Durante los años ochenta había sesiones matutinas de cine en casi todas las salas.
Acudían gentes jubiladas ( y ya las primeras prejubiladas) personal en paro y estudiantes. Casi todos iban a pasar el rato bien para darse un tiempo para reconstruir sus vidas marcadas por las duras reconversiones industriales de aquellos años o para huír de un pesado modelo universitario anclado todavía en el franquismo. Y , claro, también los había ( los y no las) que buscaban la hora más discreta para ver una película S o incluso X que hoy en día casi sería para un público infantil teniendo en cuenta lo que se puede ver con un simple click .
Aquellas sesiones matutinas cumplieron sin duda una función importante porque a más de entretener proporcionaban una ocasión para el encuentro informal, algo en estos tiempos cada vez más difícil de conseguir entre la soledad compartida de las redes sociales y los espasmos brutales y extremos de las discotecas after-hours que en algunos caso acaban en peleas o violaciones.
Por todo lo anterior, cuando veo, como vi ayer, a tanto jubilado poteando sólo en una ruta que no va va más allá de su manzana y que intenta pegar hebra con el primero que se pone a tiro o esos grupos de universitarios silentes dándole a las litronas bajo un puente urbano , se me ocurre si no sería bueno retomar las sesiones de cine matutinas…Algo difìcil, sin duda, porque la mayoría de las salas que no han cerrado se las ven y las desean para cubrir las sesiones vespertinas todavía vigentes…