El Congreso fue un plató de televisión

 

Hablamos de televisión

4 marzo 2016

Contenidos del programa de Onda Vasca, con Begoña Beristain

 

1.A debate

Vuelta de tuerca de Podemos en la tele

Intensa semana de contenidos políticos en la televisión, con un buen seguimiento. No es verdad que la gente esté siendo indiferente con lo que está ocurriendo en la alta política. Independientemente de lo que cada uno crea que debería hacerse, se ha manifestado un alto interés por el debate de investidura y todo lo que lo rodea. Los informativos y sus audiencias son buena prueba de ello.

Lo más destacado de las sesiones del martes y miércoles ha vuelto a ser la capacidad de Podemos y su líder, Pablo Iglesias, de sacar un alto rendimiento en imagen pública. Sigue dominando el medio con maestría. Ha sido, insisto, más allá de las posiciones ideológicas, el ganador de este debate, al memos por ahora. Solo la imagen del beso en la boca entre Iglesias y Domenech, que ha sido noticia en todo el mundo, ya vale lo que hicieron juntos el resto de participantes en el debate. ¿Que es un puro teatro, que es una tontería, que eso no debe hacerse en una cámara política…? De acuerdo, hay opiniones para todos, pero la notoriedad obtenida por este gesto y el carácter de renovación estética y de estilo que implica para Podemos este hecho no tiene precio. Y resulta muy positivo para el sector social que apoya a esta nueva formación.

Al margen de este hecho, el debate desde el punto de vista de comunicación pública, nos ofreció las siguientes claves:

– Una imagen insuficiente, como líder, de Pedro Sánchez. Estuvo muy nervioso, con unas formas de poca densidad, carente de la potencia y solemnidad que se puede esperar de un momento tan trascendental para él, dejó pocos mensajes memorables, estuvo más bien a la defensiva (como todos lo que tienen miedo) y no estuvo convincente en los argumentos. Perdió una gran oportunidad.

Rajoy se tomó una revancha con Sánchez, pero volvió a evidenciar que es un líder derrotado. Se equivocó de estrategia, porque debió ser más hombre de Estado que líder de partido: hubiera ganado mucho si hubiera elaborado un discurso constructivo. Parecía el líder de la oposición.

– Pablo Iglesias consolidó su perfil alternativo. Suyos fueron los mensajes para el recuerdo de la sesión, sobre todo en lo que se refieren al pasado de Felipe González, conceptos como la “naranja mecánica”, etc. Por un momento, el Congreso parecía un plató de TV.

– Rivera sufre en la tribuna. Es poco explicable que el líder de Ciudadanos se ponga tan nervioso en los momentos fundamentales, como ya vimos en campaña. Le falta aplomo en la solemnidad. ¿Falta de seguridad? ¿Le viene grande el escenario español? Posiblemente, pero nos muestra unas carencias tremendas como líder político.

– Si el ganador fue Pablo Iglesias, el perdedor fue Patxi López. No habíamos visto un moderador más torpe en décadas de democracia, y más bien arecía Celia Villalobos que anteriores presidentes del Congreso. Es un verdadero desastre como imagen de presidente, que debe moderar el debate.

El ganador en TV ha sido La Sexta, que ha barrido a las demás cadenas, particularmente a Cuatro a TVE en el seguimiento del debate. Ahí están las cifras de audiencia que lo acreditan La Sexta le tiene cogido el tranquillo a cómo se debe informar y comentar el acontecimiento político, mientras que la televisión pública española parece que no le interés demasiado. En TVE se vive una cierta sensación de interinidad.

Nos quedan un par de sesiones. Y lo que te rondaré morena, porque esto huele a elecciones y a atracón político hasta el verano y aun después. Ahí estaremos.

 
2. El impacto

A la sexta nominación, Oscar para DiCaprio

Aunque la ceremonia de los Oscar de este año ha sido bastante sosa, con muy pocas emociones y bastante conflictiva antes y durante la entrega de los premios (por los asuntos de la supuesta discriminación contra los negros, y las diferencias salariales entre actores y actrices), en una cosa sí se habían puesto todos, absolutamente todos de acuerdo: en que Leonardo DiCaprio tuviera su Oscar al mejor actor. Esa unanimidad flotaba en el ambiente y estalló al sonar su nombre. Fue muy previsible, pero también muy emocionante. Era su sexta nominación y ya resultaba excesivo que, después de su papel épico en la película El Renacido, no le dieran la estatuilla.

