Cada vez más gente ve la televisión sola, vivencia tan vacía como comer solitariamente, viajar con nadie o ir al cine sin compañía. O dormir desparejado. Vamos hacia una sociedad masturbatoria -de autarquía emocional y bricolaje afectivo- frente a la cual aparecen algunas señales que expresan una creciente demanda de volver a estar juntos. El fútbol permite este reencuentro colectivo y ha creado el curioso fenómeno de ver los partidos en el bar, quizás como pretexto para salir de casa y hablar y beber con otros, discutir las jugadas y apasionarse en comandita, igual que en el estadio: este vilipendiado deporte reúne los sentimientos básicos y también la difícil convivencia.
Si las finales que el Athletic jugará en Bucarest y Madrid se van a poder ver en emisión no codificada, ¿por qué decenas de miles de ciudadanos, poco y muy futboleros, se citarán ante monitores gigantes para seguir juntos estos partidos? Por la necesidad de vivir en manada y recuperar cierto sentido de comunidad. ¿Quién canta los goles o maldice al árbitro estando solo? ¿Quién silbaría el himno español si no es para sumarse a la coral de la pitada? San Mamés abrirá sus puertas para una ceremonia única: la épica del Athletic vista por la tele en masiva compañía. El ayuntamiento de mi pueblo instalará en el frontón una descomunal pantalla. Porque hay cosas que es mejor gozarlas en multitud, incluso en tiempo austero.
Todo esto es un consuelo y algo de rebelión contra el mundo Crusoe que estamos construyendo. Impresiona tanta heroicidad humana en la búsqueda de relaciones, apegos y ternura. El desvarío de la televisión es presentarse como alivio de la soledad. Lo hace a menudo y no con mala intención; pero es impersonal, no es auténtica. Se requieren acontecimientos que nos muevan a escapar del blindaje de nuestra identidad individual para ser felices en cuadrilla. Será un placer inmenso presenciar por televisión las finales del Athletic; pero daría cualquier cosa por alguna entrada y disfrutarlas al lado de muchísimas más personas.
Totalmente de acuerdo. Además las alegrias compartidas son doble alegrias . Y las penas compartidas son menos penas.Es muy bonito compartir, siempre y cuando haya complicidad.
Me ha gustado mucho ete articulo, muy interesante.
¿El fútbol vilipendiado como deporte?
En lo que tiene de deporte no me parece que soporte vilipendio de ningún tipo, de modo generalizado; algún excéntrico habrá que lo haga, pero no dejará de ser una excentricidad aislada, esa sí, aislada.
Leo que se espera en Bucarest la llegada de unos 11.000 seguidores del Athletic, que es una pequeña muchedumbre pero que supone un notable esfuerzo en euros.
¡Y estamos sobre la ola de la gran crisis económica! O a punto de ser engullidos por ella, que no está clara la posición que ocupamos, aún.
Generar euforia en grupo, en «cuadrilla», ¿equivale a disfrutar de la vida en compañía? Me lo planteo muchas veces cuando he de esforzarme en pasar por una acera llena de personas con una copa o un vaso en la mano, a la puerta de cualquier bar, y que casi ni se enteran de que dificultan el tránsito. Al final siempre paso, claro, con buen ánimo, sin asomo de encono con el muro humano que anda en su jolgorio. Cuando les rebaso y me alejo, me alegro de su alegría…sin que me cuestione si es felicidad o convencionalismo social lo que exhibían.
Y al hilo de todo ello pienso en los «Cubarauis», esos miles de saharauis que fueron becados en Cuba, han tenido hijos allí en algunos casos, en una sociedad muy distinta a la de su origen y que han regresado al sur de Argelia, a los campamentos de Tinduff. