Huelga 8M: nos vemos en las calles

El año pasado dijimos, si nosotras paramos, el mundo se para. Y se paró. A pesar de los boicots y de las contraprogramaciones. A pesar de tener que oír de nuevo insultos y discursos antifeministas. A pesar de todo, la calle fue una ola morada en torno al movimiento feminista, al grito de Gora Borroka Feminista y de mujeres con las manos sobre sus cabezas haciendo el símbolo feminista. Una foto que traspasó fronteras. Así es el Feminismo.

Y fue solo el principio. Hicimos Historia, SÍ, pero este año vamos a demostrar que el Feminismo es una ola morada que crece y crece. Una marea imparable de la cual Bilbao formó parte convirtiéndose en referente a nivel internacional. Una ola que nos “puso en el mapa” sin inversiones ni intereses partidistas. Una marea cuya fuerza fueron las mujeres de toda clase y condición, sin dejar a ninguna atrás, sin creer que unas mujeres son más que otras, con la firme convicción de que todas las mujeres son parte de esta lucha y que todas contribuyen al avance del Feminismo.

Sin tener en cuenta su raza, condición sexual, su idioma, su pertenencia a uno u otro movimiento, y si son de aquí o allá, porque creo firmemente que es una huelga de todas las mujeres que quieran adherirse: las que lo hicieron el año pasado porque estaban convencidas, las que lo hacían por primera vez, las que lo harán este año, las que volverán y arrastrarán a su lado a otras mujeres con el convencimiento de que basta ya de patriarcado, que basta ya de invisibilización y menosprecio. Que basta ya de que nos arrebaten nuestra dignidad y nuestras vidas. Basta ya de #ViolenciaMachista

En definitiva, para denunciar que nos arrebaten nuestro futuro y el de las que vienen detrás, que al fin y al cabo son las que cuando nosotras no estemos seguirán reclamando un mundo más justo, más solidario y más igualitario, dando así lugar a una sociedad que no discrimina y que nos hace a todas más grandes, más empoderadas y más reivindicativas.

Porque ahora sí que es tiempo de que el cristal de ese techo que nos frena desaparezca y que nuestro techo, pero sin cristal, sean nuestros sueños. Porque ya es tiempo de que el suelo pegajoso no nos arranque la piel cuando luchamos por deshacernos de él, y porque es tiempo de dejar de lado el síndrome de sentirnos impostoras. Lo hicieron muchas antes que nosotras con muchísimas más dificultades, solas, sin red, sin apoyo… hoy, estamos más acompañadas que nunca; hoy esa marea morada pulula por las calles y vamos a sentirnos apoyadas gracias a la sororidad.

Lo vimos el pasado 8 de marzo y este vamos a vibrar más si cabe. Por mucho que se empeñen, y lo están haciendo, no hay marcha atrás. Si el siglo XX fue el siglo de la Revolución de las Mujeres, este XXI va a ser el de nuestra consolidación en nuestro empoderamiento, y debemos mostrarlo en las calles con orgullo. No sólo por nosotras, sino también por las que nos precedieron desde hace siglos.

Hoy más que nunca es tiempo de alzar la voz. Porque en esta lucha no podemos dejarnos ser masacradas ante el avance de la ultraderecha a modo de caza de brujas al más puro estilo del macartismo. Y para muestra un botón con su intención, fallida por ahora, de aniquilar a las y los funcionarios que trabajan por la Igualdad entre hombres y mujeres. No soy funcionaria, pero como cargo público, y por si hay alguien de VOX o cualquiera de la derecha de Colón que apoye esta iniciativa me está leyendo, aquí hay una más para su lista negra

Por ello, este 8M cobra más sentido k nunca. Por nuestras hijas, sobrinas, nietas, ahijadas… Para k nadie y menos los hombres, nos quieran demonizar con sus políticas involucionistas de las que ningún territorio está a salvo. Por eso, no hay ni una sola razón para oponerse a esta #HuelgaFeminista. Quien lo haga será aliado de los reaccionarios que quieren no solo cercenar nuestros derechos, sino llevarnos de una forma u otra al paredón. Seremos muchas y no estamos solas, y las calles del 8M van a ser testigo de ello.

