nervión, es el segundo municipio más poblado de Bizkaia. Hasta ir a recorrerlo, nunca le había prestado mucho interés, descubriendo interesantes edificios y esculturas, como el Coloso (monumento a la Industria), las Chimeneas, el parque de esculturas o las dedicadas a Clara Campoamor y Rosalía de Castro. Entre los edificios, los que se asoman a la Herriko Plaza, las Casas Blancas, el Palacio Larrea, la Fundación Antonio Miranda o el Mercado. También merecen mención el Ayuntamiento, el Juzgado, el Hospital de Cruces o el BEC. Altitud: 26 m. Punto más elevado: Ganeroitz (561 m), anteriormente llamado Apuko. Otras cumbres principales son el Arroletza (454 m) y el Argalario (521 m).

Vía Verde de Arrazola. Aprovechando la salida del confinamiento y el poder moverme por la provincia, dado que hoy hablaba sobre el municipio de Atxondo, el pasado mes de mayo volví a repetir un recorrido que siempre me ha gustado, sobre todo por las magníficas vistas que se tiene de la cresta Anboto-Alluitz. Se trata de la Vía Verde de Aráosla, que sigue el trazado el antiguo ferrocarril minero, desde el núcleo de Apatamonasterio hasta la antigua estación de Errotabarri-El Tope, cerca del núcleo de Arrazola. Son 5 km de suave recorrido y otros tantos de vuelta, con una pausa al concluir la ida en el Bar El Tope. Un itinerario que merece realmente la pena, como también el clarete navarro fresquito y el pintxo de chorizo cocido que allí tomé, en una terraza ubicada en un extraordinario medio natural.

Vía Verde Montes de Hierro. Aprovechando la visita al municipio de Artzentales, efectuamos un pequeño recorrido de poco más de 4 km por la Vía Verde Montes de Hierro, entre Traslaviña y la antigua estación de Las Barrietas (Olabarrieta), en el vecino municipio de Sopuerta. Otra interesante propuesta para caminar es el bidegorri que enlaza Zalla con Balmaseda (unos 6,5 km), a orillas del río Kadagua, pasando por el área recreativa de Bolumburu.

Las fotos que ilustran esta entrada están tomadas entre el 13-11-2012 y el 29-01-2013, salvo las de la Vía Verde de Atxondo que son del 19 de mayo de 2020.

A LANZADA: Escapada al sur de Galicia

Galicia me encanta, por sus gentes, sus paisajes, sus playas, su gastronomía y porque no suele hacer mucho calor. Creo que este año, al viajar menos gente al extranjero, va a ser un destino muy solicitado. La propuesta que aquí os traigo la realicé hace un par de años en estas mismas fechas y pienso repetir. Primero pasé unos días en Viveiro, de lo que os hablé en otra ocasión, para concluir la escapada pasando tres noches en A Lanzada (Sanxenxo), en el sencillo pero acogedor Hotel Delfin Azul **, ubicado a orillas del mar, en la confluencia de las playas de Lapa y Área Gorda. Todavía recuerdo el arroz con bogavante que cené uno de los días. Estamos a 655 km de Leioa.

No soy de playa, pero me encanta contemplar el mar y dar paseos costeros, pues mi campo de entrenamiento, hasta el comienzo de la pandemia, era el entorno de la playa de Ereaga. Por ello, tras instalarnos en el hotel, el 11 de julio nos dispusimos a caminar bordeando la playa de Lapa, primero y los 2,5 km de enorme playa de A Lanzada, perteneciente a los concellos de Sanxenxo y O Grove, hasta el Hotel Samar. En total, más de 4 km y otros tantos de vuelta, en parte sobre pasarelas de madera para proteger el complejo dunar e intermareal, un humedal con gran interés ornitológico.

Hemos pasado solo tres noches, pero han sido casi cuatro días muy intensos. El 12 de julio dedicamos la mañana a caminar por nuestro entorno, dirigiéndonos en primer lugar a un lugar lleno de encanto situado a un paso de nuestro hotel, presidido por la ermita de Nosa Sra de A Lanzada, templo de estilo románico de comienzos del siglo XIII, que celebra su festividad el último domingo de agosto. Casi al lado tenemos los restos del castro y necrópolis de A Lanzada.

Nuestro caminar continúa bordeando la coqueta playa de Foxos, de arena blanca y muy fina. Seguimos por la orilla de la carretera hasta tomar el desvío en dirección a Punta Faxilda, el punto más septentrional del concello de Sanxenxo, desde donde contemplamos el Parque Nacional das Illas Atlánticas, con las isla de Ons en primer plano, cosa que hacemos desde el banco panorámico de Noalla, que sigue la moda de los “bancos más bonitos del mundo”. Llevamos unos 3 km de marcha, cuando emprendemos el regreso al hotel, caminando por senderos, lo más pegados posible a la costa.

A media mañana cogemos el coche y decidimos ir a tomar un Alvariño a Combarro, parroquia del municipio de Poio que se asoma a la ría de Pontevedra y dista tan solo 20 km del hotel. 6 km antes nos detenemos en el mirador de A Granxa, desde donde contemplamos a lo lejos las bateas en las que se cultivan los mejillones. Combarro esta declarado Conjunto Histórico por ser uno de los mejores ejemplos de arquitectura rural en Galicia, destacando sobre todo por sus hórreos y cruceiros. Un lugar a recomendar.

Estamos a 8 km de Pontevedra, así que optamos por ir a comer a la capital provincial, ciudad de la que tengo un grato recuerdo de una visita anterior y que he visto cambiada a mejor, pues su casco antiguo es peatonal. Por ello, en esta ocasión nos limitamos a recorrer el entorno de la plaza San Xosé, donde se ubica el monumento a la Tertulia, obra del escultor César Lombera, que recuerda que Pontevedra fue la cuna de los intelectuales gallegos a principios del siglo XX. También nos acercamos a la iglesia de la Peregrina, patrona de la provincia y símbolo de la ciudad. Completamos el recorrido por la gran plaza que presiden el convento e iglesia de San Francisco, para comer junto a la Casa de las Caras.

Ya he comentado que han sido unos días muy intensos, así que regresamos al hotel (39 km), con tiempo para pasar buena parte de la tarde. Tomamos un café y mientras mi mujer toma un rato el sol en la playa de Areas Gordas, situada nada más cruzar la carretera, me dirijo al cercano promontorio que separa esta playa de la de la Lapa, donde hay otro banco de Noalla, desde el que se tiene una preciosa vista de la ermita de Nosa Sra de A Lanzada. Menos mal que me informaron de ello en el hotel, pues creía que solo había uno.

