Alguien dijo que el éxito es una anomalía. Lo normal es que todo proyecto fracase y solo triunfe una tentativa entre un millón. Incluso en estos pocos casos el éxito se produce por casualidad o error. No existe una teoría fiable del éxito, como tampoco de Dios. Precisamente, por ese margen de azar la campaña viral del cubo de agua helada a favor de los enfermos de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) ha alcanzado repercusión mundial: nadie previó su fulgurante propagación.
Cada día cientos de miles de iniciativas en redes sociales compiten en la carrera por el impacto y casi todas fallecen por indiferencia. De repente, una hace diana en el corazón del universo y se difunde exponencialmente. En pocas semanas el agua elevada al cubo y volcada sobre la cabeza de las personas ha logrado recaudar millones de dólares en Estados Unidos y a esta divertida red solidaria se han sumado celebridades y líderes de opinión.
¿Cómo se ha hecho el milagro? Con una combinación de tres factores emocionales: la broma juvenil del cubo de agua, la plasticidad de la proeza y el sentido divertido del reto. ¡Hay que ver lo que nos gusta la nostalgia de comportarnos como gamberros ingenuos de quince años! Y naturalmente, ha sido fundamental el apoyo de la tele, cuyas imágenes han provocado la extensión del fenómeno viral. Una vez más se demuestra que internet y la tele están hechos el uno para la otra, se aman y se auxilian mutuamente, a pesar de la diferencia de edad y filosofía de vida entre el joven y la vieja.
Es verdad que la comunicación se ha visto después degradada por el oportunismo de los famosetes de medio pelo, lo que ha desviado la atención hacia lo friki y menguado su propósito humanista: muchas risas y poco dinero. Es inevitable. Por cierto, ya existía el precedente de la campaña Busti zaitez – Mójate por la esclerosis múltiple, en playas y piscinas de Euskadi.
El odio yihadista hace sus virales cortando cuellos de periodistas, mientras la solidaridad se moja festivamente. Dos mundos, dos éxitos de difusión, dos anomalías.
Un titulo muy original y divertido para ete árticulo. Lo cierto que es una jaimitada, pero enhorabuena con esta jaimitada que ha servido para realizar una obra de solidaridad hacia personas que padecen eta enfermedad (ELA).
Muchas veces a las personas , les gustavolver a la infancia, dado que tienen nostalgia de los buenos tiempos vividos.
Muchas felicidades pr tan interesante reflexión.