Con indescriptible candidez, se incurría una y otra vez en la manida metáfora del choque de trenes. Si ya hace tiempo se vio, como poco, la desproporción en el tamaño y la potencia de cada convoy, ahora acaba de quedar muy claro que lo que falla es la comparación. Lo que el soberanismo catalán tiene enfrente es un muro que, por lo menos hasta la fecha, se ha demostrado infranqueable. El unionismo español ha salido victorioso en prácticamente cada envite. Incluso cuando ha palmado alguno, como fue tener que tragarse las urnas que persiguió con denuedo, la reacción se tradujo (literalmente) en una soberana paliza.
Anoto aquí al margen que la somanta del 1 de octubre fue lo más parecido a una fuente de legitimación internacional. Consistió en unas horas de fotos y vídeos corriendo por ahí, cuatro osados dirigentes de segunda fila expresando su protesta y, tristemente, no mucho más. La Europa oficial y el resto de cortadores planetarios del bacalao corrieron a hacer piña con los que habían mandado a repartir leña. Ídem de lienzo cuando empezó la primera razzia de encarcelamientos y fugas para evitar dar con los huesos en la trena.
Ahora que ha llegado la segunda fase de la operación represora cabe, por supuesto, la denuncia más contundente. En los medios a los que uno tenga acceso, en la calle, en las redes sociales. A grito pelado, con insistencia, sin desmayo. Completamente de acuerdo. Pero inmediatamente después de la protesta —o, mejor, al mismo tiempo— procede asumir de una vez que no basta con tener toda la razón o la mayor parte. Esta batalla no solo es cuestión de Justicia. También de realismo.
Albert Primo de Rivera representa muy bien a la mayoría sociológica Española.
Leo que en Valladolid, en un programa matinal en directo de RNE, el público ha estallado en un aplauso al conocer la detención de Puigdemont, el «a por ellos» no es una anécdota, es una hoja de ruta apoyada con entusiasmo por el aparato judicial, policial y mediático del estado Español, y de la mayoría social, también. Como bien dijo el hermano del expresident Maragall, a España no le vale con ganar, «quiere derrotar», y añado:humillar. Y en esto están.
No se puede negar que el independentismo a cometido graves errores, errores de cálculo fatales relacionados principalmente con una mala ponderación de sus propias fuerzas, pero España no le va a la zaga en cuanto a errores y haciendo gala de la sociología Franquista imperante emulan a Mola y sus enseñanzas:»Esta guerra tiene que terminar con el exterminio de los enemigos de España».
Creo que fue el lehendakari Agirre el que dijo, perdido ya el territorio en la guerra civil, algo así como que «conquistaréis nuestro territorio, pero jamás conquistaréis nuestros corazones». Pues eso, que a la mayoría social Española(de ese país en el que no existen nacionalistas Españoles) le vale con el territorio y se la suda los corazones que ni sienten ni sentirán jamás su bandera.
Lo tenían chupado para ganar, pero intentar derrotar y humillar les va a explotar en la cara. Saludos.
Querido Javier, está muy bien eso del realismo, distensionar, volver a la normalidad, el diálogo, patatín patatán… Siempre claro desde la mirada vasca, con cierta arrogancia de yo soy más listo y ya te lo advertí. Pero hay un detallito que se le olvida a nuestro nacionalismo de orden: los catalanes (o una gran parte de ellos) quieren la independencia, ya han llegado a esa meridiana conclusión. Menos lecciones por favor de lo que les conviene o no, y más si a la vez afirmamos que «nuestro caso no es el mismo»…. Aunque esto último, perdón, pero lo dudo.
Tanto el caso Catalán como en el vasco (más diferentes de lo que podría pensarse) la conveniencia del realismo no es sólo un consejo de actuación futura, es una llamada a voces, viendo las consecuencias.
Cualquier cambio de «status quo» jurídico político debe contar con los acreedores del estado. Sí, con los acreedores. Esto no es una cuestión de marchamo de justicia democrática, o de apoyos a los sistemas democráticos de toma de decisiones.. Esto es tan sencillo como que a un país con una deuda como la española, en manos de BCE, y/o de los bancos privados que, obligados o no, deben su vida a éste, a la Comisión, y al FMI, no puede presentar ni facilidad en el desgaje de su 23% más productivo, ni blandura en cualquier otro caso que se pudiera presentar. Y dicho esto sin aparecer por ningún lado la palabra violencia, ni terrorismo. Da igual que se retuerzan la descripciones de los delitos, que se falte a la verdad en los autos, que jurídicamente sea impresentable que a personas que no han atacado a nadie, (ni urdido ningún contubernio ni complot que no sea demostrar con urnas la voluntad del «demos», la legitimidad, basado en esto mismo, de sus acciones políticas) estén encarcelados, sin juicio, pero preventivamente porque pueden hacer lo mismo (!). Lo importante realmente es el cobro de la deuda, y, de paso, mostrar el camino a terceros, y para eso, lo que haga falta.
Ese es el muro infranqueable ( que en mi opinión no está en España). Y si me permites, David, las lecciones las dan los hechos. A ellos, y a nosotros. El realismo, el mejor ingrediente. Y no por ello menos contundente, sino, a lo mejor, más.
Lo que pasa que ese realismo, en Euskadi, además, debería empezar por el hecho del escaso respaldo de un 15 % al derecho a decidir, y habría que verlo con Nafarroa.
Por supuesto que hay que ser realistas en todo momento, por eso hay que comprender la situación catalana y huir de la prepotencia y la insolidaridad. Y no ya irrealismo sino faltar a la verdad es decir que en Euskadi el respaldo al derecho a decidir es del 15%…
En las últimas consultas de Gure Esku Dago en las que yo he acudido, no ha salido más participación, para mi decepción. Me refiero a eso. Será por lo que sea, que yo tengo mi opinión, pero la respuesta de las consultas populares no ha sido mayor. Si existen otros datos contrastables, que salgan a la luz. Lo cierto es que la respuesta popular catalana por la independencia, no existe en Euskadi. Y si no, convoquese.
No falto a la verdad: Interpreto lo que veo, aunque pueda equivocarme en mi apreciación.
Y ese ejercicio de realismo es el que defiendo yo que hay que realizar previamente en Euskadi.
– Partidarios del derecho a decidir de encuesta, quizá si que haya un 40 – 60%. Hablo de personas. No me valen partidos que lo recojan en su programa, pero que a la hora de ponerlo en práctica, sí pero…
– Dispuestos a ir a una consulta con cajas de cartón, o una cadena humana : alrededor de un 15%,
– Votantes de unas fuerzas políticas partidarias de la DUI (via catalana) un 12,63 %. (Ultimas elecciones 2016: Censo electoral 1.783.419. Votantes EH Bildu 225.172: 12,63 %.). Quizá aquí me equivoque en identificar el apoyo a la vía DUI con EH Bildu.. Puede ser.