¡Y los viernes, recortes!

A partir de ahora en vez de esperar al viernes como agua de Mayo para descansar el fin de semana ( las y los afortunados que tienen trabajo, claro!), vamos a empezar a odiarlos por ser el día en el que el Gobierno anuncia más recortes. Y además los anuncian sin complejos: cada viernes más… y mejor.

Yo es que me imagino a todos estos “mandamases”, pasándoselo pipa cuando se reúnen para ver qué recortar y tronchándose de las “algaradas” que se movilizan contra dichos recortes. Al fin y al cabo, la lista de donde recortar que han elaborado es corta, y lo tienen bien clarito. Cuando acaban la lista vuelven a empezar y otra tuerca más a la Sanidad, la Educación, los Derechos Laborales, los impuestos… pero eso sí, no los impuestos que puedan afectar a los que más tienen. En el tiempo que llevan gobernando, no he visto ni una medida en contra de la banca, los que tienen la pasta o de los que siguen forrándose ya sea a costa del trabajo o del despido de los demás y tampoco en contra de los que defraudan, que total ya tienen a papito Rajoy que les perdonará si han sido “muy malos”.

Y los visualizo cada viernes camino de la rueda de prensa como uno de esos fotogramas épicos del western donde aparecen los pistoleros con las armas en la mano, dispuestos a cargarse lo que sea con tal de conseguir lo que quieren para tener el poder (las armas, la razón diría Barrikada) y pasándolo bien, porque están consiguiendo en poco tiempo lo que siempre han anhelado: que el populacho se preocupe sólo por tener para comer y así no tendrán que pensar en otros temas que no corresponden a su clase de pobres trabajadores. Y oiga Vd., si se le ocurre pensar en ir o soñar con enviar a sus hijas e hijos a la Universidad, vayan despertándose de su sueño. La derecha siempre ha defendido que la Universidad ha de ser elitista y para unos pocos, porque les molesta profundamente que las personas adquieran herramientas culturales que puedan criticar su sistema y tener deseos impuros de proponer uno nuevo. Currrelas a currar, y los que tienen posibles a estudiar para así, seguir ostentando el poder.

Así que viernes a viernes iremos siendo testigos, también, de cómo todas estas medidas tienen también como víctimas colaterales clarísimas a las Mujeres. Al fin y al cabo, conseguirán con todas estas reformas y recortes algo que siempre han defendido: que la Mujer ocupe el lugar que le corresponde: en su casa. Y mejor si no sale de ella. Por tanto, veremos más paradas, más empleo precario, más dobles jornadas entre el ámbito doméstico y el laboral y como consecuencia más pobreza para ellas. Eso sí, que tengan bebés, y ni se les ocurra pensar en el aborto, porque sino a ver quién va a currar para ellos en el futuro.

Al final, vamos a desear que desaparezcan los viernes del calendario, pero seguiremos rogando para que de vez en cuando haya jueves como los de Berlanga. Y que se produzca un MILAGRO!

Polvos

Empresarios con el Rey

… y lodos… siempre me ha gustado esa mezcla. Quizás porque me parece muy sugerente en todos los sentidos, pero lo que más me fascina es lo «de aquellos polvos, estos lodos»: siempre se cumple.

Y como una imagen vale más que mil palabras puedo poner como ejemplo paradigmático la foto que hace poco salía en portada en todos los medios de comunicación en la que se ve a todos los empresarios en una reunión con el rey. Tanta testosterona es escandalosa.
Ya sabemos que el poder está en manos masculinas, pero verlos a todos juntos me produce una bofetada brutal de prepotencia y poderío, llevado sin ningún tipo de pudor a todas las portadas. Sinceramente da mucho miedito.

Y no importa que esté demostrado que no contar con mujeres en los ámbitos donde se toman las decisiones es una pérdida de talento inadmisible. Y no importa si está demostrado también que esto afecta a las cuentas de resultados… no, no importa porque todos esos señores encorbatados ni se lo han planteado nunca y lo que es peor, tampoco se lo creen.

