Pánico a Vox

Cuando se anunció la repetición de las elecciones generales, muchos pensamos que lo único bueno de la vuelta a las urnas era el previsible trompazo de Ciudadanos y la bajada de humos de Vox. En lo primero, salvo sorpresa morrocotuda, parece que vamos a andar atinados; ojalá. Lo segundo, sin embargo, tiene toda la pinta de que no va a ser así. Aunque me cuesta creer —quizá es solo que no quiero hacerlo— que los neotrogloditas vayan a acercarse a la sesentena de escaños que les vaticinan algunas encuestas, no me sorprendería que tras el 10-N nos los encontremos como tercera fuerza en el Congreso de los Diputados. Bien es cierto que podemos aferrarnos al recuerdo del 28 de abril, cuando las predicciones fatídicas de hasta 40 asientos se quedaron en 24 reales, que siguen siendo un congo, pero asustan menos.

Ocurra lo que ocurra, merece la pena gastar unas neuronas discurriendo por qué los abascálidos han remontado lo que la intuición y la lógica señalaban. En el primer bote, habrá que mirar a quienes los han vuelto a poner en el centro de los focos porque necesitan un monstruo peludo que acongoje otra vez al personal hastiado y asqueado que barrunta pasar de acercarse al colegio electoral el domingo. Y si somos intelectualmente honrados, por repugnancia y miedo que nos provoquen los ultramontanos, habrá que reconocer que la parte de la campaña que no les regalan los demás la han ejecutado con gran habilidad. Sus mensajes son directos y eficaces. Lo inquietante es que esos lemas a quemarropa no han salido de un grupo de luminarias de la comunicación política. Se han tomado directamente de la calle. Ojo con eso.

11 comentarios en «Pánico a Vox»

  1. Mensajes simples y directos, llamadas fáciles y llenos de odio y rencor disfrazado en una bandera para esconder mentira tras mentira……
    Lo preocupante es que funciona porque su audiencia no quiere tener que pensar mucho. Como Británico ya he visto como esto funciono en la campaña del Brexit, y fijate que bien nos ha salido.

  2. Lo único «bueno» es que estos no han salido ahora como nuevos, estaban enrolados en los partidos de derechas «constitunacionalistas de devoción demócrata» y ahora han encontrado el salvador de su grande y libre que necesitaban.
    El problema es que su fanatismo está muy arraigado desde siglos y por la salvación de su imperio no estiman en lanzar toda clase de improperios y barbaridades mientras son jaleados como cabestros que guían su manada en dirección a la urnas, un pasto que no les agrada hasta que lo prueban y acaban lanzado vivas y vivas desde los Trastamara pasando por el Cid y compañía hasta acabar en Franco, Tejero y la madre que los parió a todos, mientras le sacuden sin parar al tintorro y más prebendas.
    Si el mundo no estuviese tan globalizado sí serian de dar miedo, pero se conformarán con vivir de la mamandurria mientras adoran sus momias y estandartes manchados de sangre.
    Los otros 2 «macrones» si estarán bastante jodidillos a ver que el Díaz Vivar de Amurrio les ha quitado el guión que no se atrevían a leer completo y tendrán que compartir algún capitulo de sus grandes mentiras.

  3. Entresaco este párrafo final «Lo inquietante es que esos lemas a quemarropa no han salido de un grupo de luminarias de la comunicación política. Se han tomado directamente de la calle. Ojo con eso.»
    Exacto. El problema no es VOX. El problema es que hay motivos para que VOX exista.
    E incluso, en lugares en los que VOX podría causar un «mal autonómico» puede que con el tiempo (y una vez perdida la virginidad de votar a otro que no sea «el de siempre») se valore más lo que este colectivo ultra pueda arreglar… que lo que pueda empeorar

    Este tuit que acabo de recibir de UNICEF (no hago propaganda ni proselitismo de nada, como se podrá comprobar enseguida) con sus múltiples respuestas, ilustra mejor lo que con una cierta torpeza he querido exponer

    https://twitter.com/unicef_es/status/1192477025304530944

  4. Sr. Vizcaino:

    ¿Usted está de acuerdo en dejar entrar a los MENAS y una vez aquí, mantenerles a gastos cubiertos con el dinero de nuestros impuestos? Si es así, lo respeto. YO NO.

    El domingo yo votaré a VOX, no sólo por el tema de los MENAS, pero también. Y usted supongo que votará al partido que le dé la gana, que para eso vivimos en democracia.

    Un saludo.

  5. Sr. Vizcaino, otra, de las muchas veces, en que estoy de acuerdo con usted. Efectivamente, creo yo también que la causa esta en la calle, pero el problema es que VOX, en algunas cosas, también se llama PP, PSOE, Cs, PNV…. y, como dice Juan Luis, hay en todos esos partidos gente que ve a los MENAS no como niños, que son, sino como delincuentes potenciales…. y ahí entra VOX para ganar a río revuelto, porque es el único que lo dice claro mientras el resto, aunque lo piensen, lo intentan disfrazar. Los MENAS no son delincuentes, o no todos, sino algunos de los marginados de este mundo…. ¿porqué quienes no son VOX no se atreven a alzar la voz contra ese planteamiento?