El 13 de julio iniciamos una nueva jornada como siempre, caminando unos 9 km (ida y vuelta) por una de las pasarelas más hermosas de Galicia, el paseo de madera de Pedras Negras, en la vecina población de O Grove, cerca del Náutico San Vicente. Tras 2,5 km de marcha, finaliza la pasarela y continuamos caminando bordeando un terreno militar, por la derecha y pequeñas calas, por la izquierda, hasta llegar a la playa Castañeira. Al inicio de la ruta hay una escultura de marineros faenando y varios bares y restaurantes.

Hoy hemos optado por comer en un pueblo del que también tengo grato recuerdo, Padrón, distante 63 km. Para ello abandonamos por un momento la provincia de Pontevedra y pasamos a la de A Coruña. Padrón está vinculado a importantes figuras de la literatura gallega, como Camilo José Cela o Rosalía de Castro, a las que tiene dedicados sendos monumentos. También lo está a la ruta jacobea, contando con la iglesia de Santiago. Otro edificio de interés es el convento del Carmen, situado al otro lado del río Sar. Compremos bacalao en el mercado y los afamados pimientos a una vendedora situada enfrente, igual que los que luego comeremos en un restaurante. Aquí el cambio no ha sido tan bueno, pues en el viaje anterior en un bar del Paseo do Espolón, al tomar un Alvariño nos pusieron de tapa un huevo frito con patatas y una ración de pimientos de Padrón para compartir, pero eso pasó a la historia.

La escapada está tocando a su fin, pero con un espectáculo de la naturaleza, la puesta de sol en un lugar lleno de encanto. Para la «última cena» hemos elegido el Chiringuito Pé Na Praia: churrasco y huevos con criollo. 14 de julio. Antes de marchar caminamos un poco por el entorno de las playas y echamos un ultimo vistazo al hermoso rincón sobre el que se alza la ermita de Nosa Sra de A Lanzada. Por delante tenemos 655 km para regresar a Leioa, que efectuaremos en unas 6 horas si la A8 no está cortada a la altura de Mondoñedo por la niebla.

La escapada ha concluido. Pronto espero volver a este lugar, pues me ha encantado. El Hotel Delfin Azul nos espera.

La vuelta a Islandia (y 3)

15 de junio. Concluyo el relato del viaje por Islandia que dejaba hace quince días en Stödvarfjördur. Hoy tenemos por delante 185 km para llegar a la ciudad de Höfn. Será una jornada tranquila, pues iremos todo el tiempo por la carretera nº 1. Bordeamos el fiordo Benufjördur y a los 75 km nos detenemos para dar un paseo por Teigarhorn. Tenemos que hacerlo con cuidado, pues descubrimos varios nidos de patos, algunos con huevos y otros con pequeños patitos. 5km después nos detenemos en la localidad costera de Djúpivogur. 45 km más paramos en otro lugar lleno de encanto, pese a lo tristón que ha salido el día, Lækjavik, una playa de arena negra con una enorme roca. Enseguida volvemos a realizar dos paradas en Eystrahorn (reflejo) y en el faro de Hvalnes. Nos quedan 51 km hasta Höfn, teniendo como telón de fondo las montañas nevadas y los glaciares.

Al final se ha quedado un día precioso, así que disfrutamos de la tarde en Höfn, tras comer en el apartamento en el que pasaremos la noche, Skyjaborg Apartment. Höfn es un importante puerto pesquero que ocupa una especie de península en la costa sudeste de Islandia. Nos acercamos a la zona del puerto y a un parque costero, en el que vemos varios tipos de aves, volviendo a ser atacados por los charranes. Höfn cuenta con bastantes servicios, cosa que no hemos tenido en otros pueblos, así que para cenar me obsequio con unas cigalas en tempura y otras a la plancha en un restaurante del puerto. Al día siguiente desayunamos en el apartamento unos croissants recién hechos. No olvidaré fácilmente este pueblo rodeado por el mar y las montañas.

16 de junio. Para hoy tenemos 192 km, pero a los 79 hacemos la primera parada en uno de los puntos fuertes del viaje, Jökulsárlón, el mayor y más conocido lago glaciar de Islandia, situado en el extremo sur del glaciar Vatnajökull. Su atractivo principal es que está lleno de icebergs. Llegamos con un tiempo tristón y con bastante niebla pero, como no tenemos prisa, pasamos un buen rato hasta que el tiempo levantó. ¡Menuda diferencia! Organizan excursiones en lanchas y barcos con ruedas, pero preferimos bordearlo a pie, eludiendo los ataques de los charranes árticos. De hecho un tramo tuvimos que hacerlo en coche, pues fuimos incapaces de pasar caminando. Pronto descubrimos el motivo. Estaban con las crías que pude fotografiar bajando un poco la ventanilla. También vimos unos coloristas patos y un par de focas en el cercano mar.

10 km después nos detuvimos en Fjallsarlon, una pequeña laguna glaciar que proviene del glaciar Fjallsjökull y cuenta con pequeños icebergs. Llegamos tras un breve recorrido a pie, teniendo como telón de fondo la imponente lengua del glaciar. Lástima que el día está muy avanzado y se ha vuelto a nublar. No había comentado que, tras abandonar la ciudad de Höfn camino de Jökulsárlón, circulando siempre por la carretera nº 1 que da la vuelta a la isla, fuimos bordeando el glaciar Vatnajökull y nos detuvimos a tomar un café en un bar que parece una enorme biblioteca.

17 de junio. Hemos pasado la noche en la Dalshöfdi Guesthouse, un lugar situado en Kálfafell en medio de la nada. De hecho el GPS nos indicó que habíamos llegado a nuestro destino 1 km antes de llegar, en una pista en la que no había nada. Tuvimos que llevar algo para cenar, pero al día siguiente nos prepararon un buen desayuno, tras el que caminamos hasta un cercano río que baja con mucha fuerza, formando una pequeña cascada, prueba de que estamos en pleno deshielo. Abandonamos el lugar a media mañana deteniéndonos 38 km después en Kirkjubæjarklaustur para ver Kirkjugólf (suelo de la iglesia), una formación de basalto que se asemeja a la planta de una iglesia situada a un par de kilómetros. Camino de Vik nos detenemos para fotografiar una cascada.

