Os presento aquí , con el permiso de mi aita, Patxi Egia, una joya . Una crónica alpina o excursión al Santiago Mendi de agosto de 1887 que posee mi padre en sus archivos.
Si queréis mas información o saber un poco mas de esta estupenda historia, podéis poneros en contacto con el es su blog Anetismo mediante un mensaje o comentario.
Copio aquí la historia tal y como esta escrita y os aporto alguna de las fotos que la acompañan. Insisto, para ver mas pinchar en este enlace ,Anetismo.
Terminado el almuerzo se mando aperico que fuese ala orilla la Peña aber si beia al que esperabamos, pero biendo que no benia, se puso a echar un trago del buen bino que llebabamos, almismo tiempo que enpezarona cruzar grandes Buitres sinduda al olór del asado. Enprendimos la marcha alegremente cantando la turquia, y tirando atodo animalillo que al paso salia. Enel centro del Bosque aciamos el papel de carolina y devez encuando nos acordabamos de Casiano, pensando que tal vez estariaen la fuente cuando llegaramos.
Después de salir, lo primero que seizo un buen refresco de anisado limon y azucar. El uno traía el agua, el otrro lo hacía, mientras que elotro hacia los primeros preparatibos de la comida. Acia un sol abrasador. Demodo que la limonada nos izo que cantariamos alegremente ala sombra de los arboles. Cuando ya ibamos consolandonos de todo, determinamos hacer una escursion a una cueba que en alguntiempo un zaurin izo creer al pueblo de Delica, que en la tal Cueva, abian dejado los frailes un grantesoro escondido, por lo cual enplearon alguntiempo en reconocimientos inutiles»Al llegar a ella un edor corrompido salia del centro. Nos asomamos y en el centro sedejaba ver un esqueleto de un Buey muerto amedio corromper. En el centro de la Cueba, habia un Lodo incapaz de poder atrabesar la Cueba. Pero perico atropelló a pasar pudiendolo conseguir des pues de a rastrar infinida de lodo. Después de estar allá esaminamosla con atencion, cusandonos maravilla, todo cuanto allí la naturaleza a obraba. Como Llebabamos limonada, echamos sendos tragos en recuerdo del tesoro, y por quitar tambien el mal gusto del edór que allí abia.
Al momento se enpezo a recoger oja y leña. Perico subio al arbol mas prosimo, y en pezo a tirar ramas y al momento searmó una tienda Campaña completa. Cada cual enpezo arecojer aquello que acia mas falta. Tambien sé recogio buena partida de oja, pero estaba umeda y ubo que poner buena lunbre para secarla.
Todo marchaba en orden de acabar pronto, asta que, Perico tubo un tropiezo de allár un espino albár que pesaria 20 arrobas. Almomento tubo la ydea de que aquello aria gran fuego de noche, y así nos lo comunicó. Con algun trabajo lo cargamos, perico a la parte gruesa, Roque a la otra punta y yo, en el centro. Todo iba bien aunque algo acelerada la marcha, sinduda porque tendrían ganas de llegar asu destino. No faltarian ya 30 pasos cuando un espino se puso delante de los pies de Roque; ya se iba a des en barazar del, cuando yo, creyendo de acer bien, fui a quitar aquel estorbo aun lado. Pero nobien abia agarrado dela punta elestorbo, cuando, enredandose doblemente Roque pierde el y quilibrio t cay, como Jesus con la cruz.
Diez minutos abrian trascurrido, cuando oymos que nos gritaba fuerte mente. Creyendo que le pasaba algo, nos sorprendio, aunque luego conprendimos que decia que sele mandara el perro. Sinperder tiemnpo coji una Escopeta, llame al bicho y me fui guiado por las boces que daba; pues Roque nopodia moberse, al paso que se iba que dando frio, no me fue dificil el dar con el y entonces merefirio que, dos garduños abia visto y que uno dellos, estaba en el arbol. Memando subir con el fin de que lo aria bajar, y que el estaria en guardia. Asi lo ice, sibí asta la mita del arbol, pero el animal al ver tan cerca a un huespec de poco agrado, brincó des delomas elebada, al suelo y como era ya de noche no se le pudo apuntar, aunque el perro le siguió asta ewn cercarla en otro arbol distante. Aquewl fue otro golpe de despecho aunque de menos consideracion que el anterior.
Gracias que no estabamos muy distantes del Campamento, que delo contrario acaso nonos ubiera sido facil el acertar en un punto tan estraño, y espeso. Referimos el caso a Roque y lo mismo que nosotros lo sentia en el alma. Sepreparo la cena, se prendieron dos enormes ogueras de fuego, dimos principipio anuestro asado de carnero, y las abes que durante bel dia abiansido bictimas de nuestras escopetas.
El cantico nocturno del Carabo y del mochuelo, nos anucia la aque era ora dedl reposo y del descanso, pero otra cosa nos faltaba que acér. el hombre sa en casa, sea en el desierto debe recordar que tiene un criador, y que ese criador es dueño de su bida, de sus obras y acciones. Recordando que en aquel momento, de pendiamos del altisimo y que como yjos suyos debiamos darle gracias y pedirle nercedes, comenzamos a rezar el santo rosario. Despues nos entregamos al reposo sincuidao.
Durante la noche nos lebantamos a echar leña alfuego para que nosea pagara, y esperamos tranquilos aquealumbrara el nuebo dia. Amanecio un ermoso dia y despues de tomar el desahyuno enprendimos la marcha a trabes de los arboles.
De esa manera tenemos el recuerdo de una manera qaue nonos inportaria el biajár nueva mente por entre montes, contal que reinara la paz y armonia que en aquella reinaba entre los tres amigos y que por espacio de algunos años a reinado alegre mente, sinque el menor disgusto aya enturbiado tan dulce armonia.
Qualquiera que lea estas toscas linias le estrañaria sni duda el rustico lenguage; pero elque lo a escrito, no a pensado nimodio menos ador nar el recuerdo conterminos finos, ni pintar paraiso alguno, por mas queno tierne abilidad para ello; sino, solamente la a copiado para recuerdo de amigos; como amistad ue recuerda los echos que pura mente an sido sinceros.
Lo dedica Nolasco, a los amigos: Andres Larrieta y Pedro Larrieta.
Orduña a 16 de Febrero de 1888.»