Votar a los 16 por democracia electoral (Por Xavier Cassanyes)

En junio de 2021, el neerlandés  Frans Timmermans (60 años), Vicepresidente Primero de la Comisión Europea, propuso bajar la edad para votar a los 16 años, con el objetivo de que las generaciones más jóvenes tengan la capacidad de hacer valer sus intereses involucrándose con el voto en las responsabilidades políticas.

El debate sobre el derecho al voto a los 16 años se abrió en Europa en 2007 cuando Austria lo adoptó. En 2011 el Land de Bremen bajó la edad de votar a los 16, para las municipales y regionales, y tres landers más lo siguieron, y, en su programa de legislatura, el nuevo canciller Olaf Scholz lo tiene como proyecto para la legislatura. Malta bajó la edad a los 16 en 2018. Los griegos la habían bajado a los 17 en 2015. En América, en 2012, Argentina fue el primer país en bajar a esa edad el derecho de voto al que siguió, entre otros, Brasil.

El argumentario para oponerse a bajar la edad de derecho al voto en Austria, se resumía, entre otros, en que los jóvenes votarían de forma o por motivaciones distintas que los adultos; que su voto iría a partidos radicales y que son inmaduros y manipulables. Pasadas cuatro legislaturas con el derecho el voto a los 16, las mayorías parlamentarias en Austria siguen siendo las mismas y el voto de los jóvenes adolescentes no ha cambiado radicalmente el panorama político del país (como se teorizó inicialmente), pero sí sirvió para que los jóvenes tomaran mayor conciencia política.

El voto a los 16, visto los tiempos que corren, no añadiría mayor inmadurez al cuerpo electoral, ni más vulnerabilidad a las manipulaciones que las que ya están implantadas a través de la capacidad de distorsión de las redes sociales. Los bulos y las mentiras se difunden por las redes y anidan por afinidad ideológica y ahí la edad es el factor menos relevante.

Seguramente, el argumento más potente a favor de bajar la edad de derecho de sufragio a los 16 años está en la necesidad de equilibrar, en lo posible, el sesgo de envejecimiento del cuerpo electoral.

En las primeras elecciones constitucionales (1979), la Constitución fue redactada por unas cortes votadas cuando el derecho al voto estaba en 21 años, (se bajó la edad a los 18 años, por Decreto-Ley, en noviembre de 1978), el tramo de edad de 18 a 29 años era el 25,7 por ciento del total del electorado, mientras que los mayores de 85 años representaban el 0,93 por ciento. En 1979 la edad mediana de los electores era de 43 años.

En 2021, el tramo de edad de 18 a 29 años supone el 15 por ciento de los votantes, mientras que los mayores de 85 años son el 4 por ciento. Y la edad mediana del cuerpo electoral es de 50 años; un envejecimiento que resulta especialmente preocupante no tanto por la edad física, como por la situación socioeconómica de los mayores de 65 años, jubilados, que a la hora de votar estarán más preocupados por la continuidad de su situación que por los nuevos desafíos que preocupan a los más jóvenes.

En este punto, no podemos evitar referirnos al Brexit. Con una participación media del 70,5 por ciento, el voto en la Inglaterra rural fue determinante. En la región de Londres la participación estuvo en el 69,7 por ciento, en el resto de Inglaterra votó el 73,6 por ciento. A nivel de R.U., por tramos de edad, el 58 por ciento de los mayores de 65 años votaron a favor del Brexit contra el 33 que votaron quedarse en Europa. En el tramo de 50 a 64 años el 49 por ciento votó por irse de la Unión, mientras solo el 35 quería quedarse. Los titulares el día después decían que el voto de los viejos y los ancianos habían ganado el Brexit.

Por una cuestión de mayor democracia electoral el voto a los 16 años va a imponerse progresivamente en los próximos años. En España se trataría de incorporar a casi un millón de nuevos votantes (984.045) para compensar que los mayores de 85 años han pasado de 233.810 en 1979, cuando recién se había establecido la edad de voto a los 18 años, al 1.576.127 de ahora.