Volvemos a pasar dos noches en el mismo lugar, en la ciudad de Vik i Myrdal, la más meridional de Islandia, que cuenta con varios restaurantes. Tras la comida aprovechamos para visitar la iglesia Reynir, que destaca por su tejado rojo. Está situada en la parte alta de la población, por lo que de ella se tiene una vista excepcional. Bajamos luego a la playa de arena negra para contemplar los Reynisdrangur, tres supuestos «trolls» gigantes de roca, una de las imágenes típicas del país. Nos desplazamos luego a Dyrhólaey, pero empieza a llover así que, en un momento que cesa nos acercamos a ver las columnas de basalto en la playa Reynisfjara. Se nota que estamos en la zona más lluviosa de Islandia, pues en mi anterior viaje también diluvió.

18 de junio. Para hoy tenemos previsto recorrer 120 km, comenzando la jornada desplazándonos hasta el promontorio de Dyrhólaey, importante reserva natural en el que anidad varias especies de aves, como los frailecillos que no tenemos la suerte de ver pese a que dicen que abundan. Realmente no vimos casi nada, pues el gran arco y el faro se ocultan en la niebla. El tiempo levantó y volvimos más tarde para tomar las fotos y contemplar desde otro ángulo los Reynisdrangur, los tres supuestos «trolls», eso sí, cuando el rebaño de vacas nos dejó pasar por la carretera. La siguiente cita fue en Skógafoss, una de las mayores cascadas del país, que tiene 25 metros de anchura y una caída libre de 60 metros. Luego regresaremos a cenar junto a ella, enterándonos de que España había perdido 2-0 ante Chile en la Copa del Mundo de Fútbol. Casualmente cenamos con vino chileno.

Hoy toca otra espectacular cascada, Seljalandsfoss, que tiene la peculiaridad de que se puede caminar por un sendero por detrás de ella, para lo que hay que llevar chubasquero ya que al tener unos 60 metros de caída salpica bastante, sobre todo si hace viento. Comimos el bocata frente a la cascada y nos desplazamos al centro de visitantes del volcán más conocido de Islandia, Eyjafjallajökull, que en el año 2010 colapsó los aeropuertos de buena parte de Europa. La erupción arrojó unos 250 millones de metros cúbicos de ceniza volcánica a la atmósfera, llegando a una altura de 11.000 metros.

19 de junio. Último día en el que disponemos del coche, pero antes tenemos que recorrer 300 km, deteniéndonos cuando llevamos 181 para caminar por el entorno de la impresionante cascada de Gullfoss, conocida como la cascada Dorada. Se encuentra en el cañón del rio Hvita y tiene un caudal de 140 m³ por segundo en verano, contando con tres saltos de 11, 21 y 32 metros de altura. Lo más espectacular de esta cascada es que parece ocultarse en el cañón tras su último desplome.

10 km después nos detenemos en la zona geotérmica de Haukadalur en la que tenemos que abrir el paraguas, pues llueve bastante. Pasamos un buen rato contemplando el géiser Strokkur, que tarda en entrar en acción entre 2 y 10 minutos, alcanzando unos 25 metros de altura. Sin embargo no pudimos ver el gran Geysir, del que los géiseres toman su nombre, que en el año 2000 alcanzó los 122 metros de altura, pero que desde ese año solo entra en erupción cuando hay un terremoto. Me quedo con la imagen de cuando lo contemplé en mi anterior viaje. Comemos en un restaurante cerca del géiser y nos dirigimos directamente al hotel, quedándonos sin ir al Blue Lagoon o Lago Azul, el lugar más frecuentado por los turistas que buscan relajarse en un agua con múltiples propiedades. También estuve con anterioridad.

20 de junio. Último día de viaje para conocer la capital del país, Reykjavik, que nos decepciona un poco tras haber disfrutado durante dos semanas de tanta naturaleza en forma de cascadas, géiseres, glaciares y fiordos. No obstante hay que conocerla y visitar lo más importante, entre lo que destaca la modernista iglesia Hallgrímskirkja y el Harpa Concert Hall. También vemos varias esculturas, la Stjórnarrádidadir (Casa de Gobierno), la Catedral luterana (Dómkirkjan), el Ayuntamiento y la Solfarid o barca solar.

Lo último que hacemos es recorrer las dos únicas calles comerciales de la capital, Hverfisgata y Laugavegur, la verdad es que bastante animadas. En esta última realizamos la última comida en el país en el Restaurante Italia, que prepara una buena variedad de platos italianos en versión islandesa. En los pueblos en los que hemos pernoctado no había mucho donde elegir.

El viaje está a punto de concluir. Un momento de descanso en el hotel y traslado al aeropuerto, pues a las 00:50 sale el vuelo de Lufthansa con destino a Dusseldorf, donde enlazaremos con el de Bilbao tras pasar cuatro horas en el aeropuerto. El viaje ha concluido. Me ha encantado Islandia por su generosa naturaleza.

RIOJA ALAVESA: Regreso a la “nueva normalidad”

18 de junio. Día 96 de confinamiento y 11 de Fase 3. Tenía unas ganas terribles de rebasar los límites de Bizkaia, así que decidimos pasar un par de días en un punto bastante lejano, en la muga con La Rioja y Nafarroa, para irme adaptando a la “nueva normalidad” a la que pasábamos esa misma noche. Han pasado 97 días desde que hicimos noche en Salamanca, el 14 de marzo, a nuestro regreso de Portugal. Ya era hora. Quería hacerlo antes de que estos lugares se masifiquen y sentir la sensación de volver a viajar y cómo poder hacerlo. Eso sí, como sucediera en Salamanca, tuve que cenar de bocadillo, pues el restaurante todavía no estaba abierto por la noche. Lo mismo sucedió con otros dos en los que había pensado comer el día 19, en Samaniego y Páganos, que no abrirán hasta el 1 de julio y 24 de junio respectivamente. Salvo esto todo fue normal y pude disfrutar con poca gente de Laguardia, pues el Hotel Marixa fue el lugar elegido para alojarnos. Cada vez que entrabas en el casco antiguo, un cartel te recordaba la conveniencia de usar mascarilla.

123 km separan Bilbao de Laguardia, teniendo que pasar en dos ocasiones, sin detenernos, por la vedada La Rioja, a la altura de Briñas y San Vicente de la Sonsierra. En Samaniego hicimos la primera parada para el hamaiketako. Del pueblo sobresale majestuosa la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de la segunda mitad del siglo XVI, adosada al único torreón que subsiste de una antigua fortificación. Otro edificio notable, el Palacio de Samaniego, está siendo restaurado. Antes de llegar nos detuvimos para tomar una vista panorámica del pueblo junto a la modernista y acristalada Bodega Baigorri.

