LA tele no es una ciencia exacta, ni por aproximación. Tiene su lógica, pero es imprevisible, como lo atestiguan sus formidables fiascos y sus éxitos inesperados, excesiva inestabilidad para un sector con grandes intereses económicos y la influencia social en juego. Uno de sus errores es la soberbia de creer que todo es convertible a lenguaje audiovisual. En las productoras -que no han aprendido nada de la historia del cine- siempre hay un iluminado con un proyecto de adaptación a la pantalla de su libro favorito. “Novela es lo que solo una novela puede decir”, sostiene Kundera. Idéntica idea podría aplicarse a cualquier creación. ¿Cuál es el problema? La ausencia de guionistas, una carencia que se redime acudiendo a la biblioteca.
Los que trabajamos en comunicación lo decimos elementalmente: no se escribe como se habla, ni se habla como se escribe. Insistiendo en este disloque, al capitán Diego Alatriste, genial personaje del siglo XVII español, nacido de la imaginación de Arturo Pérez-Reverte, le han extraviado del papel para sacudir el vulgar reino de la tele. Y en su bautizo de fuego perdió la batalla con menos de 2,5 millones de espectadores, una birria para su descomunal inversión; y aun peor fue su suerte en la segunda escaramuza, el miércoles pasado. Paolo Vasile está de infarto.
Pero Telecinco no es la norteamericana HBO, de cuya factoría han salido productos míticos como Boardwalk Empire, la sorprendente True Detective y sobre todo Juego de Tronos, a la que Alatriste hubiera querido asimilarse. A ver si nos enteramos: Telecinco es la cadena de Sálvame y Gran Hermano, teledetritus. El mismo Reverte ha apelado a HBO para referenciar sus prioridades estéticas; sin embargo, como otros escritores, don Arturo es un purista. Los medios de masas necesitan aproximarse a Robin Hood, Los tres mosqueteros y otras puerilidades narrativas para alimentar el apetito popular de magia barata y cuentos de hadas. El trágico espadachín es demasiado para un canal de culos y tetas. No se hizo Alatriste para la boca del asno.
Es cierto, no se hizo Alatriste para la boca del asno. Se hizo el asno para la boca de Alatriste. Y es que de lo que se come se cría.
que se puede esperar de una cadena que toda su producción la basa en programación, de hablar de los demás. en cotilleos y nada mas. No hay otra cosa que tenga interés. Nada . Es lamentable que donde mas audiencia tenga ea cadena sea en Euskadi, lo que demuetra que la gente es realmente bstante cotilla. Que pena.
Felicidades por su reflexión, muy interesante
PNV-Podemos, el amor del nuevo año.
A la Entrevista-alfombra de Iglesias a Anasagasti, que la vale a Ortuzar como un 50% de la precampaña electoral, hemos de anotar el artículo de Landa Larrazabal en el Blog de este mismo órgano.
Una cosita al citado autor del artículo y a su editor, Deia.com: «el País Vasco y Navarra» es un oxímoron.
PNV-Pueden/AhalDute: el amor del año, la entente cordiale anti-izquierda abertzale.
El helicóptero de Osakidetza ue ha acudido hoy al centro de trabajo de Zornotza donde ha muerto un trabajador por una explosión llevaba la bandera española rotuladama gran tamaño.
El PNV, rojigualdo incluso en las formas.
Los Tres Mosqueteros, una puerilidad narrativa para Blázquez. Y Miguel Strogoff? Y Treasure Island?
Pues a mí lo que me parce un tostón y un coñazo es lo del Alatristre.
Y esta versión televisiva…, sólo ver al actor ya produce bostezo.