INVISIBILAD(es)

Lo voy comprobando día a día: me estoy volviendo invisible. En el portal de mi casa nadie me saluda, dedicado el personal mayormente – y por lo que atisbo, con regocijo- al seguimiento de su smartfone. Ya en la calle, y aun andando bien derechito por mi acera, las bicis me obvian aunque en algunos casos me rozan – para mi sorpresa que no la suya. En muchos bares, los camareros ( y las camareras, no quiero incurrir en incorreciones sexistas) piden el recado de servir a quien está justamente a mi espalda. Y hoy mismo, en la tienda de lo que antes se llamaban coloniales y ahora de cercanía, ni siquiera levantando el dedo – costumbre multiuso inculcada por los Hermanos Maristas- me han hecho caso a la voz de «¡siguiente!»

Tengo varias hipótesis para explicar esta progresiva invisibilidad. La primera es mi pertenencia por afecto y por defecto al grupo «Varón Blanco Heterosexual Monógamo Moderadamente Sucesivo» ( VBHMMS, en adelante) que, en efecto, está desapareciendo en el concurso de las identidades de género post-modernas.

Otro sí, la no afilización ni afición a ninguna agrupación deportiva – que implicaría portar una refulgente camiseta ad hoc– o, en su defecto, a algún agrupamiento religioso o político, en cuyo testimonio luciría algún pin o marca indeleble.

Pero, aun así, y sin descartar las concausas anteriores, me inclino a pensar que mi invisibilidad se debe sobre todo a que , por fin, los largos años de meditación sobre el zafú me han abducido hacia un satori que me va disolviendo corpóreamente, a pesar de que yo sólo quería apartar de mí todo pensamiento – sobre todo chungo.

En cualquier caso, me consuelo, pues si el proceso continua, y termino por desaparecer del todo, como le pasaba a voluntad al protagonista de «El hombre invisible» ( 1933, James Whale ), remitiré como Persona Física , ya no me será aplicable el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas ( I.R.P. F., desde adelante) y no seré relajado al brazo secular por mi impía ausencia.

(c) IBILTARIA by V. Huici

Publicado por

Vicente Huici

Sociólogo, neuropsicólogo y escritor.

10 comentarios en «INVISIBILAD(es)»

  1. Pues yo sí que te veo a veces por la calle. Es más: hasta te suelo saludar… salvo que el invisible sea yo 😀

  2. No somos más que una hormiga en este planeta de casi 8000 millones con otras hormigas. Extrapolable a bares, metro, autobus, ultramarino, …

  3. ¡Pero hombre don Vicente! A mi no me ocurre semejante cosa y eso que soy bastante menos «mozo» que usted. Coja la bolsa de la compra a la señora al entrar en el portal, abra la puerta, dígale a la camarera que la camisa es muy bonita, que es la más simpática del barrio. Y cosas por el estilo. Hágalo don Vicente, hágalo y ya verá como la cosa funciona.

  4. Don VICENTE, siento comunicarle que lo suyo, desgraciadamente, tiene muy mala pinta Cuídese mucho y si llega a ser completamente invisible pruebe con lo de ponerse unas vendas Es incómodo pero eficaz 😜

  5. Me inclino a pensar en que ese proceso que describe tiene que ver más con otro clásico: The Incredible Shrinking Man, nos va pasando a todxs.

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