Ni un paso atrás, pero atentas a parar a la derecha de Colón a la que se le revuelven las tripas cuando nos ven, porque solo anhelan acabar con nuestros derechos conseguidos con sudor y lágrimas, pero sin una gota de sangre derramada. Siempre dijimos que había que estar atentas a la involución … hoy es una amenaza real. Salimos a las calles porque estamos hartas, pero hartas de estar hartas porque ya no nos creemos nada de lo que dicen prometer. En el fondo, nos quieren asustadas, convencidos de que si tenemos miedo, nos paralizarán. Craso error.

Se acabo el rollito señores y señoros: salimos a la calle y paramos el país hasta que se enfrenten cara a cara con nosotras. Salimos a las calles para que dejen de intentar callarnos, para que dejen de darnos consejos y cercenen nuestras palabras (en el caso de tener voz) de forma paternalista y machirula… se acabó. Nos vamos a las calles con la cabeza alta, el corazón teñido de morado y sin que nadie nos pare.

Porque como decía Kate Millet autora clave del feminismo contemporáneo, en su obra “Política Sexual”:

“El sexo femenino podría desempeñar, en la revolución social, una función dirigente completamente desconocida en la historia. (…) Constituiría el punto de arranque de una verdadera revolución asentada sobre la abolición de las categorías y papeles instituidos”.

Esto fue por los años 70. Y en esas estamos, aunque sabemos que a muchos les da miedo, será que este, el miedo, ha empezado a cambiar de bando.

¡Nos vemos en las calles! #M8GrebaFeminista #ElFuturoYAesMujer

VOX o los partidos que odian a las mujeres

Una se resiste a darle importancia mediática a este partido parido en las entrañas de la democracia mal que nos pese, pero es difícil dejar pasar la oportunidad dados los tiempos que se avecinan, y no decir algo al respecto. Algo tan sencillo que puede resumirse en el título de este post. Algo tan abominable como odiar tanto a las mujeres como para querer arrebatarles sus derechos conseguidos a base de lucha, sudor, sangre y lágrimas y muchas de sus vidas, sólo por el hecho de ser mujeres: para muchos solo objetos, para otros solo cosas, y para  casi mil, porque casi mil asesinatos de mujeres desde 2003 se han contabilizado, cuerpos rotos sobre los que ejercer una de las mayores violencias que azota este mundo: la violencia machista.

Hoy viendo esta foto de señoros, con sus corbatas y hasta sus bolígrafos a juego con los colores de sus partidos respectivos, solo podemos pensar en que son, el retrato de lo que yo al menos nunca me hubiese gustado ver. Este pacto que hunde a Andalucía en las manos de la derecha casposa, xenófoba y franquista/falangista ha conseguido hoy salvar la ley andaluza de violencia de género o la petición de eliminar la ley de igualdad y la de no discriminación de las personas LGTBI. Y a pesar de ello, no sé por qué me queda un regusto amargo, porque la indecencia con la que militantes y dirigentes de VOX han defendido la eliminación de dichas leyes va a tomar posesión de 12 escaños en el parlamento andaluz, pero con aspiraciones a extenderse a otros parlamentos del Estado español. Y me temo que ningún territorio está exento de este frío aire polar que acompaña a la ultraderecha más rancia y carca que legitimándose como democrática, se pasa muchos principios de la propia democracia por la entrepierna, y nunca mejor dicho. Y los partidos que van de acompañantes (PP y Ciudadanos) lo único que hacen es blanquearla: vete a saber qué han pactado.

Así que las mujeres ya hemos empezado a movilizarnos. Más de 100 asociaciones feministas han creado una web bajo el título «Ni un paso atrás» para hacer frente a las hordas de la ultraderecha que no va a cejar en su intento de mandarnos a la Edad Media, a ver si con suerte nos queman a todas vivas. Se les ha olvidado una cosa, que contra nosotras su odio ya no tiene poder porque se basa en no soportar la fuerza imparable que hemos demostrado durante la Huelga Feminista del 8 de marzo invadiendo las calles. Eso, a ellos les da miedo y por eso nos odian.

Hoy escuchando a su negociador de la corbata verde, secretario general de su partido hablando de violencia «intrafamiliar», de «controlar» la inmigración y de «cargarse» la Ley de Memoria Histórica para pasar a llamarse de la Concordia, y sentirse orgulloso de ello, a mí de lo único que me han dado ganas es de vomitar. Personalmente y en este último tema me queda también la profunda tristeza que, habiendo empezado los trámites para recuperar los restos de mi abuelo republicano fusilado en Málaga al acabar la guerra, me temo que nunca voy a saber nada de ellos.