Luego DiCaprio hizo su discurso ecologista, como corresponde con una película que se desarrolla en medio de montañas y ríos de una belleza salvaje y absoluta.


3. Audiencias. Lo que nos gusta y lo que no

Menos espectadores en la ceremonia de los Oscar

No sabemos el número de espectadores que la ceremonia de los Oscar obtuvo por aquí, porque es durante las primeras horas de la mañana; pero sí sabemos las que hubo en Estados Unidos: 32 millones de espectadores, una de las peores audiencias desde hace siete años. La ceremonia fue deslucida, presentada por el actor cómico Chris Rock, que no me parece que sea la persona adecuada para el caso. Por cierto, que este actor negro ya hizo diversas alusiones a la ausencia de persona negras en la lista de nominaciones.

Audiencias de febrero

Pocas novedades en las audiencias del mes de febrero. Telecinco sigue en cabeza, con el 14,/% del total de los espectadores, seguido a más distancia que otros meses por Antena 3, con el 13,1%. TVE es la tercera opción, con el 10,2% y le siguen La Sexta, con el 8%, que sigue subiendo, y luego Cuatro, con el 6,5%, que no puede con La Sexta.

En cuanto a ETB, vuelve a perder apoyo, y se queda con el 7,5% en ETB2, y 1,7% en ETB1. Malos datos, esa es la verdad, para nuestra televisión pública.

La emisión más vista fue el partido del Barça contra el Arsenal, el 23F, con 5,6 millones de espectadores, y después Bertín Osborne, en su entrevista a Iker Casillas y Sara Carbonero, con más de 4 millones de espectadores.

 
4. La buena publi

Neutrogena reivindica a las mujeres

El anuncio de hoy es una campaña de alcance internacional y fue estrenado con ocasión de la ceremonia de los Oscar. Es un anuncio delicioso, grande, de marca. De esos que quieren ser un poco épicos y de lo más emocionales. Es un canto a la mujer. Pero a la mujer de hoy: deportista, culta, urbana, fuerte, la nueva mujer que manda por lo que vale, la mujer luchadora de siempre. Este discurso ya lo han puesto en marcha otras marcas de cosmética, como Always o Dove, campañas que estimulan la autoestima de las mujeres.

La campaña gira en torno del eje “verás que es posible”. Y es una hermosura de campaña que hace más grande esta marca noruega. Por cierto, que hace patria con la bandera del país. Noruega no solo es bacalao y fiordos. También es esta gran marca.

http://youtu.be/q2yco3uEYds
5. Recomendaciones para el fin de semana

Dos propuestas para el primer fin de semana de marzo

Fin de semana desapacible, con lo que invita a coger la mantita, el café y el sofá y ver un poco más de tele, entre partida de parchís o de trivial con las personas que quieres.

El sábado, en Antena 3, a las 10 de la noche, una peli entretenida, sin más, pero de acción. “Caza mayor”. Es un thriller en el que se ve envuelto el avión del presidente de los Estados Unidos. Con un actorazo de primera, Samuel L. Jackson, uno de los preferidos por el simpar Tarantino.

Y el domingo, en La Sexta, a las 21:30, Salvados. El programa de Jordi Évole, sin duda, es un referente de la conciencia social. Ya ha traspasado los temas políticos puntuales e inmediatos, para ir a los temas más profundos. Es un programa indispensable, e impagable desde el punto de vista democrático.

¡Hasta el próximo jueves!

Esperanza Aguirre y Rita Barberá o la autodestrucción del PP

Cuando aparecen los problemas tenemos dos opciones: que las cosas nos vayan mal por un tiempo o nos vayan peor para siempre. El PP ha elegido la segunda alternativa, que consiste en responder a las dificultades con una conducta innoble y desabrida para salir completamente derrotado. La tele nos están retransmitiendo el patético espectáculo de cómo una organización entera, muy poderosa hasta hace poco, se esfuerza en añadir a su final de ciclo su total autodestrucción. Incluso más acelerada que la de Rosa Díez, que ha preferido un callado retiro tras romper los hilos de su guiñol, UPyD. Dos mujeres y un hombre son actores principales de esta tragedia.