Claro, si una saca este debate a la calle, se encuentra con la afirmación generalizada de muchas personas (de ambos sexos, sí) que apelan a aquello de para qué queremos mujeres en el poder si las que hay, mira lo mal que lo están haciendo. Con tal férrea oposición fruto de esta cultura androcéntrica que no nos deja pensar más allá de lo que intentan inculcarnos, lo único que se está poniendo de nuevo en evidencia es que a las mujeres se les exige mucho más que a los hombres cuando desarrollan su vida profesional. Primero, porque estamos dando por supuesto y admitiendo que los hombres lo pueden hacer mal, perdón pueden seguir haciéndolo mal y segundo, porque tienen bula para equivocarse, pero las mujeres no. Si ellas están ahí tienen que hacerlo bien y además, hacerlo diferente y si no que no estén.

Argumentos a los que yo me opongo firmemente. Las mujeres han de estar y tienen que desarrollar su labor nos guste o no, como personas y profesionales que son. Es una cuestión además de económica, de justicia social. Claro que a mi no me gustan muchas cosas y por supuesto que no comparto ideológicamente cómo algunas están actuando, pero tampoco con los hombres que llevan tanto tiempo teniendo el poder en sus manos y miren donde nos han llevado: a un mundo maravilloso, para ellos ¡claro! Y es curioso, con ellos somos condescendientes y les permitimos y entendemos que sigan y sigan en su coto privado de poder masculino.

A ellos les tiene que encantar que se diga todo esto. Va en contra de nosotras y a favor de que ellos se perpetúen en el poder y que la foto citada se repita y se repita cada vez con menos crítica por parte de la sociedad. Les estamos dando argumentos para que no se muevan un ápice. Tienen que hacer una fiesta (sólo para hombres, por supuesto!) cada vez que oyen esas afirmaciones.

Y así, con tanto polvo acumulado, para qué van ellos como empresarios a cumplir la Ley para la Igualdad Efectiva entre Mujeres y Hombres, que obliga a las empresas de más de 250 trabajadoras/es y a las empresas con mayoría de capital público, a implementar Planes de Igualdad que ayudaría a corregir las injusticias que tienen lugar en el ámbito del trabajo y cambiaría por fin la foto en el futuro. No me extraña que no se cumpla: a quién le importa con esta estructura de poder que tenemos. Y las pocas voces que lo denuncian como hacía estos días Emakunde, no tienen ni un hueco en las portadas del día siguiente.

Ya lo decía al principio de este artículo: de aquellos polvos estos lodos, pero lodos de los que perjudican, no de los que sanan. Y además, hacen mucho daño.

¡Qué des-facha-tez!

El 8 de marzo se nos ha atragantó el desayuno con muchas malas noticias para las Mujeres. De unas semanas para acá, el tema sin duda, está calentito. Revisemos.

Hace unos días los santos e infalibles miembros, ya que son mayoría aplastantes de hombres, de la real academia de la lengua (sí, con minúsculas, porque en estos momentos no se merece mi respeto), tienen la des-facha-tez de promulgar, sin ningún tipo de pudor, que las propuestas para adoptar un lenguaje inclusivo con respecto al género, conculcan aspectos gramaticales o léxicos firmemente asentados. Sí claro, asentado está todo lo que ellos quieren que esté. Díganme sino, porqué se niegan insistentemente en no incluir dentro de la definición de matrimonio, que éste puede ser entre personas de un mismo sexo, o porqué también se niegan a admitir como definición del término género, no como sexo, sino como comportamiento y expectativas asociadas a un sexo, cuando ya hay leyes promulgadas que apuestan por la Igualdad de género como algo admitido y normalizado. Es evidente que todo lo que tiene que ver con la Igualdad tiene una resistencia atroz. Parece que sólo las personas que defendemos un uso no sexista del lenguaje estropeamos la lengua y sin embargo, utilizar el masculino indiscriminadamente es siempre correcto. Lo que se me ocurre pensar es que estos “sabios” con su corta visión, no alcanzan a ver la pertinencia de la transformación de la lengua para que sea menos androcéntrica ya que la sociedad en la que vivimos sigue siendo patriarcal, y el lenguaje es reflejo de ello.