Los partidos de la coalición de gobierno ya se han manifestado favorablemente a bajar la edad para votar a los 16. Ahora es el momento de retomar el proyecto y poner fecha.

17 comentarios en «Votar a los 16 por democracia electoral (Por Xavier Cassanyes)»

  1. A mí no me parece mal: si con 16 años se puede trabajar, ¿por qué no se va poder votar? Entiendo que la responsabilidad es la misma.

    Entiendo que haya quien diga que es una mala idea que voten unos jóvenes que, en genera, son unos ignorantes y escuchan trap y reggaeton. O que, en pocos años, los chavales de 16 años serán mayoritariamente inmigrantes musulmanes y que pueden acabar votando a un partido islamista.

    Podría ser; pero es que la democracia tiene un valor que a mí me parece imbatible: muestra la realidad, nos guste o no: La sociedad se retrata tal cual es.
    Quizás por eso, por miedo a la realidad, haya gente como Esnepel que no son muy partidarios de la democracia.

  2. Me parece mucho mejor la obligatoriedad del sufragio . Lo de a partir de los 16 ó de los 14 ´´ó 21 es secundario .
    Cada vez que oigo que el Brexit ganó por que los viejos , carcas , insolidarios , retrógados , etc , etc votaron que sí y los jovenes , emprendedores , con visión de futuros , solidarios , empéticos , etc etc, se quedaron en casa , me ratifica en que algunos tienen un concepto muy particular de los que es la democracia.
    Ah , y me acuerdo de sus madres . Es que soy mu , pero que mu primario.

  3. Yo soy partidario de una especie de carnet por puntos de votante.
    Se van perdiendo puntos a medida que se va incurriendo en determinados comportamientos o infracciones.
    Relacionadas con la falta de civismo y de lo que exije la vida en comunidad

    ¿Que aparcas en plaza de minusválidos? Dos puntos menos.
    ¿Que vas a la playa y la dejas echa una mierda de basura? Dos puntos menos.
    Y por supuesto ya temas más graves relacionados con fraudes en la solicitud y recepción de subvenciones o ayudas públicas…fraude fiscal…esos directamente…sin derecho a voto hasta que devuelvan lo defraudado.

    1. De acuerdo totalmente.
      No me atrevía yo a ser tan drástico, pero me temo que la vuelta a la preocupación por lo compartido deberá llevar esos caminos. Yo además incluiría a los insolidarios que no se vacunan. Libres de no vacunarse es parecido a libre de no votar. Los rebaños somos así de sumisos, lo mismo nos pinchamos que nos fustigamos con el voto a quien nos trata como idiotas. A los que creemos en la convivencia y lo compartido nos pasa eso. Por eso a «sensu contrario», pues lo mismo.
      Pero no dejo de ser pesimista con los resultados de ese sistema. No hay más que ver los porcentajes de abstención, y cuanto más cerca es la gestión que se juega en las urnas, mayor es la abstención: Municipales, autonómicas… tienen menos reclamo que las Generales. Aunque en esa relación fallan las Europeas, pero es sólo cuestión de confianza en su utilidad.

  4. Según un estudio hecho en Suecia los políticos suecos superan en coeficiente intelectual a los gobernados. Y el nivel es tanto más alto cuanto más arriba del escalafón estén. Nos lo creemos o no. Pero en el estado español, si también fuera así, no aprobaría la enseñanza primaria nadie.
    Aunque puede que si es cierto será porque los votantes de Suecia eligen bien y no por el número de cerdos que acarician o por las tonterías que dicen. Y los partidos están menos podridos.