Esperanza Aguirre, “vasca por los cuatro costados”, según el programa de ETB «Todos los apellidos vascos», representa el paradigma de la autoinmolación por estulticia. Su actitud odiosa hacia los periodistas, el afán por exhibir una furiosa antipatía, su infundada superioridad y el desdén que le procura su solvencia económica nos han mostrado a una difunta oficiando su funeral como lideresa, entre muecas de desprecio y fracaso ético. Empeñarse en el poco ocurrente insulto a La Sexta, a la que denomina “la Secta”, no es más que el corolario de su indigno fallecimiento político, empeorado hasta el bochorno.

La otra mujer, Rita Barberá, interpreta su propia tragicomedia. En vez de enfrentarse en el tribunal de la tele a su presunta culpabilidad por corrupción con disposición humilde y honrosa, la exalcaldesa valenciana ha optado por caricaturizar su bajeza y remarcar lo más vulgar de su persona. Su sonrisa forzada y los silencios la condenan de antemano por fealdad moral. ¿Es que nadie enseña a los políticos los rudimentos de la estética para tiempos de desolación? Deberían saber que la tele lo capta todo, hasta lo invisible. Y mientras su partido se autoliquida, a Mariano Rajoy le bailan las palabras, le cantan los hechos y aguarda a que los errores ajenos le produzcan un milagro. Eso no es heroísmo, es pura agonía. Veremos esta semana el penúltimo capítulo del sainete.

Cuando la tele te odia

Hablamos de televisión

25 febrero 2016

 

https://www.youtube.com/watch?v=IUQKcVHh94k

1.A debate

Tu enemiga la tele

Parece que estamos ante el último tramo de este espectáculo de las negociaciones políticas para la formación de un nuevo gobierno en España. La cosa es muy significativa y viene a ser algo así como el retrato de una sociedad en crisis y de una clase política muy por debajo del nivel de su sociedad.

En esto, la tele está en primera línea. De hecho, todo el proceso de negociaciones es un gran reality televisivo. Los dirigentes políticos muestran dos líneas contradictorias:

– Escenificación mediática de las negociaciones y acuerdos
– Enfrentamiento con la tele: descontrol emocional.

Centrémonos sólo en el segundo de los aspectos. Frente a los que dicen, creo yo que exageradamente, que es el uso adecuado de la televisión lo que garantiza el éxito político, si se sabe usar, hay otros políticos que entienden lo contrario: que están dispuestos a acabar con sus respectivas carreras por querer despreciar la herramienta de la tele.

Pongamos tres ejemplos: Esperanza Aguirre, Rita Barberá y Mariano Rajoy. Tres políticos del mismo partido empeñados en odiar la tele y hacer aún más complicado su quehacer de cada día.

El caso de Esperanza Aguirre es muy significativo. Aun sabiendo que la tele lo capta todo cuando compareces ante ella, Esperanza se empeña en subrayar su antipatía, su actitud de falsa superioridad y de desprecio a los espectadores y a los miembros de la prensa. La tele es un ojo terrible que lo capta todo: lo físico y lo emocional. Y esa actitud altiva, aristocrática, de falsa superioridad es lo que ha transmitido Esperanza en sus comparecencias de estos días. Esperanza desprecia a los periodistas. Los odia, directamente. Los maltrata abiertamente. Y le importa un bledo que se le note. Se empeña en lanzar sus invectivas contra la Sexta, a la que directamente llama, delante de todos, en público, “la Secta”, una ocurrencia muy vulgar y poco imaginativa. Esto le pierde, unido a su actitud altiva. No entiende que, más allá de lo que ella cree o sienta, la tele es un instrumento de comunicación que puede usar a su favor o en su contra. Y ha decidido inmolarse, y solo por odio y poca inteligencia.