La otra grata noticia es la del flamante Ministro de Justicia, al que el cargo le ha debido insuflar de repente el poder de creerse el salvador de las mujeres y el guía divino de lo que éstas tienen que hacer, que en el fondo es lo que más le gusta a la derecha y no cejan en su empeño de intentarlo. Así, Ruíz Gallardón ha tenido de nuevo la des-facha-tez con respecto a la Ley del aborto aprobada democráticamente en la anterior legislatura, de promulgar que con su intención de cargársela, no tiene intención de recortar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres tal y cómo se le está reprochando desde diferente colectivos, sino que (y presten atención, por favor) además de no recortarlos va a aumentar la protección del derecho reproductivo «por excelencia» de la mujer, que es, a su juicio, el de la maternidad. Que sí señor Gallardón, usted, su homóloga Esperanza Aguirre que dice que el aborto «no es un derecho, es un fracaso de la mujer en todos los supuestos», y el resto de sus secuaces “peperos”, de nuevo no se enteran de que si ya es nuestro derecho, nosotras y no ustedes, sabemos y queremos decidir cómo hacer uso de él. Ni usted ni nadie, nos lo tiene que decir. Qué empeño por “legislar” lo que las mujeres tenemos que hacer. Como si fuésemos tontas o incapaces, que en el fondo es lo que deben pensar.

Así que aunque nos lo quieran amargar, hoy es un día cuyo fin más importante es visibilizar las desigualdades existentes entre Mujeres y Hombres y también para felicitarnos por todo lo conseguido. Por mucho que les pese, por mucho que no les guste, por mucho que quieran “mangonear” nuestras vidas sin querer enterarse de que ya no hay marcha atrás y que por mucha des-facha-tez que muestren no vamos a parar. Agridulce celebración sí, pero lo celebramos. Vaya que sí!

Pelendengues!

Busca, busca...

El 22 de febrero se celebra el Día Europeo por la Igualdad de Salarios entre Mujeres y Hombres. Si ya sé que la mayoría del personal piensa que lo mejor sería que estos días no existieran, ni tampoco el día de la Mujer, ni tantos otros…sobre todo aquellos que tienen que ver con la reivindicación de nuestros derechos… Nadie ve tan mal el día de la Infancia, del Cáncer, del Sida o tantos otros. En fin, argumentos banales fruto de esta cultura patriarcal que tanto nos cuesta quitarnos de encima… si a mí también: a demás de ser humana soy Mujer (¿o al revés?). En todo caso estoy convencida de todo lo contrario. Días así son necesarios porque se ayuda a la concienciación sobre estos temas de justicia social y sobre todo porque los visibiliza. Ya saben que todo aquello que no se ve y de lo que no se habla, no existe. El día que no existan desigualdades no hará falta tener días especiales, porque aquello que lo originó que no es otra cosa que la desigualdad, habrá desaparecido.

Y es así que nos vemos obligadas a recordar que todavía, aunque muchos no se lo crean, hay desigualdades en los sueldos entre mujeres y hombres: sólo en Euskadi dicha brecha está cifrada en un 22%. Pero es más, la diferencia salarial entre hombres y mujeres en puestos de alta cualificación es de un 31,8% según apuntan algunas investigaciones. Más allá de eso que es crucial, está la desigualdad en la contratación, en la promoción y la representación de las mujeres en las direcciones de las empresas. En la CAE sólo el 30% de los puestos de Dirección están ocupados por mujeres (es decir 1 de cada 4) y en puestos de Alta Dirección sólo hay un 7% de mujeres, lo que significa que el empresariado es netamente masculino. ¿Saben al respecto un dato significativo?: de tanto directivo que nos rodea sólo el 9.4% tiene estudios universitarios? Sí en Euskadi.