  6. Podría escribir un tocho de comentario, porque llevo años siguiendo las discusiones en torno a las propuestas (por llamarlas de alguna manera) y el discurso tóxico de la AfD alemana, que se parecen como dos gotas de agua a las de su franquicia muy y mucho española. Pero me remitiré únicamente a la votación de la PNL en la Asamblea de Madrid, donde el trifachito ha apoyado ilegalizar a partidos que representan, no lo olvidemos, a casi dos tercios del Parlamento vasco y casi la mitad del catalán.

    Esto no va de menas, ni de inmigrantes, ni de delincuencia callejera.

  7. Pues yo estoy deseando que VOX reviente las urnas, para que por fin Europa vea claro que en España el franquismo siempre ha estado ahí, aunque enmascarado tras el PP y en parte también en el PSOE; y sigue ahí porque nadie ha intentado nunca nada por borrarlo de la sociología de Españistán. Fue el pacto oculto de la falsa transición; respetar el franquismo. Y para eso colaron en la gestación de la Constitución a los ultrafranquistas Fraga y Cisneros; para asegurarse de que se mantuviese el estatus de privilegios franquistas.

  8. Estoy de acuerdo con lo vertido en tu atinado artículo sobre el miedo a Vox, especialmente en lo que comentas en el segundo párrafo de ponerles en el centro de los focos para mostrar al monstruo peludo.
    Por eso no entiendo aún, como no entendí el pasado miércoles, tu entrevista en Onda Vasca a la cabeza nº 1 de Vox por Bizkaia por la formación franquista. Aunque creas que oyendo se les conocerá, la verdad es que me quedé con la impresión de que había ganado votos después de esos 8 minutos de campaña regalada. Flaco favor a la democracia, Javier.

  9. Yo creo que vox gana sin ganar las elecciones,obligando a los demas a escorarse a sus planteamientos…y su caladero es fruto del fracaso y la falta de respuesta de la izquierda,siempre preocupada en lo politicamente correcto.Me llama la atencion como en barrios obreros mucha gente defiende las ides de vox,y eso es por el vacio de los demas a evidencias sociales.Por desgracia no han tocado techo,y aqui pasara como en Francia,que la falta de talla politica hara crecer a un monstruo y sectores de poblacion de izquierda sociologica votaran ultraderecha

  10. 10N. Día de Behobia y de elecciones. Salir en la primera o no me lo estoy pensando, uno tiene ya una edad en la que el viento, la lluvia, el frío y el granizo-todo a la vez- empieza a no molar. Con diez años de menos hubiera matado….por ir, que diría Silvio. Ahora no.
    Algo parecido me pasa con las elecciones, yo que no he dejado de votar nada, nunca, me encuentro sin referencia. Vote a quien vote es un voto en diferido para esa medianía limitada y maleducada. Ese Patxi LóPPez con título universitario, tan nacionalista Español como el que más, al que Rufián, el PNV y hasta Bildu querían regalar sus votos para «frenar» al «trifachito»………….
    Vaya nivel. Como si no fuera cuestión de tiempo, ya no mucho tiempo, que el «trifachito» gobierne España. Como si sosteniendo gratis al Patxi LóPPez bis desaparecería la sociología franquista que infiltra España y sus instituciones. Creo que esto no va de sostener gratis a «Guatemala», creo que va de prepararse y diseñar una estrategia común, si quiera en lo básico, para hacer frente a lo que viene, y como no veo nada de eso, creo que lo mejor será mirar la lluvia desde la ventana, salir a comer por ahí y tomar unos vinos a la tarde. Y el lunes que salga el sol por Antequera.

  11. No olvidemos que cada vez que hablamos en público del monstruo le hacemos más grande.
    Como decía un personaje de Muerte entre las Flores, «uno tiene poder mientras los demás crean que tiene poder».
    Pero joder, no son unos tuercebotas más a los que hemos hecho grandes construyendo una especie de broma de mal gusto .
    Se trata del paleofascismo más cutre, vengativo, miserable y perverso que hemos visto los que afortunadamente no vivimos la guerra civil, aunque sí estamos pagando sus consecuencias.
    Los impresentables estos tiene poder (y dinero, no lo olvidemos) porque nunca han pagado por sus crimenes ni por sus corruptelas.
    Son los hijos y los nietos de quienes mataron y usurparon el poder popular durante varias décadas antes de que el cambio nominal de régimen hubiera conseguido relegar a un plano de fondo a la parte más chapucera de ese régimen.
    Por mucho que algunos rojeras de pro les llamen nazis como un insulto, lo siento, yo no regalo piropos a esa gentuza, pues para ellos equivaler a un nazi es situarse en un plano superior de la existencia.
    Coño, pero si a los nazis arios esta caterva les tiene que parecer de todo menos deseable!.
    Como no he hecho ninguna apuesta sobre los vaticinios de los diversos CIS, y estando contigo Javier en que las encuestas de intencion de voto no solo están cocinadas, sino peor, teledirigidas, no me creo que el zarpazo de los del ultravox sea tán grande, aunque si que van a subir bastante.

    Pero si creo que toda esta larguisima campaña ha estado muy bien orquestada para amenazar con la siniestra diestra para volver al bipartidismo, si es que alguna vez se ha ido.

    …y la madrugada del lunes veremos si tenemos que comernos nuestras palabras.

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