El caso de Rita Barberá es parecido pero con un estilo más vulgar. La exalcaldesa de Valencia no entiende la comunicación. Esto le ocurre a mucha gente. No la entiende como fenómeno social complejo. Cree que la comunicación es un oficio despreciable y rudo, de pura falsificación, un oficio teatral, de imagen, artificial, como un paseo por un mercadillo. Y ahora que las cosas le van mal, Rita, en vez de hacer un esfuerzo para explicarse, además de huir, se empeña en mostrar su agresividad y su desprecio. No entiende que es ahora cuando hay que hacer un esfuerzo. Y ser inteligente. Usa el corazón, caramba; mueve tu calidad humana, entrégate a un discurso que te defina, te ampare, da lo mejor de ti misma si aprecias a la gente y tu ciudad y tu partido. Ayer, lo volvió a hacer mal, mostrando, desde el coche, una sonrisa falsa y un bienestar que no se lo cree. La tele también capta las sonrisas falsas. Porque antes que esa sonrisa está la actitud de ponerse delante de las cámaras y ser valiente, sincera y hasta atrevida. Rita es lo más negado para la comunicación y la tele, naturalmente, la odia.

Por su parte, Mariano Rajoy es el ejemplo más claro de desaprovechamiento de la tele y su autodestrucción política y personal televisada. Mariano es un hombre emocionalmente retrasado. Lo digo con conocimiento. Y su hostilidad contra la tele es manifiesta. Se esconde de las cámaras. Y lo que es peor, las teme. Y por eso, cuando no tiene más remedio que salir, se pone a la defensiva. Mariano Rajoy está permanentemente a la defensiva. No lleva el control de sus discursos. Le llevan, le sobrepasan. No tiene el timón de su política. Y eso lleva a la consecuencia de sus errores de concepto. No es que sea un perdedor: la tele le denuda como un perdedor, superado por sí mismo.

En fin, seguiremos un par de semanas más con este espectáculo lamentable.

 

2. El impacto

Rajoy se traba y acentúa su patetismo

Rajoy, ya lo hemos dicho, se lleva mal con la tele, muy mal. Paralelamente a su imagen de líder derrotado y perdido, le vimos en una entrevista con Susana Griso y dio muestras de auténtico patetismo. Lo que vemos ya no es un político superado por los hechos y sus errores: lo que vemos es un hombre humillado por sí mismo y los acontecimientos. Muestra de ello es este vídeo en el que, queriendo transmitir una posición humana, lo que consigue, al trabarse y equivocarse, es mover a la risa.

Rajoy da pena, pero él es el único culpable, si atendiera a quienes le aconsejan y tuviera la serenidad necesaria en este momento de mala racha. A mí, la verdad, y más allá de la política y sus maldades, me da pena:

https://www.youtube.com/watch?v=twuvSHCKT9M

 

3. Audiencias. Lo que nos gusta y lo que no

– Éxito de Eskamak Kentzen en su estreno el pasado martes.

Excelente estreno de la nueva serie en ETB1 que ha obtenido un 4,3% de share, que equivale a casi triplicar la media de la cadena. La serie llegó además al 10,3% de cuota entre el público euskaldun, alcanzando 90.000 telespectadores de audiencia acumulada. Es importante este resultado en la medida que un buen comienzo en una serie significa que el resto de los episodios, en este caso ocho, pueden continuar con el éxito.

– TVE retira el programa de Patricia Gaztañaga

Esta vez es un fracaso. La nueva apuesta de Patricia Gaztañaga en TVE no ha salido bien. Apenas quince días después de su estreno, “Cuestión de tiempo” ha sido retirado de la primera cadena de TVE, por la misma razón de siempre: por sus malas audiencias. El programa arrancó el pasado 8 de febrero con un 4.8% de share y 516.000 espectadores, y no ha terminado de consolidarse. Una pena que lamentamos. Es cuestión de producto, no de Patricia, que volverá a tener su oportunidad. Porque la vida, el alma de la vida, es la oportunidad.