Así que aprieten el cinturón porque lo que vamos a tener que aguantar a partir de ahora con estos profesionales del odio, subiditos a la parra va a ser un infierno, pero en el que todavía no se han dado cuenta que, a las mujeres, a nosotras, no nos van a quemar. #FeminismoOBarbarie

Putas, brujas, bolleras…

Todas, piojosas de ultraizquierda. No soy nada original pero no he podido resistirme a comentar aquí estas bonitas palabras que nos ha dedicado a todas las feministas el líder de VOX en Andalucía, un tal Francisco Serrano. Un tipo que siendo magistrado lleva inhabilitado (en su cuenta de twitter dice que en excedencia) desde 2011. Solo por eso, una no entiende cómo puede estar en política, ocupar dentro de poco un escaño en un Parlamento y sobre todo, que la gente le vote. Como siempre decimos, es lo que tiene la democracia, grandezas y miserias… lo de este señoro, es una de estas últimas.

No contento con estas bonitas palabras, ha hecho una lectura más «profunda» todavía, eximiendo a todas las mujeres liberales (a saber) de los adjetivos que titulan este artículo. Además de machista (no sé porqué tengo la sensación de que se me queda corto este adjetivo) se cree dios. No es de extrañar, porque es un iluminado.

Lo que no sabe este señoro es que a nosotras estas palabras no nos duelen. No sabe que las feministas nos reivindicamos como nos da la gana y que tenemos ya más que superado todo lo que las lenguas de un partido que es aplaudido por el Ku Klux Klan pueda decirnos. Nos hace grandes. Ya sé que a usted y los que piensan como usted, les gustaría meternos en la cárcel por putas, quemarnos por brujas y exterminarnos por bolleras. No sé si les queda mucho para hacerlo porque con la deriva que llevan proponiendo cosas que van incluso en contra de las leyes, poco les faltará.

Mientras, le invito a que se venga a una manifestación feminista, aquí a Bilbao que fue la ciudad que el 8 de marzo pasado encabezó la manifestación feminista más multitudinaria nunca vista. Venga, a ver si siente el calor de millones de piojos sobre su cerebro ya recalentado.

No pueden con nosotras señores y señoras (que también las hay) de VOX porque nos venimos arriba ante tanta barbaridad oyendo decir que la violencia machista (de género como dicen ustedes) no existe, y al sentir su pútrido aliento en nuestras nucas. Llevamos mucho tiempo en la calle oyendo de todo, llevamos mucho tiempo siendo asesinadas, golpeadas y violadas aunque ustedes lo nieguen, y tenemos muchas victorias (pacíficas y sin muertos) en  nuestro haber: hasta pudimos echar a Gallardón cuando quiso reformar la Ley del Aborto. Ustedes tampoco nos van a vencer y el fascismo que ha marcado la vida de muchas de nosotras durante años, va a ser derrotado.

Dice Barbijaputa que «las feministas no tenemos miedo, tenemos la razón y lo sabemos», pero reconozco que cuando vi los resultados de las elecciones en Andalucía aquella noche, entré en shock y pensé: vaya miedo que dan estos! Pero me duró muy poco porque ahora lo que siento es asco. Mucho, mucho asco. #Venceremos #IrabazikoDugu

25N: 3.638 agresores machistas por las calles!

Sólo este año porque entre enero y octubre esa es la cifra de mujeres que han sufrido la violencia machista en Euskadi. Una cifra aterradora porque son miles de mujeres que han tenido que soportar todo tipo de vejaciones por parte de esos casi cuatro mil agresores. Miren bien porque, aunque no nos lo queramos creer, por estadística alguno andará cerca de nosotras muy probablemente…

Si hablamos de asesinatos en Euskadi por violencia machista, desde 2002 hasta el día de hoy han sido asesinadas 84 mujeres. Tres de ellas en lo que va de año. Sólo en Bilbao las agresiones sexuales han aumentado un 53,23%. Estamos hartas de decir que son cifras tremendamente escandalosas. Unas cifras que son una vergüenza para cualquier sistema democrático. Un sistema que sigue pivotando sobre el patriarcado y que debiera avergonzar a una sociedad que todavía se conforma con denunciarlo sólo en torno a fechas como la de hoy. El resto del año apenas breves comentarios cargados de hipocresía. Si de verdad fuera algo que se reconoce como inadmisible ya se hubieran tomado medidas para acabar con ello a todos los niveles. Y sobre todo con una transformación radical de la (in)justicia patriarcal que ha sido hoy una de las mayores reivindicaciones en las calles.

