Un lehendakari gay?

Hace un par de posts, si no me falla la memoria, escribía sobre la candidatura de una mujer a lehendakari y lo de buena noticia que ello conllevaba para las mujeres, ayudando a visibilizar su trabajo en el ámbito político, y promoviendo con ello que las mujeres accedan a puestos de decisión como forma indiscutible de empoderamiento de las mismas, para conseguir la igualdad real entre mujeres y hombres.

Esta semana, otro partido, del que igual no se oye hablar mucho ya que los medios se obstinan en hablar sólo de los cuatro partidos mayoritarios que son los que parece se van a repartir el poder, ese partido repito, que también participará en las elecciones vascas del 21 de octubre, ha formalizado la candidatura a lehendakari de un hombre que se declara abiertamente homosexual. Y por lo que he podido saber no es una maniobra de marketing político: ha sido elegido libremente por toda su base de militantes y también simpatizantes (lo que dice mucho al respecto). Lo mismo que en mi artículo anterior, independientemente de estar de acuerdo o no con las ideas que uno u otro partido defiendan, me parece una excelente noticia. Afrontar con naturalidad la condición sexual de cada persona en puestos políticos o círculos importantes de decisión, es un punto clave para la aceptación y la normalización de la orientación sexual o identidad de género de cada cual.

Esta visibilidad es crucial, igual que en el caso de las mujeres, porque además de normalizar, cumple otro importante rol social como es el de que estas personas pueden convertirse en referentes que ayudan a que más personas den el paso y superen la opresión producida por esta sociedad “bien pensante” y heteropartriarcal que nos domina y que invisibiliza a las personas que no siguen la normatividad heterosexual .

La continua ocultación de colectivos como LGTBIQ (lesbianas, gays, transexuales, transgéneros, bisexuales, intersexuales, queers…) ha de ser abiertamente denunciable. Estas personas tienen derecho a que se reconozcan sus derechos así como a vivir su identidad de género y sexualidad en la forma que hayan elegido, y ninguna persona debe oponerse a ello y tampoco negar su existencia como viene haciéndose reiteradamente.

 Afortunadamente cada vez son más las personas que se atreven y hacen pública su “salida del armario” en el ámbito político. A nivel mundial tanto hombres como mujeres detentan importantes puestos públicos: alcaldías, parlamentos, senados, ministerios… pero hay que aceptar que es la primera vez que un gay se presenta abiertamente a ser presidente de este nuestro País. Hay que reconocer el valor, y sobre todo la naturalidad con que lo está haciendo. Se agradece en un ambiente político donde hay pocas novedades, mucha hipocresía y sobre todo mucha, mucha mediocridad.

 

Gallardón eres un m…món!

E irás al paredón. O algo parecido cantábamos hace muchos años con respecto a otro ministro (aquel de Interior) cuya rima del apellido nos venía de cine para desearle lo peor. Evidentemente es un eufemismo, ya que la pena de muerte es algo que ni se me pasa por la cabeza. Pero es que este tipo, al que ya denominan el “ministro que no amaba a las mujeres”, se merece por parte de ellas, deseos no políticamente correctos.

Hartas de que durante toda la Historia los hombres, la Iglesia, y el poder hayan estado empeñados en manduconear nuestras vidas, en decirnos lo que tenemos y lo que no tenemos que hacer en imponernos prohibiciones, y en intentar pasar por encima de nosotras continuamente, y hartas y hasta “allí” de que no se nos tenga en cuenta y sobre todo muy indignadas porque la lucha de muchos años y muchas mujeres para frenar todo ello se pueda ir al carajo por elementos como este, representantes del más puro sistema heteropatriarcal, a los que les da también por “allí” nuestros derechos y se ponen malos (y nos desprecian) sólo de vernos reivindicarlos.

Me pone enferma este tipo y sus acólitos representantes de la ideología más derechona que nunca pensamos que podría estar en riesgo de volver a implantarse a base de cargarse por decretos, inspirados por la Iglesia y por los más rancios conservadores, todos nuestros derechos. Sí, ya sé que cuando hablo de derechos estos “mequetrefes” no saben a lo que me refiero, porque para ellos, el concepto derecho junto con el de mujer, no tiene significado alguno dentro de su cerebro.