Así es la tele. A unos les va mal, como a Patricia, y a otros les va muy bien, como a Bertín Osborne, que sigue triunfando con su programa de entrevistas “En la tuya o en la mía”. Ayer, en su entrevista con Iker Casillas, obtuvo un rotundo 24,7%, más de cuatro millones de espectadores. Nos guste o no, eso es lo que prefiere la gente, porque hay emociones por medio y una forma de exponerlas amable y positiva.

 

4. La buena publi

La estrella y sus caprichos

Mercedes no solo es una gran marca de coches, es también un excelente anunciante. Nos gustan sus anuncios. En este caso, no solo hace un buen anuncio, adecuado para el modelo que se trata, sino que nos hace sonreír y nos identifica con la historia.

Es un anuncio de estrella, es decir, de famoso. De famosa, para ser exactos, con la actriz Maribel Verdú. Usa el concepto de estrella, del símbolo de su marca, para identificarlo con la actriz. Y nos muestra a una mujer que quiere cuenta la anécdota de sus rodajes y los recuerdos que se lleva de ellos, para llegar al “momento estrella”: quiere el coche como recuerdo. Claro, no es un coche cualquiera. Es un Mercedes. Es perfecto. ¿Es un capricho? No, es un recuerdo que tiene su sentido, que se justifica y que, emocionalmente, apoyamos.

Nos gusta la sencillez de la idea y lo adecuado de unir la historia del rodaje de una película de una estrella del cine, al momento estrella, de querer un recuerdo especial. Emocionalmente perfecto. Y muy bueno para la marca:

 

5. Recomendaciones para el fin de semana

Dos propuestas para este último fin de semana de febrero:

– Sábado, en la 2 de TVE, a las 12 de la noche: “La alargada sombra del expolio nazi”, reportaje sobre el robo de obras de arte por los nazis en los países que ocuparon, sobre todo en Francia. Un tema que no se ha esclarecido de todo y que todavía hoy sorprende con nuevas revelaciones. Muy interesante.

– Y el viernes, en Cuatro, a las 00:50, para noctámbulos, una muy buena peli: El Laberinto del Fauno. Dirigida por Guillermo del Toro, con un buen plantel de actores y actrices, entre ellas Maribel Verdú y también el malogrado Alex Angulo. Película fantasiosa, muy premiada.

¡Hasta el próximo jueves!

Hoy, gran estreno en ETB1: Eskamak Kentzen, una historia de mujeres.

 

ekentzen
A Euskal Telebista le hacen falta historias. Por exceso de realidad. Lo mejor que hace nuestra televisión pública son los informativos y lo que de sus noticias y reportajes se derivan, los debates de opinión y los documentales en profundidad. Estamos saturados de contingencia y eso nos hace menos imaginativos. Es malo para un país no levantar el vuelo de cuando en cuando y ver el mundo a cierta escala. Necesitamos intangibles y eso sólo nos lo da la cultura, la creación, los sueños. Así que es una bendición la serie que llega mañana a ETB1, Eskamak Kentzen, cuyo título, nacido intuitivamente de la canción popular, nos sugiere en qué parte de nuestro pequeño mundo se inserta, la mar y la pesca, y la valiosa gente que en ellas se deja la vida. Sí, pero no nos pongamos dramáticos, pensaron las productoras de la historia, La Competencia y K2000, y también sus guionistas, Iñigo Lezertua y César Rodríguez Blanco, para ofrecernos en clave de comedia y delicada perspectiva emocional la épica de unas mujeres y un pueblo que deciden hacer frente, como tantas veces hemos conocido en Euskadi, al cierre de una conservera tradicional para transformarla en cooperativa salvadora. Reconocemos los hechos y ahora los vemos en capítulos y encarnados en personajes que identificamos como reales, diversos y entrañables.

Esta es una historia de mujeres. No ya mujeres vascas, de carácter, sino chicas activas, divertidas y, por eso, modernas. Los papeles que desarrollan Bárbara Goenaga (cuya maternidad concreta ya estaba coincidentemente incorporada al relato), Loli Astoreka, Elena Irureta e Itziar Atienza son geniales, para enganchar desde las primeras peripecias; pero con quienes la serie se nutre de mayor autenticidad son la sensacional amona, que representa Itziar Aizpuru, y la escabechera interpretada por Karmele Larrinaga, que bordan admirables trabajos. Todo en la serie es un encanto actual. Así que debería ser un éxito de audiencia y motivo sobrado para rescatar a tantos euskaldunes perdidos, huérfanos de historias verdaderas.

