Debates electorales

Debate sobre el debate, he ahí un género ya muy asentado y que reverdece en cada campaña electoral. Si tuviéramos la mitad de memoria de la que presumimos, seríamos conscientes de cómo las posturas de siglas y menganos han sido diferentes según su conveniencia. En general, cuando se se es oposición, se reclama con insistencia y aspavientos el duelo dialéctico, y cuando se es gobierno, se silba hacia la vía y se trata de evitar la confrontación en la medida de lo posible.

En estas últimas anda Pedro Sánchez. Tanto que en su día buscó el lengua a lengua (perdón por la perturbadora imagen mental) con Rajoy, Rivera, Iglesias o quien le pusieran por delante, para andar ahora racaneando los careos. Manda narices, por lo demás, que siendo quien es y defendiendo lo que dice que defiende, el único que había aceptado era un sarao a cinco en una cadena priovada de televisión. Tiene guasa que haya tenido que venir la Junta Electoral Central, con su normativa prehistórica, a poner las cosas en su sitio, borrando a Vox del festejo —favor que le hacen al indocumentado Abascal, que es un manta intercambiando argumentos— y obligando prácticamente a llevar la cosa a la televisión pública, que debió ser la opción de origen. ¿Y debería ser también la única? Por supuesto que no. En esto estoy muy de acuerdo con Pablo Iglesias. Todas las personas que se presentan a unos comicios deberían tener la obligación legal de vérselas con sus adversarios en un número razonable de debates. Otro cantar sería dar con el formato adecuado para que estuvieran representadas todas las opciones sin que los mensajes se perdieran en la polvareda.

Un comentario en «Debates electorales»

  1. Pues yo creo que el quid de la cuestión está en el formato. El otro día vi el de los 6 partidos y es una farsa. Hasta Aitor Esteban, que tiene tablas y categoría para merendarse a los otros cinco (bueno, las otras cinco o como haya que decir ahora) estuvo fatal.
    Y es que no hay manera.

    Bloque de economía. Tiene usted un minuto y ya sabe que puede no agotarlo y guardarse algo de tiempo para alguna réplica.
    ¿¿¿ 1 minuto para exponer el diagnóstico y medidas sobre economía o política territorial, etc??

    En campaña se deberían prohibir los mitines. Y también las redes sociales para los partidos.

    Debería haber un único portal o web donde fuera obligatorio que los partifos colgaran sus programas, organizados por temas y con un buzón en la que la gente pudiera hacer consultas.

    Y a partir de ahí…debates. No uno ni dos. 20. De dos horas de duración. Por àreas. Moderados por expertos de cada área, que sepa preguntar más allá del titular. Y que vaya el candidato o el responsable del partido en esa área. En fiscalidad, en industria, en sanidad, en educación…
    Y sin turnos tasados. Con tiempo para explayarse, y si se tienen que interrumpir que se interrumpan, que demuestren que saben hacerlo como personas normales sin perder los papeles.

    Sé que estoy pidiendo una utopía y que además no los vería ni el tato pero, bueno, esta semana medio país celebra que vamos a resucitar de entre los muertos. Ya sé que esto mío es más inverosimil aún pero por pedir…

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