Y siguen con su “matraka” y confunden la feminidad con el tocino, y se nos dice que sólo puedes sentirte auténticamente mujer si eres madre, erigiéndose en dioses para determinar cuándo empieza la vida o no, y defienden cualquier argumento que les venga en gana con tal de no escucharnos y respetarnos, porque en el fondo, para ellos seguimos siendo seres inferiores a quien hay que llevar de la manita y decirles lo que tienen que hacer… que si no se me echan a perder pobrecitas mías. Así que no me pierdan el tiempo chicas con eso de la Igualdad, porque realmente pensamos que no sois iguales,  aunque quede muy bonito ponerlo en el programa electoral. Y no se me confundan, que esto último es sólo para quedar bien y que os lo creáis un poquito, porque luego nos pasamos las Leyes de Igualdad por el mismo sitio que hasta ahora la autora de este artículo no se ha atrevido a nombrar….

Orgulloso tienes que estar Gallardón de esta cruzada antifeminista que estás llevando a cabo. Sigue así y además de la Ley del aborto, cárgate también la disposición de la Ley de Igualdad que impone la paridad en las listas electorales negando así la teoría de género. Menos mal que ya hay partidos que a pesar de lo que pase, van a superar esa disposición, porque se les queda raquítica y afortunadamente pasarán por encima de ti. Sigue así y es posible que te canonicen algún día… pero mientras tanto, para nosotras no va a haber tregua y seguiremos oponiéndonos, haciéndote frente, desobedeciéndote y  llamándote m…món y esté bien o mal deseándote que aunque figurativamente, tu paredón sea  algún sitio fuera de la política de donde no puedas volver jamás.

Señora Lehendakari?

La reciente candidatura de una mujer para ser lehendakari es una gran noticia para las mujeres, por supuesto, pero evidentemente para toda la sociedad vasca. Independientemente de que se esté de acuerdo o no con las ideas políticas de la candidata, es un gran avance en el largo camino hacia la Igualdad, la real, no la que se queda en el papel y no se promueve.

Que haya recomendaciones, directivas, estatutos y sobre todo Leyes para avanzar en la Igualdad, está demostrado que siendo todos ellos instrumentos necesarios, no son suficientes para alcanzarla. Por eso, una candidatura de estas características es un paso más hacia el empoderamiento de las mujeres, tan necesario para que ellas formen parte de los círculos de poder, desde donde se pueda influir y decidir desde una perspectiva de género.

Sí, ya sé que muchas mujeres que están en el poder no lo están ejerciendo precisamente desde dicha perspectiva, pero aún así y todo, y sabiendo que este tema es tremendamente polémico, el ejercicio político llevado a cabo por mujeres ayuda a visibilizarnos y a erigirse en referencial para muchas otras mujeres que no se “atreven” a dar el paso y para normalizar la actividad política no sólo en masculino. Y ya es hora de que vaya cambiando, sólo ver cómo nos va en un mundo dirigido por hombres, debiera ser punto de reflexión suficiente para no mostrar más dudas al respecto y dejarse de trasnochadas justificaciones y estereotipos que aunque parezca mentira, seguimos oyendo y viendo (yo dría que soportando) día a día.

Así observamos procesos electorales donde la paridad real (50%-50%) no se ha llevado a cabo: en el Parlamento Vasco sólo hay un 45,3% de mujeres y las últimas elecciones generales han arrojado una cifra tan pírrica como la de que el 36,6% del total de escaños sean ocupados por ellas. Los partidos vascos con representación en la capital del Estado enviaron sólo dos mujeres (16,7%) de un total de doce escaños (actualmente son tres mujeres). Incluso el partido que se autoerige como el más progresista, y que ahora presenta una candidata a la lehendakaritza, esgrimía argumentos tan patriarcales como que no habían conseguido llevar más mujeres a Madrid porque ellas mismas no habían querido presentarse como candidatas. Sinceramente, aseveraciones de este tipo son para sonrojar a cualquiera de las personas que creemos sin ningún tipo de fisura en la Paridad y la Igualdad. Cito los dos términos porque hay muchas, muchas personas que no saben lo que significa paridad y lo que es peor, cuando la nombras les da una especie de sarpullido liberal-conservador y se les llena la boca con la defensa a ultranza del término “idoneidad” , cargándose de un plumazo el discurso de género. Porque la verdad, no es que no entiendan o no quieran entender lo que significa realmente paridad, sino que no entiende nada y se quedan tan “pichis” soltando esa gilipollez creyendo el personal que le hace más igualitario que nadie.