La siguiente parada la hacemos en Elciego, donde se celebra un pequeño mercadillo. Pasamos junto a la iglesia de la Virgen de la Plaza y vamos descubriendo interesantes edificios, como el Ayuntamiento y los palacios de Ramírez de la Piscina y de Navarrete Ladrón de Guevara, conocido como «Casa de los Hierros», con su escudo de esquina. Nuestro destino es la iglesia de San Andrés. Tenemos la suerte de coincidir a nuestra llegada con el párroco, quien nos abrió la puerta, pudiendo disfrutar de su precioso retablo barroco, previo pago de 1 € para iluminarlo. Desde un punto cercano contemplamos el Hotel Marqués de Riscal, diseñado por Frank O. Gehry, autor también del Museo Guggenheim de Bilbao.

Como hasta las 14 h no nos dan la habitación, nos desplazamos a la cercana población de Elvillar/Bilar, en cuyas proximidades se encuentra uno de los dos dólmenes alaveses que más me gustan, la Chabola de la Hechicera (Sorginaren Txabola). El otro es el Dolmen de Aizkomendi, ubicado en Egilaz. La cámara está formada por 9 losas que describen una figura poligonal. La galería cuenta con 5 losas más las de cierre. La de cubierta estaba partida en tres pero después de restaurarla fue colocada en la que se supone fue su posición original. Coincidimos en nuestra visita con el rodaje de une spot para promocionarlo.

Tras una larga comida y unos momentos de descanso, pasadas las 5 de la tarde nos disponemos a recorrer, a lo largo de tres horas, el Biotopo protegido “Complejo lagunar de Laguardia”, un itinerario que merece la pena pero nada recomendable si hace calor, pues no hay una triste sombra en los 10 km de recorrido. Cerca del hotel tenemos el ascensor que nos deposita en la parte inferior de Laguardia, donde comienza la ruta señalizada. Un consejo: pese a que a veces coincidan, no sigáis la flecha naranja sino los indicadores con dos líneas azul y blanca y cuatro arbolitos. La ruta pasa sucesivamente por la balsa el Prao de Paúl y tres lagunas, Carravalseca, Musco (está sin agua) y Carralogroño (la más hermosa). Por el camino (al principio carretera), tenemos extraordinarios paisajes de viñedos, pero también almendros y nogales, además de una variada flora, teniendo como telón de fondo la muralla de Laguardia, la sierra de Toloño y, más alejados el pico Castillo de la Población (León Dormido) y el Yoar.

Llegamos del recorrido por las lagunas justo con tiempo para tomar un par de vinos y cenar, así que el día 19 lo primero que hicimos fue recorrer el casco antiguo de Laguardia, población que forma parte de los pueblos más bonitos de España, cosa que no resulta extraño pues es una preciosidad. Iniciamos así la “nueva normalidad”, sin casi gente en la calle, rodeando la iglesia de San Juan, de aspecto fortificado. Seguimos viendo varias puertas de la muralla y, por la calle Mayor, nos dirigimos hasta la coqueta plaza Mayor, donde se encuentran los Ayuntamientos nuevo y viejo y un reloj carillón con autómatas. Nuestro recorrido nos llevó a continuación a la Torre Abacial, junto a la que se encuentra la iglesia de Santa María de los Reyes, en la que destaca su pórtico policromado que no pudimos ver en esta ocasión. Antes de salir del recinto amurallado nos detuvimos ante el curioso grupo escultórico “Viajeros”, de Koko Rico. Laguardia bien merece una detenida visita.

Continuamos nuestro recorrido por territorio alavés hasta el límite con Nafarroa, pasando por Oion, a un paso de Logroño, para llegar a uno de sus concejos, Labraza. Este pequeño pueblo siempre me ha encantado por su sabor medieval, pues está situado sobre un cerro completamente amurallado. En lo alto debió haber un castillo, pero ahora lo que se eleva de la población es la iglesia de San Miguel. Da gusto traspasar las puertas de la muralla y caminar por sus empinadas calles desiertas un viernes por la mañana.

Para hacer tiempo hasta la comida buscamos un pueblo que tuviera algún bar en el que tomar algo, así que, pasando por Yécora nos dirigimos a Lanciego/Lantziego, completando nuestro recorrido entre viñedos. Destaca en esta población la iglesia de San Acisclo y Santa Victoria, junto a la que se encuentra otro notable edificio, el Ayuntamiento, aunque nos quedamos con las ricas cerezas de Corella que compró mi mujer en un puesto ambulante, ubicado a la entrada del pueblo. No tuvimos suerte con los posibles restaurantes que habíamos seleccionado para comer, pues todos estaban cerrados, así que lo hicimos en uno situado entre la Ertzaintza y el surtidor que hay a la entrada de Laguardia. Muy bien por cierto. Y de aquí a casa. La breve escapada ha concluido.

Como hemos estado en varias ocasiones, esta vez no nos detuvimos en Labastida/Bastida, población que puede ser objeto de otra escapada, ya que cuenta con una amplia oferta hostelera e interesantes alrededores: San Vicente de la Sonsierra, Briones, Haro…, a los que todavía no podía acceder la pasada semana por estar en La Rioja. Lugar de veraneo de bastantes personas de Bizkaia y Gipuzkoa, Labastida es una población monumental, que cuenta con bodegas, interesantes palacios blasonados, los arcos de Toloño y Larrazuria, y notables edificios como el Ayuntamiento, la iglesia parroquial de Ntra Sra de la Asunción y la ermita del Santo Cristo. También es el lugar perfecto para degustar unas chuletillas al sarmiento, máxime si conoces a alguien que tenga txoko.

Labastida/Bastida es un buen punto de partida para realizar rutas a pie, a la sombra del monte Toloño, caminando entre viñedos y descubriendo lagares (tumbas) rupestres. Otra ruta, de unos 10 km de recorrido, es la que va desde Salinillas de Buradón, concejo ubicado cerca de Briñas, hasta el propio Labastida. Eso si, conviene llevar dos coches para recuperar uno de ellos al final de la marcha. Cuenta Salinillas con interesantes edificios como el palacio de los Condes de Oñate, la iglesia de la Inmaculada Concepción y los arcos abiertos en la muralla.

La vuelta a Islandia (2)

Continúo el relato de nuestro viaje por Islandia que dejaba hace quince días en Varmahlid (Skagafjördur). 11 de junio. Para hoy tenemos tan solo 162 km para llegar a Akureyri, donde pasaremos las dos próximas noches. Cuando llevamos recorridos 117 nos detenemos en la población de Dalvik, que cuenta con un importante puerto pesquero, en el que vemos a una pareja de eider con sus crías y a varios pescadores, principalmente niños. Recorremos luego el fiordo Eyjafjordur, rodeado por la cordillera de los Tröllaskagi, pasamos por Arskossandur y nos volvemos a detener en Hauganes.