Me pido el Ministerio de la Realidad

índice

En el próximo gobierno de España, sea cual sea, me pido el Ministerio de la Realidad. En la tele, TVE lleva dos temporadas filmando el Ministerio del Tiempo, una serie de ficción histórica (algo así como las novelas históricas pero en imágenes) que especula con lo que pudo pasar, podría haber sucedido y dicen que ocurrió. Un juego consolador de los desastres del pasado. Buena idea, aunque pobremente desarrollada. Mi Ministerio de la Realidad tendría la competencia de proteger y promocionar el conocimiento de todo cuanto constituye la realidad, a saber, su composición tangible e intangible, la certeza de los sucesos, su información completa, su análisis plural y el enriquecimiento integral de las personas y la sociedad gracias a una apertura plena y sin miedo a la realidad. Porque este es el problema: los poderes ocultan y tergiversan lo real y los ciudadanos le tenemos miedo, nos educan para eso.

Conviene distinguir la realidad de la verdad. La realidad es todo lo que existe y sucede, conocido o desconocido, percibido u oculto, mientras que la verdad es su diversa interpretación. La realidad y la verdad son diferentes y lo ideal es que trabajen juntas. La confusión de ambos conceptos lleva a graves equívocos. Y precisamente el equívoco sobre lo real, intencionado o ingenuo, es la principal causa de conflictos, desencuentros colectivos y, finalmente, de infelicidad humana con todas sus insolidaridades. No tenemos un método igual de visión y análisis, no vemos lo mismo mirando las mismas cosas: hablamos diferentes idiomas mentales y emocionales que derivan en valoraciones y conclusiones distintas a lo que es obvio y común. Por eso, hace falta un Ministerio de la Realidad, una previsora herramienta pública para que el conocimiento de la realidad sea completo y nos permita ser felices. Y ser felices es ser enteramente reales, que es algo más grande que la pequeñez con la que nos vemos y los miedos que disminuyen lo mucho que somos.

¿Quién teme la realidad? En mayor o menor medida, todos tenemos miedo a la realidad y por eso tratamos de ignorarla, ocultarla o disfrazarla. Los poderes políticos y económicos, los primeros; pero también las personas. No nos gusta la realidad. Vivimos enfadados con ella. Ni siquiera sabemos lo que es real y lo que no. ¿Por qué hay tanta gente cabreada con su cuerpo, su vida, su suerte y su cotidianidad? ¿Esos elementos componen toda su realidad? La primera perversión de la realidad es la falta de autenticidad, uno de los mayores problemas de nuestro tiempo. La realidad se transforma en algo falso para sustituirla cuando elementos externos (el embellecimiento, el diseño, la retórica, el arte, la narración poética y literaria, lo creativo), que estaban pensados para mejorarla o completarla, se plantean suplantarla. Deberíamos aprender de la naturaleza. Aún no dominamos los resortes de la cultura mediática para que actúe a favor de lo real. Es el mayor reto al que nos enfrentamos, y por si no fueran pocas las dificultades para ver y entender la realidad, ahora tenemos que confrontarnos con la apariencia más engañosa, la cultura de la imagen, la plaga del siglo XXI.

Objetivo, la autenticidad

Lo contrario de lo real es lo falso, aquello que niega o disminuye una certeza. Si lo falso se convierte en real ya es su paradoja: existe para ocupar el sitio de lo original siendo lo único real. Una patología. Lo más real del mundo es la autenticidad, el original, aquello que es en sí incontestable, absoluto y pleno. Una creación humana que se inscribe en la grandeza y misterio de la vida. Lo sublime. Todo consiste en que lo que se vive, la identidad de las personas, los hechos y lo creado sean auténticos. Es cuando coinciden lo real y lo verdadero. El Ministerio de la Realidad debería proteger la autenticidad como primer objetivo, eso creo.