Son cifras pavorosas, primero por su dimensión, pero también porque en un año han crecido un 6,52% y sobre todo, porque son cifras basadas en las denuncias. Es decir, la punta del iceberg. Por eso, como cada año hemos salido a las calles para hacer un clamor de esta inadmisible situación que acaba minuto a minuto (y no es una exageración) con la dignidad y vida de las mujeres. Sólo por eso: por ser mujeres. No existe ninguna otra razón.

Las feministas que tenemos la suerte de trabajar desde las instituciones trabajamos duro para acabar con esta lacra, pero aunque imprescindible, esta lucha debe ser ya de una vez por todas una prioridad para conseguir la transformación de raíz de esta sociedad atendiendo a la educación, la economía, la seguridad y hasta la forma en que son pensadas las ciudades y cómo vivimos en ellas.

Mientras, he tenido la oportunidad de hacer una denuncia pública el pasado viernes en Bilbao en el Teatro Arriaga, con la firme intención de dar un paso más en la reflexión de las causas del porqué de la violencia contra nosotras y de los pasos importantes que en el último año se están dando. Lo comparto aquí para que se convierta en una reflexión conjunta sobre muchas preguntas que continuamente nos hacemos. Pero sobre todo, para convertirlo en una evidencia del momento histórico que nos está tocando vivir dentro del movimiento feminista y que ya no tiene marcha atrás.

Este es el texto de autoría propia leído:

La violencia contra las mujeres se ha normalizado a lo largo de la historia. Ahora estamos dando la vuelta a siglos de silencio El tiempo de callar se ha acabado. Así lo cuenta nuestra concejala Carmen MuñozIsilik egoteko denbora amaitu da Gaur, denok kalera borroka feministarekin #25NFeminista #25Niunamenos #diacontralaviolenciadegenero

Posted by Equo Berdeak on Sunday, November 25, 2018

Las mujeres llevamos siglos, muchos siglos sufriendo violencia machista. No existe ninguna sociedad en el mundo donde las mujeres no hayan sufrido la violencia de los hombres. Violencia que se ha naturalizado y se ha denominado de diversas formas para con el único fin de normalizarla. Y me produce una profunda rabia que la sociedad durante muchísimos años construyera un imaginario colectivo en el que todo se tapaba, se admitía y se construía en torno a «algo habrá hecho para merecérselo». Toda una forma de construcción patriarcal donde el silencio, la vergüenza y la culpabilidad han recaído sobre las mujeres en vez de sobre sus agresores.

Hablamos de asesinatos, sí, palizas, violaciones, golpes… pero también de los tocamientos, de los insultos, de los menosprecios, de las vejaciones psicológicas…Me pregunto por qué el silencio y la falta de credibilidad cuando las mujeres alzamos la voz ya sea para llamarnos mentirosas o para decir que somos unas exageradas han pervivido durante tanto, tanto tiempo.

La periodista y feminista Cristina Fallarás lo explica con claridad: «hasta ahora las mujeres no teníamos el espacio donde relatar en primera persona lo que nos ocurría» Se nos había negado esa posibilidad tanto desde las instituciones como de los medios de comunicación. Pero de repente acciones como #MeToo o #Cuéntalo en redes sociales, han ayudado a construir la memoria colectiva. Fueron cientos de mujeres las que hablaron contando su propia experiencia, entre ellas yo misma, y la denuncia se convirtió, como dice Fallarás, «no solo en memoria sino en una construcción sólida y en una evidencia vergonzosa».

Hoy que estamos aquí en torno al 25 de noviembre construyendo relatos en torno a las violencias sobre las mujeres, debemos hacerlo con la voz en alto y la mirada de frente. Siempre. Dice la escritora Chimamanda Ngozi Adichie, autora del Manifiesto Todas las personas deberíamos ser feministas que «el silencio es un lujo que no nos podemos permitir».

Hoy es una oportunidad más para preguntarnos por qué tanta violencia en todos los sentidos contra nosotras y tan pocas voces que hasta ahora lo hayan denunciado. Pero se abre un tiempo nuevo, porque ahora ya nadie nos puede poner en duda, ya nadie puede mirar para otro lado y menos las instituciones. Porque ahora somos imparables y no nos vamos a callar. En definitiva, porque ahora el silencio se ha acabado. Isili egotea amaitu da.