La Hrafninn Guesthouse será nuestro alojamiento las dos próximas noches. Estamos en Akureyri, la capital del norte de Islandia y cuarta ciudad más poblada del país, pero que realmente no me dice nada, salvo que cuenta con varios comercios, bares y restaurantes, algo no muy frecuente en los pueblos en los que pernoctamos. Tampoco me dice mucho el principal templo de la ciudad, la iglesia de Akureyri (Akureyrarkirkja), pero pasamos un buen rato en el jardín de la guesthouse jugando al balón con un perro que hacía de portero. Muy bueno, por cierto.

12 de junio. Hoy tenemos por delante 192 km, con dos platos fuertes. El primero de ellos sólo lo haremos si el día sale bueno. Nuestro destino es la población de Husavik, un pueblo de postal situado en la orilla oriental del golfo de Skjálfandi, rozando el Círculo Polar Ártico y rodeado de montañas nevadas. Como estamos en la capital europea de la observación de ballenas y el día ha salido radiante, embarcamos en el Haukur, un barco tradicional en el que pasamos 4 horas navegando en busca de ballenas. Las más comunes en Islandia son las Minke, que miden de 7 a 10 metros y pesan 10 toneladas. Las vimos bastante cerca y también grandes grupos de frailecillos. La excursión ha resultado espectacular.

El segundo plato fuerte lo tenemos por la tarde. Se trata de Goðafoss, una de las cascadas más espectaculares de Islandia, que en islandés significa “cascada de los dioses”  En este lugar las aguas del río Skjálfandafljót se desploman desde una altura de 12 metros, con una anchura de 30. Cuenta la leyenda que cuando en el año 999 el parlamento medieval decidió la conversión de Islandia al cristianismo, el sacerdote Þorgeir cogió los ídolos paganos y los arrojó en este lugar, por lo que desde entonces recibe este nombre. El día ha resultado perfecto, pues además de ver ballenas hemos contemplado las cascadas iluminadas por el sol, teniendo como telón de fondo las montañas nevadas.

13 de junio. Hoy nos toca un día muy intenso y de muchos kilómetros (420). A los 91 km hacemos la primera parada en el lago Mývatn, en islandés “lago de las moscas enanas”. Y qué razón tiene el nombre, pues hay muchas y muy molestas, pese a ser el alimento de las colonias de patos. Nos detenemos junto a los pseudocráteres de Skútustaðagígar, que nunca han entrado en erupción. La siguiente parada fue en Höfði, una pequeña península que se adentra en el lago y cuenta con unos curiosos pináculos de lava. Concluimos el recorrido por esta zona en Dimmuborgir, una vasta área de formaciones de lava, siendo la más espectacular la Kirkjan, con forma de iglesia.

Muy cerca tenemos la siguiente cita. Se trata de Myvatn Nature Baths, baños naturales similares a los de la famosa Blue Lagoon de Reykjavík, a la que pensamos ir, así que no nos detenemos. Nuestro siguiente destino está muy cerca. Se trata de Hverir, la mayor solfatara de Islandia, situada al pie de la colina roja de Námafjall. Recorremos toda la zona caminando entre pozas con lodo y agua hirviendo, potentes fumarolas de gases, terreno con un color amarillento propio de áreas sulfurosas, que muestran la actividad volcánica de la zona. Eso sí, hay que respetar los cordones de seguridad, mientras caminamos con un fuerte olor a azufre y con la especie de niebla que originan las fumarolas.

Continuamos 35 km por la carretera nº 1 y cogemos un desvío a la izquierda, la carretera 864, que nos conduce a nuestro siguiente destino, la cascada de Dettifoss (32 km por pista de tierra). Situada en el Parque Nacional de Vatnajökull, su agua viene desde el glaciar Vatnajökull, motivo de su color lechoso. La cascada tiene 100 metros de ancho y 44 de caída a través de cañón Jökulsárgljúfur. Dicen que Dettifoss es la cascada más potente de Europa, pues tiene un caudal medio de 193 m³/seg. Muy cerca tenemos la cascada de Selfoss, de 11 metros de altura, que nos conformamos con verla desde la carretera, pues la tarde avanza y todavía nos restan 233 km para llegar al hotel.

El día está resultando de lo más variado y todavía nos queda mucho que ver, aunque solo tenemos tiempo de detenernos al borde de la carretera para fotografiar los extraordinarios paisajes, las ocas y las ovejas. Tan solo estiramos un poco las piernas para acercarnos a una potente cascada, fruto del deshielo de las montañas todavía nevadas. Por delante tenemos la preciosa vista del lago Lagarfljót y los fiordos del Este. A última hora de la tarde llegamos al Saxa Guesthouse, situado en Stödvarfjördur, donde pasaremos las dos próximas noches. Antes de cenar, celebramos mi 60 cumpleaños con una buena botella de vino.

14 de junio. Iniciamos una nueva larga jornada con 308 km por delante. Circulamos por la carretera 1 que discurre pegada a la costa por los fiordos del Este, descubriendo de nuevo extraordinarios paisajes. Pronto abandonamos esta carretera para coger la 95, rumbo al lago Lagarfljót, convertida en pista de tierra. En cuanto ganamos un poco de altura, tenemos la nieve al lado y algún pequeño lago. Nos detenemos varias veces para fotografiar un extraño grupo de cabras y varios de ovejas, generalmente acompañadas de sus crías (siempre dos).

Bordeamos el lago Lagarfljót por la carretera 931 y llegamos al principal destino de esta jornada, el Parque Vatnajopuls, donde se encuentran dos hermosas cascadas, distando la última de ellas unos 2,5 km. Tenemos que caminar por un sendero con una notable pendiente. Tras el primer repechón llegamos a la primera cascada, Litlanesfoss, embellecida por las columnas de basalto que la rodean. El terreno se ensancha bastante y la pendiente disminuye cuando ya divisamos al fondo la segunda cascada, Hengifoss, una de las más altas del país, al tener 118 metros de caída. Estamos en un lugar lleno de encanto.

Bordeamos de nuevo el lago Lagarfljót para llegar a Egilsstadir, donde cogemos la carretera 93 con rumbo a Seyðisfjörður. Vamos ganando altitud mientras subimos el puerto de Fjarðarheidi, circulando por una buena carretera, que parece una trinchera abierta en la abundante nieve que la rodea. En el descenso nos detenemos en la cascada Gufufoss. Enseguida llegamos a Seyðisfjörður, precioso pueblo costero que destaca por sus pintorescas casas de madera de colores, de estilo noruego. La última parada la efectuamos en otro pueblo costero, Faskrúdsfjorður, que conserva los nombres de sus calles también en francés, recordando que hasta 1935 era el principal centro de pescadores franceses del este de Islandia. A última hora de la tarde regresamos al Saxa Guesthouse, en Stödvarfjördur, desde donde seguiremos nuestro recorrido hacia la costa Sur. El viaje continúa.