  5. La incorporación de un tramo adicional de adolescentes al colectivo electoral no deja de ser una anécdota sin importancia. Me alegro por ellos evidentemente (por aquellos que no digan ante dicha incorporación «sin más» o «..¿y?»).
    La cuestión es si el colectivo tiene algo que aportar.
    El cuerpo electoral está envejecido en edad pero su infantilización es un puro hecho, al mismo nivel y ritmo que la sociedad en general: Los asuntos que preocupan son cada vez más individualistas e intrascendentes, el sentimiento de pertenencia a un colectivo, cada vez más disuelto, la anestesia ante los problemas mundiales es cada vez más profunda, el abandono de los principios de la Revolución Francesa que alumbraron una filantropía obligada en la política es un hecho palpable…
    La sociedad hoy se va «adolescenciando» (permítaseme el palabro) a marchas forzadas: hay cada vez más criterios de gustos y emociones que de racionalidad y conveniencia en las decisiones sobre lo común, si es que queda algo de esto. La creación artística consiste en temas infantiles y fantásticos que antes se limitaban a un público infantil. Los criterios empresariales están llenos de connotaciones de instituto de enseñanza media… y todo lo que nos afecta está presidido por una juvenil competencia, todo parece ser un video juego.
    El añadir un millón más de electores a la fiesta no creo que se note excesivamente. Y esto no es condescendencia. Esto quiere decir que, en mi opinión, para la política y la mejora de la organización de lo público no es en absoluto necesario, pero tampoco es contraproducente.
    Sin más.

    1. Poco más que comentar sesudo amigo. Pero un millón más de votantes, que se reparten en las 52 circunscripciones cambiarían las expectativas de ciertos partidos porque, aunque globalmente quizás no cambiara mayorías, que yo pienso que sí, en algunas provincias alteraría lo que ahora se vota.

  6. El miedo a que sean inmaduros y manipulables queda compensado porque también lo son muchos de los mayores de esa edad.
    Y si quedan dudas no hay más que ver a los partidos de la caverna hispanistani y a quienes les votan.

      1. Creo que no es un problema de edad. A ciertas edades seguir haciendo gracietas con el termino » anistan» da una idea del nivel intelectual de sus autores, pero es lo que hay.
        Con todo el respeto del mundo y solidaridad a Pakistan,Uzbekistan,Afganistan,etc.

  7. A mi me parece bienque se de derecho al voto no a los 16, sino tambien a los reciennacidos, pero a tambien exigiria se les den las correspondientes obligaciones.
    Si seria muy interesante que a las madres que han parido hijos se les diera el derecho a voto de los hijos hasta que cumplan la edad correspondiente.
    Una mujer tiene 8 hijos menores, pues se le dan 8 sufragios mas el suyo 9.

  8. Me parece bien la anticipación a la realidad de la mayoría de edad, a la inmensa mayoría de jóvenes la política es la ultima cosa que les importa y solamente participan aquellos jóvenes muy mentalizados, muy maduros o muy influenciados, siendo el porcentaje de voto de 18 añeros minúsculo. Por ello creo que una asignatura obligatoria de política básica (como otras asignaturas como funcionamiento de la administración y la justicia, derechos y obligaciones, cocina básica etc. las cuales darían formación en necesidades fundamentales para el día a día incomprensiblemente no se incluyen en la educación y debería de cambiarse. Así se les explicaría qué es la política, para qué sirve, cómo funciona y que tipos de ideología existen y qué pros y contras suponen cada una de ellas en idealidad y en la realidad. Eso de dejar la educación política de nuestros hijos en manos privadas de grupos de activistas radicales de izquierdas o de derechas que se dedican a la captación de menores me parece peligroso e irresponsable. Por ello no estaría a favor del derecho a voto a los 16 porque me parece que debemos proteger a nuestros hijos, aun inmaduros, inconscientes y vulnerables, del abuso, del engaño, de la manipulación, del control y de la atmosfera tóxica que supone el show de la política actual… radical, irrespetuosa y mentirosa que puede afectar de manera negativa e irreversible a nuestros jóvenes. Por lo que derecho al voto no a los 16 no, pero derecho a ser educados e informados sobre la política antes de los 18 sí.

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