Tribus corporativas, la última amenaza

Todos somos marca. Tenemos identidad, logotipo y signos que nos distinguen de otras personas-marca. Y estamos en un mercado competitivo en busca del éxito económico, el reconocimiento y la felicidad en el amor, la amistad y la familia. Nuestra identidad es el nombre, firma, huella y ADN. Nuestro logo es la cara y el formato corporal. Y nuestros signos son los mensajes que emitimos, el vestir, la cultura y otros factores visibles e intangibles. La imagen corporativa de cada uno sería el balance de la percepción de los demás sobre nosotros. Por eso, es importante afirmarnos como poseedores de una marca individual, única e irrepetible, que estamos obligados a defender en la medida que acompaña nuestro proyecto de vida.

Quiero decir que, dejando a un lado la dimensión espiritual, cuanto más radical es nuestro concepto de marca propia menos expuestos estamos al gregarismo y la manipulación por las ideologías y el consumismo volátil. Una prueba de esta despersonalización es el hábito bobo de los ejecutivos de empresa de vestir con atuendo corporativo: los de Iberdrola van con corbata verde; los del Banco Santander la llevan roja, los del BBVA, azul y los de Euskaltel, naranja. Y así se les ve en las juntas de accionistas y en sus apariciones en televisión, uniformados como coreanos del Norte y satisfechos con su etiqueta de tribu corporativa. ¿Y cómo distinguen a las mujeres ejecutivas? Ah, no hay señoras en el puente de mando. Por favor, que no cunda el ejemplo o nuestra identidad-marca acabará reducida a una insignia y un colorín.

La tele influye en la disolución identitaria al fomentar, mediante el enmarcado informativo y el marquismo exacerbado, la búsqueda de refugio en los iconos de moda, tal vez por lo insoportable que resulta vivir sin bandera. ¿Sabía usted que el tatuaje más recurrente es el logo de Nike? Frente a esta idolatría enajenante, Naomi Klein propuso el “No logo”; pero la respuesta no es la iconoclastia, sino activar las 6.840.507.003 marcas únicas e irrepetibles que hoy habitan el planeta.

2 comentarios en «Tribus corporativas, la última amenaza»

  1. Estoy totalmente de acuerdo con este articulo, al que felicito a su autor. Nosotros como personas proyectamos una maraca, marcas diferentes, aen torno a la forma de vestir, hablar, andar , tono de voz, todos estos factores incluso el perfume, la marca que utilizamos , nos distinguen del reto de personas. Asi que nos hacen especial, diferentes. Por todo eto hay que cuidad y mimar estos detalles que parecen insignificantes y en realidad son muy importantes, porque somos nosotros mmismos. La especialidad del ser humanocon respecto a otro ser humano,

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