Sepúlveda y las Hoces del río Duratón (Segovia)

Escribo estas líneas cuando todavía ignoro en qué fecha podré desplazarme con libertad y seguridad por otras comunidades pero, como creo que este año viajaremos sobre todo por otros lugares del estado, he recordado un lugar que siempre me ha agradado. Se trata de Sepúlveda, población segoviana de un millar de habitantes. Distante 318 km de Leioa, está declarada conjunto histórico-artístico y forma parte de los pueblos más bonitos de España. Además de tener oportunidad de comer un rico cordero asado, podemos realizar un precioso recorrido a pie por las Hoces del río Duratón. Las fotos que ilustran este reportaje las tomé en una escapada realizada del 29 al 31 de mayo de 2009. Es la entrada nº 100 de este blog, que comencé el 26 de febrero de 2019.

Entre los edificios de interés monumental tenemos la iglesia de Santiago, románica del siglo XII, cuyo interior ha sido convertido en la sede de la Casa del Parque de las Hoces del Río Duratón, reuniendo una interesante colección de fotografías de aves. La iglesia tiene una sola nave rectangular y un ábside de estilo mozárabe. Cuenta también con una cripta subterránea, con tumbas del siglo X.

Sepúlveda fue un importante enclave defensivo durante la Edad Media, conservando algunos tramos de la muralla. Accedemos al casco antiguo por la Puerta Ecce-Homo, deteniéndonos ante la iglesia de San Bartolomé, románica de los siglos XI-XII. Nuestro destino es la Plaza de España, centro neurálgico de la población, en el que se celebraban las ferias y bailes populares además de las corridas de toros. En ella se encuentra el edificio del Reloj, del siglo XVII, que está adosado a uno de los torreones del que fuera castillo de la localidad. Es el rincón urbano que más me gusta.

Nos dirigimos ahora a la parte más alta de la villa, donde se encuentra la iglesia de San Salvador, cuya construcción se inició en el siglo XI (año 1093), por lo que está considerada como la más antigua de la provincia de Segovia y uno de los mayores exponentes del románico sepulvedano. Desde 1931 está declarada Bien de Interés Cultural, en la categoría de monumento.

Completamos nuestro recorrido por Sepúlveda acercándonos hasta el santuario de de la Virgen de la Peña, iglesia románica del siglo XII, que cuenta con una sola nave y una torre, también románica, adosada al muro norte. Destaca el pórtico de entrada y, en su interior, el retablo barroco del siglo XVIII, con la imagen de la Virgen de la Peña, románica, probablemente del siglo XII. Fue declarada Monumento Nacional en 1931.

Además de para comer cordero y ver iglesias románicas, nos hemos desplazado a Sepúlveda para caminar por el Parque Natural de las Hoces del río Duratón, un lugar de extraordinaria belleza, a lo que dedicamos el día siguiente de nuestra llegada. Junto al santuario de de la Virgen de la Peña tenemos un mirador que nos da idea de cómo es el cañón que vamos a recorrer. Abandonamos Sepúlveda saliendo por la Puerta de la Fuerza, resto de la antigua muralla, rodeada de campos cubiertos de amapolas.

Caminamos por la Senda de los Dos Ríos, sendero circular señalizado que permite ver el cañón del Duratón y buena parte del patrimonio de Sepúlveda. Tiene 5,2 km de recorrido y un desnivel de tan solo 80 metros, por lo que se realiza sin dificultad en menos de hora y media, parando a sacar fotos. Caminamos primero por una antigua calzada romana hasta introducirnos en el cañón. Pronto pasamos por una chopera y el camino parece estar nevado, debido a la pelusa que suelta este árbol por estas fechas, conocida como los copos de nieve de los chopos.

Seguimos caminando por la Senda de los Dos Ríos mientras disfrutamos de las vistas del cañón, sobre el que sobrevuelan los buitres. Descendemos hasta el puente Tolcano mientras emprendemos el regreso hasta el punto de partida. Ahora toca subir un poco para pasar por otros restos de la muralla, antes de divisar una extraordinaria vista del conjunto monumental de Sepúlveda. El recorrido nos ha encantado. Merece realmente la pena.

Al día siguiente, antes de regresar a casa, nos dirigimos hasta la ermita de San Frutos, construcción románica de siglo XII, dedicada al patrón de Segovia. Dista tan solo 16,5 km de Sepúlveda y su emplazamiento es espectacular, a modo de balcón sobre un meandro que forma el río Duratón. Es probablemente el lugar más hermoso del Parque Natural de las Hoces del río Duratón. Al aparcamiento se accede desde el pueblo de Villaseca por una pista de tierra, teniendo luego que caminar un cuarto de hora para llegar a la ermita. Como el día está radiante, aprovechamos para dar un agradable paseo de 4 km por la Senda de la Molinilla. La escapada ha concluido.

La vuelta a Islandia (1)

Veo muy lejano todavía el día en que podamos viajar con libertad y seguridad por el mundo. De no haber sufrido la pandemia, en estas fechas estaría a punto de salir a uno de estos tres destinos: Madagascar, Kenya o Armenia. Sin embargo aquí sigo y sin poder hacer planes futuros. En junio he viajado por numerosos países, así que a lo largo de este mes iré rememorando uno de ellos, Islandia, un país que me encantó sobre todo por su generosa naturaleza. Era el segundo viaje que realizaba a ese país, aunque el primero fue más breve. Al que ahora me refiero lo realicé del 6 al 21 de junio de 2014. Volamos dos parejas con Lufthansa a Reykiavik, vía Düsseldorf, alquilando allí un coche para dar la vuelta a la isla. En el fondo del maletero llevábamos nuestro secreto, una serie de “vicios” que allí sería difícil de encontrar y una botella de vino de Rioja para cada día, que tomábamos cuando llegábamos a nuestro destino, antes de cenar. Ocho de ellas las compramos en el Duty Free del Düsseldorf International Airport. El precio en Islandia es muy caro.