Conseguir que las mujeres se incorporen a la vida pública, sí la vida pública entendida no como la que nos ha relegado a la esfera privada y doméstica, ni como la que nos ha confinado al protagonismo en lo reproductivo, dejando el ámbito de lo productivo solo para los hombres, conseguirlo repito, es un deber de todas las personas, y requiere esfuerzo e interés para profundizar en los motivos de por qué ocurre y erradicarlos.

Pero si a alguien compete más es a la “clase” política (a ver si deja de serlo dentro de poco), porque representan a la ciudadanía, porque es de una extremada ceguera no contar con más de la mitad de la población y porque sólo tiene sentido lo que hacen, porque les hemos votado dentro de un contexto de democracia real. Pero sobre todo, porque es de justicia social, y ese debe ser su puñetero trabajo. No otro. Y porque para eso les pagamos, qué leches, que hagan bien su trabajo y si no es así que les despidan como les está pasando cada día a cientos de personas (aunque no precisamente por hacer mal su trabajo, lo que es más indignante). Desafortunadamente y en un alto porcentaje, mujeres. En este caso tristemente, sí que ganamos en la estadística.

Escotes a tutiplén!

Oír a estas alturas que hay mujeres que consiguen trabajo porque enseñan su escote, se acuestan con su jefe u otras perversidades fruto de los estereotipos que perduran en nuestra sociedad, me parece como poco, bastante frívolo en el contexto actual de paro, rescate y recesión que estamos viviendo

Llevo escuchando este tipo de argumentos durante toda mi vida, bueno, ese y otros, como que hay mujeres que mantienen sexo con sus jefes para ser ascendidas(disculpen por ser tan recatada, porque evidentemente cuando alguien se refiere a este tema, otros verbos más sonoros y explícitos son los que se usan ), o que las mujeres entre ellas se despellejan cuando trabajan juntas… En fin, una sarta de gilipolleces que sólo responden al machismo imperante que desafortunadamente también cala en el género femenino.

Así que me llevo las manos a la cabeza cuando leo estos días a una súper triunfadora diciendo que tenemos que ser reinas que no encuentren problemas en afrontar cualquier tipo de barrera que les impida triunfar en la vida. Lo de reina omito comentar, porque además de ser republicana no me gusta, y el resto de la frase la doy por supuesto. Señoras/es triunfadoras, eso lo hacemos millones de mujeres todos los días, no para triunfar, sino para simplemente vivir que no es poco en estos tiempos de penuria teñidos de desigualdad y falta de solidaridad. Además, lo de triunfar me chirría un poco. Hay mujeres que quieren vivir y trabajar y eso ya es un triunfo, y no necesariamente lo que los conservadores liberales denominan triunfar, que se refiere sobre todo a escalar en puestos de trabajo y que está escandalosamente estereotipado.

Sino que se lo pregunten a las Mujeres que están en paro en Euskadi que son el 51,17% de la población total. Y a la precariedad en la que viven en el mundo laboral: firman menos contratos indefinidos que los hombres y entre las mujeres la mitad de los contratos firmados son a tiempo parcial, mientras que entre los hombres el porcentaje es del 23,5%. Y ya no es por la formación: las mujeres tienen el más alto nivel de formación que se ha tenido nunca, vamos en mayor porcentaje que ellos a la Universidad y sacamos mejores notas. Desgraciadamente son tan malos tiempos que según los últimos datos, es entre la población universitaria donde más ha aumentado el paro. Decir malos tiempos es poco… come on baby and rescue me!

Así que si una mujer se pone un escote, dejemos de juzgarla en base a esos estereotipos y como somos inteligentes y con capacidad de discernimiento no lo enfoquemos como que está utilizando las malinterpretadas “armas de mujer”. Lo lleva porque le da la gana, que es algo que a muchos hombres les cuesta entender porque huele a independencia y libertad.