#NosqueremosVivas #ErasorikEZerantzunikGabe #GoraBorrokaFeminista

 

Calladitas estábamos más monas

Y digo estábamos porque el silencio se ha acabado. En las I Jornadas Internacionales Feministas organizadas por el semanario digital CTXT que se han celebrado los dias 8 y 9 de noviembre en Zaragoza, si algo ha quedado claro es que no hay quien nos pare, ni nos calle. El primer día comenzó con la presentación del  barómetro realizado por 40dB y dirigido por la prestigiosa ex-CIS Belén Barreiro bajo el título El Feminismo en España, ¿realidad o burbuja? y que lanza porcentajes tan potentes como que el 58,6% de las mujeres se sienten feministas aunque solo milita el 1,2% de la población; que una de cada cuatro mujeres afirma haber sido agredida, pero solo el 8% lo denunció y diversos temas interesantes y relevantes al respecto que os invito a consultar.

Pero esto sólo fue el principio, no habiamos hecho nada más que sentarnos y empezaron a participar en distintas mesas y debates hasta 40 mujeres de diferentes países: diversas, politólogas, periodistas, escritoras, indigenas, gitanas, activistas, sociólogas, políticas, de color, trans… y todas con un sólo objetivo: cambiar la sociedad desde el Feminismo. Hasta 700 mujeres estuvimos allí escuchando, aplaudiendo, emocionándonos, y sobre todo disfrutando de momentos e intervenciones valiosas pero sobre todo muy inspiradoras.

Me voy a dejar muchas de las que componían el programa en el tintero. Disculpas. No puedo sin embargo, dejar de nombrar a la inmensa Cristina Fallarás explicando como nunca se nos ha creído cuando denunciabamos la violencia machista (o exagerábamos o mentíamos) simplemente porque nos han estado robando  el espacio para construir una memoria colectiva a través de nuestras narraciones en primera persona. Ella lo consiguió poniendo en marcha su #Cuentalo (en el que yo misma participé con mi experiencia personal). Puso voz a las mujeres contando sus relatos de violencia machista y así, el silencio se acabó. Ni monas, ni calladitas vamos a estar porque ahora, ya por fin somos imparables.

Quiero nombrar a Marina Sáenz, que estudió la carrera en Bilbao, por cierto. Profesora de Derecho en la Universidad de Valladolid y activista transexual, por su asertivo y enriquecedor testimonio.

A Rosa María Calaf con la que tuvimos la suerte de compartir desayuno y que hizo estallar al auditorio en aplausos cuando afirmó que «las niñas tienen que dejar de querer meter su pie en un zapato de cristal y romper a patadas el techo de cristal». Una mujer con una vitalidad que impresiona.

A la incisiva Pepa Bueno cuando los aplausos volvieron a retumbar al resumir en dos líneas (como gran periodista que es) cómo hablamos nosotras en público y como hablan ellos.

A Rosa Martínez Diputada de Unidos Podemos en su brillante análisis entre Economía y Feminismo.

A Lolita Chávez por su siempre generoso y estremecedor relato y a la que agradezco esa frase que me entusiasma y que ella tanto utiliza: «las mujeres tenemos que acuerparnos«.

A Cristina Narbona por su excelente discurso, a Rokhaya Diallo hablando sobre el yihab y el empoderamiento de las personas racialiazadas desde su condición de mujer negra y musulmana y a Almudena Grandes haciendo honor a su apellido cuando rotunda afirmó «hay que dejar de aceptar que nuestra literatura es minoritaria y que la masculina es universal». También a la incansable Andrea Momoitio con su mochila llena de Pikaras, y sobre todo, a Ada Colau por su brillantez, su capacidad para empatizar con todas desde el minuto uno, y su sinceridad.

Han sido dos días emocionantes. Dos días sonriendo y aprendiendo. Han sido dos días para transformar el mundo a través del Feminismo. Ese Feminismo que como dice la Fallarás es Solidario, Internacional y sobre todo Revolucionario. Por eso estamos muy, muy #OrgullosasdeSerFeministas. Y por eso, ya  #NoHayMarchaAtrás. 

Nota: algunas fotos son personales y otras están capturadas directamente de www.ctxt.es