Pero claro, ellos están hasta los pelendengues (utilizo esta bonita palabra en extinción porque ellos utilizan otra mucho más ofensiva y testosterónica), de tanta reivindicación y tanta paridad, porque para ellos elegir mujeres siempre es sinónimo de no elegir a los que realmente valen… valen para qué ¿con qué criterios?. No será el de la formación claro, ni el de que lo están haciendo mejor. Miren sino el mundo que nos rodea en estos momentos…

Es evidente por tanto que hay una clarísima falta de suficiente masa crítica femenina necesaria para que las mujeres ejerzan una influencia significativa. Así que amigas no nos queda otra que manos a la obra, o mejor dicho manos al poder… femenino, claro!!!

Paradas!

Acaban de salir a la luz pública los datos del paro del mes de diciembre. Como siempre desoladores… y ciertamente desalentadores porque la tendencia al crecimiento es clara y no hay visos de que esto se arregle. Al revés, va empeorando.
Viendo los datos lo primero que me causa incertidumbre es que los últimos aportados por el Eustat cifra el número de personas paradas en 116.900 mientras que Lanbide en su informe de diciembre registra dicha cifra por encima de los 145.000. Es decir, hay alrededor de 28.000 personas que se quedan en el limbo del desempleo el cual es el peor de los limbos en el que se puede estar en estos momentos.
Pero en lo que me interesa poner el foco es en cómo se tratan los datos en los medios de comunicación a la hora de lanzar las cifras. El Correo apostilla en su información sobre estos datos: “el comportamiento por sexos benefició de manera radical a las mujeres que mejoraron su nivel de ocupación….”. Explicar de manera sesgada unos datos, sobre todo si vienen de una fuente periodística, deja mucho que desear. Si además se ponen calificativos como lo es decir “de manera radical”, denotan ignorancia y bastante parcialidad en el objeto del que se está hablando.
Es verdad que en los últimos meses ha aumentado más el paro entre los hombres y ha disminuido entre las mujeres, pero es cierto también y hay que decirlo, que en la referencia anual son las mujeres las más perjudicadas, con un incremento del 8,03% frente al 5,83% correspondiente a los hombres. Las mujeres suponen, al cierre del año 2011, el 51,0% del total de las personas paradas. Si queremos dar la noticia y ser objetivos pongamos los datos, pero con imparcialidad y perspectiva y sobre todo sin apelativos tremendistas como es el caso expuesto. Esta forma de comunicar distorsiona la realidad y confunde a las personas que las leen o escuchan al dar excesiva credibilidad al medio que las emite.
Actuemos en nombre de la justicia social e intentemos visibilizar la realidad del mercado femenino. Claro, esto si alguien está interesado en hacerlo. Así y hay que decirlo, la situación de la mujer en el mercado laboral vasco está mejorando: si hace diez años el peso de las mujeres en el total del empleo era del 37,5%, hace tres años era del 43,1% y en el primer trimestre del 2011 era del 45,3%. Buenas noticias de las que todas y todos debemos alegrarnos. Pero esto no evita constatar otros datos alarmantes como que la brecha de género en la Tasa de Actividad alcanzó en el año pasado 12,74 puntos. Amplia brecha, o demasiado amplia diría yo, todavía.
Y por supuesto no puedo terminar sin mencionar que la preocupante tendencia a la precarización del trabajo durante estos tiempos de crisis es indudable. Y esto afecta también en mayor medida a las mujeres. Por ejemplo, en diciembre pasado el 50,6% de los contratos fueron firmados por hombres, pero es que además, éstos firmaron más contratos indefinidos, las mujeres sin embargo, más temporales. Si se quiere hay indicadores, muchos, para analizar con detenimiento temas de tanto calado social como este. Limbos pueden existir, pero en este caso, no hay limbo que valga: si el paro y la precariedad tienen un nombre… ese nombre es Mujer!