Dos horas de vuelo desde Bilbao y a las 15:00 aterrizamos en Dusseldorf, ciudad en la que había pernoctado dos noches pero que no conocía. Como hasta las 21:35 no salia nuestro vuelo a Reykiavik y el día estaba espectacular, decidimos coger el tren y trasladarnos al centro de la ciudad. Hay servicios constantes y el viaje tan solo dura de 5 a 7 minutos. Como no disponemos de mucho tiempo, nos limitamos a recorrer el entorno cercano a la estación central, el Altstadt, el barrio más famoso de la ciudad, que literalmente significa «ciudad vieja», así como la Basílica de San Lamberto (St. Lambertuskirche), del siglo XIV y estilo gótico. Nos ha gustado lo que hemos visto, pero tenemos por delante casi tres horas y media de vuelo hasta el Reykjavik Keflavik International Airport donde, debido al cambio de hora, aterrizamos a las 11 de la noche, bueno del día, pues durante el mes de junio casi no hay noche. La última imagen está tomada casi una hora después. Nada más llegar nos trasladaremos al hotel, situado a tan solo 6,8 km del aeropuerto, el Bed and Breakfast Keflavík Airport ***.

7 de junio. Hoy tenemos uno de los días más largos de viaje, 406 km por la costa occidental de la isla. El paisaje es espectacular y eso que acabamos de empezar la ruta. Pronto nos detenemos ante numerosos montones de piedras apiladas. El punto fuerte de hoy consiste en recorrer el Parque Nacional de Thingvellir (Þingvellir), donde se congregó por primera vez, en el año 930, la asamblea que representaba a todos los habitantes de Islandia, que siguió reuniéndose al aire libre hasta 1798. En 2004 fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Un sendero nos lleva por la gran falla Almannagjá, que divide los continentes europeo y americano. Caminamos también hasta la cascada Öxarárfoss y visitamos la iglesia de Þingvallakirkja, situada junto a la granja de Þingvallabær, residencia oficial de verano del primer ministro.

Por la tarde continuamos el viaje por los valles internos de Borgarfjörđur, teniendo que circular ahora por una pista de tierra que discurre por una meseta, a unos 700 metros de altitud, rodeada de pequeños glaciares y montañas. Por primera vez tenemos ocasión de pisar la nieve. El lugar es extraordinario y completamente solitario, pero nos preocupa qué hacer si tenemos un incidente, pues casi no hay tráfico al estar avanzada la tarde. Poco a poco vamos descendiendo, contemplando alguna pequeña cascada antes de llegar a la población costera en el que se encuentra el Hotel Olafsvik ***, en el que pasaremos las dos próximas noches.

8 de junio. Hoy disponemos de todo el día para recorrer y explorar los paisajes de la península de Snæfellsnes, unos 100 km, regresando a pernoctar a Ólafsvík. Qué bien no tener que cambiar de hotel. Vemos una colonia de eider común y gaviotas anidando. Al intentar caminar por una carretera, por primera vez somos atacados por un grupo de charrán ártico. Buena lección pues nos sucederá más veces, ya que anidan en el suelo en los prados cercanos. Es bueno caminar con gorrro, para que no te den picotazos en la cabeza y, mejor, paraguas, para protegerte de sus excrementos con los que te bombardean. Vemos también una pequeña granja tradicional.

Continuamos recorriendo la península de Snæfellsnes por la costa de Kardsvik, caminando hasta el faro del cabo de Öndverðarnes, desde el que podemos admirar coladas de lava. Más adelante vemos un pequeño rebaño de ovejas y una solitaria foca. Continuamos por la ruta de los faros dirigiéndonos al de Skalasnagaviti, desde donde contemplamos el nevado volcán Snæfellsjökull y una hermosa formación rocosa en el acantilado. Seguimos por la zona de cráteres Hólahólar, deteniéndonos en uno de forma semicircular, Saxhóll. Todavía tenemos un faro por delante, el de Malarriff.

Como los días son muy largos, seguimos recorriendo la península de Snæfellsnes, conocida como la “Islandia en miniatura”, teniendo la primera cita en Lóndrangar, un par de agujas de roca escarpadas a orillas del mar. De allí nos dirigimos a Hellnar, un antiguo pueblo pesquero que cuenta con un centro de interpretación y una coqueta iglesia, desde la que se tiene espectaculares vistas. De aquí nos dirigimos a la playa de Arnarstapi, que cuenta con una curiosa escultura. Muy cerca tenemos uno de los lugares más vistosos de la jornada, el Arco de Gatklettur. Antes de regresar al Hotel Olafsvik nos detenemos a fotografiar una cascada.

9 de junio. Hoy toca nuevo día de desplazamiento, más de 400 km por el noroeste de la isla, para ir desde Olafsvik hasta Varmahlid (Skagafjördur), donde pasaremos las dos próximas noches. La primera parada la efectuamos en Grundarfjordur, continuando hacia Stykkishólmsbær, para visitar su moderna iglesia (1990), obra del arquitecto finlandés Jon Haraldsson. De allí nos dirigimos a Hvammstangi, villa pesquera en la que pudimos ver secaderos de pescado y algunas colonias de eider común. Dos jóvenes corderos llaman nuestra atención antes de detenernos en Hvítserkur para fotografiar una solitaria foca y una curiosa formación rocosa. Continuamos la ruta pasando junto a un buen grupo de los tradicionales caballos islandeses y nos detenemos en Blonduos, para visitar otra modernísima iglesia. Concluimos la jornada en el Hotel Varmahlíd ***, donde para cenar me obsequio con un solomillo.

10 de junio. Volvemos 8 km hacia atrás para visitar la granja Glaumbær o Museo Etnográfico de Skagafjörður, pues no nos dio tiempo ayer. Está dedicado a las viejas granjas de turba y muestra la forma de vida rural de los granjeros de los siglos XVIII y XIX. Como en Islandia no había madera, para el armazón y el revestimiento de la casa se utilizaban piezas de césped seco. Las pequeñas casas están unidas por un corredor central interior, que evita salir al exterior cuando la nieve alcanza mucha altura. Al lado hay una pequeña iglesia.

Regresamos a Varmahlíd y continuamos la ruta hacia el norte. Tenemos por delante 240 km entre ida y vuelta. Nuestro primer destino es el fiordo Skagafjordur, un lugar lleno de encanto y una de las estampas tradicionales de Islandia: mar, campos floridos montañas nevadas, caballos, colonias de eider común y otras aves, pequeñas casas… En el centro de este paraíso está el pueblo pesquero de Hofsos. Además nos ha salido un día extraordinario. En las dos veces que he estado en Islandia ha hecho mucho mejor tiempo en el norte que en el sur.