Ahí tenemos la política y las relaciones humanas y sociales, cuajadas de ataques a lo auténtico. La gente percibe, aunque precariamente, lo irreal de los discursos partidistas y, en consecuencia, termina por desconfiar y no creer lo que dicen. Eso es tener sentido de la realidad, la capacidad de apreciar lo auténtico y distinguirlo de lo falso e irreal. ¿Cómo se consigue ese sentido de la realidad? Mediante el procesamiento de la información y su posterior sintetización, que lleva a la elaboración de criterios precisos y determinantes sobre las cosas. Tener opinión no es tener criterio. Eso es lo más aproximado a la sabiduría, que no es la erudición, sino la virtud de dotarnos de razonamientos abiertos y profundos sobre todo lo que existe, unida a una facultad máxima de visión analítica. Porque la realidad no solo es lo visible y tangible. La realidad es infinita.

Y si la política está llena de falsificaciones, qué podemos decir de las relaciones personales. Los afectos y la amistad compiten con la falta de autenticidad y lo irreal. Ser auténtico es de lo poco que puede producir felicidad. Los hombres y las mujeres pueden engañarse; pero nada será peor que no ser ellos mismos por mucho que se digan la verdad. Las parejas que no son auténticas producen mundos virtuales, aunque no se crucen mentiras. Quiero decir que la mentira es reparable; pero no ser auténticos es una trágica imposibilidad de ser felices. El mundo enloquece si no es auténtico. La mentira es un mal ético, pero es previsible: lo falso es la absoluta negación existencial.

No me preocupa que los políticos digan mentiras, porque manifiestan errores y torpezas ciertas. Lo preocupante es la construcción sobre lo inauténtico, su base virtual y su naturaleza teatral. Deberían mandar los que intentan mejorar lo común desde el más profundo sentido de la realidad, de toda la maravillosa y compleja realidad humana. No puede haber actores en la política, ni escenarios públicos, ni tampoco comedias. Tienen que existir políticos reales, que son los más sensibles y casualmente los más inteligentes. Me fío de los que se equivocan, pero no de los que impugnan lo que somos y cómo somos. Por cierto, para soportar el absurdo de negar la realidad se inventó la risa y el humor, un corazón divertido. A ver qué haríamos si no pudiésemos burlarnos de la ridiculez de rechazar nuestra propia esencia.

Los sueños son realidad

La realidad no solo es infinita; además, no deja de crecer. Somos capaces de crear realidad. El Ministerio de la Realidad debería fomentar las fábricas de sueños. Imaginar y soñar es de lo más grande que poseemos los seres humanos. Anticipan lo que queremos ser y hacer y prodigan nuestras posibilidades de pensamiento y acción. Es necesario que se entienda que los sueños no constituyen una distracción de la realidad, un entorno infantil o un ensimismamiento inútil. Los sueños son nuestro mejor intangible y constituyen una parte magnífica e ilimitada de nuestra realidad. Tanto mejor viviremos cuanto más soñadores seamos, individual y colectivamente.

Los pueblos, como los seres humanos y la diversidad de grupos sociales de los que se componen, tienen metas y sueños: las metas son los objetivos más o menos inmediatos en los que están embarcados y con los que se conforman para sobrevivir con dignidad, mientras que los sueños son los proyectos largos, de perspectiva inalcanzable, cuya consecución los harían plenos y felices. Cuestión de grado y de grandeza. Hay que vivir con estos dos rumbos, lo posible y lo imposible, porque ambos niveles de aspiraciones son compatibles sin más contradicciones ni límites que los de la propia voluntad. De hecho, muchos los consiguen.

Euskadi es una sociedad avanzada con importantes necesidades de mejora y determinados desequilibrios, entre los que destaca su invierno demográfico, la mayor amenaza para su continuidad. Y lo mismo que nos falta una conciencia sobre este problema -porque existimos solo mirando a lo más próximo- carecemos, lamentablemente, de suficiente conciencia de futuro. Vivimos sin apenas sueños y nos creemos más felices con lo poco que poseemos mejor que otros. Vivimos en permanente comparación hacia abajo. El ensanchamiento de nuestra realidad se llama independencia.