Aquí, detrás del puerto, el tiempo se ha parado. Aquí el viento sopla fuerte y el mar nunca está tranquilo. Aquí apenas quedan vestigios humanos, tan solo el Castillo de los Piratas o de San Telmo. Aquí ya no quedan humanos vivos.
Aquí vive un monstruo marino.
Las gaviotas lo saben y vuelan bajo, los peces lo saben y nadan despacio, los pulpos lo saben y viven tranquilos.
Pero sólo aquí, detrás del puerto.
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