Ha salido un día tan bueno que hay que aprovecharlo, así que continuamos nuestra ruta hasta Siglufjörður, pequeña localidad pesquera situada en el fiordo del mismo nombre. Es un lugar de postal con grupos de gaviotas y de patas con sus patitos. Es el punto más al norte que alcanzaremos en el viaje. De regreso a Varmahlíd nos desviamos un poco de la ruta para visitar la Catedral de Hólar, la iglesia de piedra más antigua de Islandia. Al lado se encuentra la torre de 27 metros de altura, construida en 1950. Cerca de Hólar se encuentra Nyibaer, una granja de madera y techos de turba construida en 1860. El viaje continúa.

Escapada a Fuente Dé (Cantabria)

Tras dos meses y medio sin poder desplazarme con libertad, tengo muchísimas ganas de poder estar en un entorno natural. Aunque la propuesta de hoy la he realizado en varias ocasiones, he querido rememorar la efectuada entre el 21 y el 23 de mayo del lejano 2010, por situarme en unas fechas como en las que ahora nos encontramos. Cómo me gustaría poder repetirla ahora, máxime con el tiempo tan espectacular que nos acompañó, no como dos años antes, por las mismas fechas, en la que los protagonistas fueron la niebla y la lluvia. Nuestro campamento base estuvo en Fuente Dé, a 219 km de Leioa, desde donde hicimos la ruta a pie desde el mirador de El Cable hasta Espinama y regreso a Fuente Dé.

Aprovechando una oferta de 2×1, nos alojamos en un lugar espectacular, el Parador de Fuente Dé ***, un moderno hotel de montaña ubicado en un idílico paraje a los pies de las montañas del Parque Nacional de Picos de Europa, junto al conocido teleférico. Para las cenas optamos por el restaurante del coqueto Hotel Rebeco **, donde se quejaban de que les resultaba imposible competir con las ofertas de alojamiento del Parador.

Situado en el corazón de los Picos de Europa, el Teleférico de Fuente Dé salva un desnivel de 753 metros, subiendo a los pasajeros desde los 1070 metros a los que se encuentra Fuente Dé, hasta los 1823 metros de altitud de la estación superior, en menos de 4 minutos, a una velocidad de 10 m/s. La longitud del cable es de 1.450 metros. El precio del viaje de ida y vuelta es de 18 €, uno menos en temporada baja. Existen descuentos para grupos y federados en montaña.

Éste es el perfil de la ruta que vamos a realizar, tramo El Cable-Fuente Dé, con casi todo el recorrido de descenso. Son 14,5 km, que se realizan con total tranquilidad en menos de 4 h, alargándose un poco más, si, como en nuestro caso, decides bajar a Espinama y luego subir hasta Fuente Dé.

Desde el mirador de El Cable tenemos una vista casi aérea del Parador, rodeado de verdes praderas. Menudo contraste con lo que tenemos encima, los Picos de Europa cubiertos de nieve. La temperatura también ha descendido pero, con el día tan soleado que hace, enseguida nos tenemos que quitar ropa.

Comienza nuestra ruta, teniendo que subir un poco hasta la Horcadina de Covarrobles (1925 m). Son poco más de 100 metros de desnivel pero, en frío, cuesta un poco de esfuerzo. Será el único desnivel ascendente que tengamos que salvar hasta llegar a Espinama. El paisaje es extraordinario y en ocasiones tenemos que caminar sobre la nieve, viendo a varias personas que realizan el recorrido con esquís de travesía.

Iniciamos el largo descenso que nos llevará a Espinama siguiendo caminado sobre la nieve. Enseguida pasamos cerca del Chalet Real, edificado por la Real Compañía Asturiana de Minas para residencia de los ingenieros. Fue el lugar de acogida del rey Alfonso XIII en una visita en 1912 a los Picos de Europa para cazar rebecos. Destaca por sus colores rojo y blanco en medio de una pradera verde. Enseguida llegamos a nuestra primera parada, situada a 1670 metros de altitud, en el antiguo refugio de Áliva, ampliado y convertido en hotel a 80 € la noche, gestionado por CANTUR.

Continuamos el descenso hacia Espinama por una pista transitable para vehículos, caminado en algunos momentos por una especie de trinchera abierta en la nieve. A veces se pega al arroyo de las Salgardas. En las Portillas del Boquerón hacemos un alto en el camino, observando a unas ovejas y viendo que el mastín que las guarda se acerca a nosotros con tranquilidad. Al principio nos asusta, pero pronto vemos que viene en son de paz, probablemente en busca de comida. Está muy tranquilo y se deja acariciar por mi mujer.

Continuamos el descenso por la pista, viendo que en las proximidades se desploman pequeñas cascadas debido al deshielo. El día está resplandeciente y, ahora que hemos descendido bastante, hace calor. La siguiente cita es con los llamados Invernales de Igüedri, de gran valor para el patrimonio etnográfico, ya que fueron refugio de los pastores y del ganado, cuando era trasladado a los pastos de altura. Según nos acercamos a Espinama podemos contemplar varios prados en los que pastan las vacas. El paisaje sigue siendo impresionante.

Seguimos caminando por la pista, que discurre en muchos tramos paralela al río Nevandi. Al fin llegamos al pueblo lebaniego de Espinama, perteneciente al municipio de Camaleño, que está situado en una hondonada rodeada por montañas, en el lugar en el que el río Nevandi desemboca en el Deva. Ha llegado la hora de poder tomar algo, antes de emprender la subida hasta nuestro punto de partida, el Parador de Fuente Dé, del que nos separan unos 3 km, caminando por un sendero próximo a la carretera. La marcha ha resultado preciosa.

Antes de emprender el regreso a casa, damos un paseo por Potes, la capital de la comarca de Liébana. La villa de Potes conserva numerosas edificaciones de interés, por lo que está declarada Conjunto Histórico, destacando la Torre del Infantado. Conocida como la como la villa de los puentes y de las torres, también son dignos de mención la iglesia de San Vicente y la parte vieja. Se ha echado la hora de comer así que aprovechamos para ello.

Como ya hemos estado en otras ocasiones esta vez no lo hemos hecho, pero si dispones de tiempo te recomiendo visitar un par de lugares antes de llegar a Potes. A 15 km de Fuente Dé se encuentra Mogrovejo, un precioso pueblecito rural declarado Conjunto Histórico. 9 km después, ya cerca de Potes, tenemos el monasterio de Santo Toribio de Liébana que, según la tradición, cuenta con una reliquia del Lignum Crucis, el trozo más grande conocido de la cruz en la que murió Jesucristo.

Tras la comida emprendemos el regreso a casa, para no pillar los atascos de la A-8. Tenemos por delante 196 km para llegar a Leioa. La “escapada” ha concluido.