Eso sí, cabestros y cabestras  hay en todos los sitios. Uno me llegó a decir una vez que las mujeres mejor que fuéramos tapaditas a  trabajar, porque sino él no podía concentrarse. La respuesta era clara: el problema lo tienes tú y no ellas. Quieres que dejen de hacer lo que desean para evitar algo que tú no puedes controlar. Eso algunos musulmanes lo resuelven mejor: te ponen un burka y asunto zanjado. Al final es lo de siempre, como de alguna manera se transige con los derechos masculinos al dar por supuesto que prevalecen sobre los femeninos, a las mujeres nos toca siempre renunciar a algo.

Así que lo de los titulares de la noticia del escote en un periódico de derechas es sólo un síntoma de lo que está pasando y del retroceso que puede producirse en el terreno de la Igualdad como no nos movilicemos y estemos en estado perpetuo de vigilancia. Yo de todas formas, prefiero que me pille con escote, eso sí, que se tape quien le de la gana.

Carta a una amiga en paro.

 

Estos días ando de la ceca a la meca ya que se está celebrando, el Foro para la Igualdad en Euskadi. Es un Foro para la reflexión en el que se repite constantemente los niveles de desigualdad en los que todavía estamos, la precariedad y pobreza femenina y cómo no, siempre aparecen como estrellas invitadas los datos del paro femenino fruto de la desigualdad laboral que casi nadiequiere aceptar.

Tanto es así, que no puedo dejar de pensar en ti querida amiga que estás en paro y que muy a tu pesar, sólo eres un número más entre los que  conforman esa tremenda cifra que no va a dejar de crecer. Tú, amiga, que fuiste despedida con cuatro mujeres más y nadie dijo nada. Tú que con una carrera profesional brillante y una carrera académica, sacada a pulso de tus ratos libres igualmente espectacular, no te sirvieron para que alguien lo valorara. Ser mujer y estar cerca de los 50, no te ayudó, pero lo que es peor, me temo que vas ser invisible de aquí en adelante. Qué sociedad más ciega! En cualquier país europeo se valora la experiencia, el talento y la trayectoria de las personas y la importancia que ello tiene en la transmisión del conocimiento. Aquí, la mayoría de las veces sólo se les valora a los varones. Alguien que sabe mucho de esto me lo decía claramente hace unos días: si fuera un hombre sería un “fichaje”. Si eres mujer no te valoran. A nadie le importa. Eres una viejuna en el mejor de los casos, y una menopáusica en el peor  de ellos

Así que te he visto en pura desesperación por no tener eso, ninguna esperanza. Vagando alrededor de ti misma sin encontrar el rumbo. Pidiendo ayuda a gritos cuando pocos tuvieron la enorme paciencia de escucharte, porque si alguien pudo hacerlo pasó de largo y los que no podíamos hacer nada, nos moríamos de pena al verte llorar. Viajaste tan dentro de ti que estuviste a punto de perderte. Hasta tus amantes te dieron de lado. Siempre creíste que te querían por cómo eras, pero estabas equivocada. Posiblemente lo hicieron por lo que significabas en su imaginario masculino. Te dolió, pero no te sorprendió. Igual es que nunca esperaste nada de ellos. Y cuando tus propias lágrimas te ahogaron, el desencanto te había dejado paralizada y la decepción recorrió como una bala tu cerebro de lado a lado, empezaste a respirar, con dificultad. Apenas se te oye, pero respiras.

A veces, cuando estoy contigo no puedo evitar un sentimiento de compasión pensando que tú te crees que lo has superado, pero yo veo que la línea para volver atrás es tan delgada que siempre me estremezco. Otras veces, te admiro por tu esfuerzo titánico, por querer vivir y sobre todo, por querer cambiar de vida en una sociedad que te ha dado la espalda. Porque nadie que conozco es tan fuerte y tan vulnerable a la vez. Porque estás aprendiendo a mirarte tú misma y no a través de la mirada de los demás. Y no me queda otra que quererte. Aunque visto lo visto, lo mejor es que te quieras tú. Y no tengo duda de que estás en ello.  Larga vida, amiga, pero eso sí, siempre cerca de mí.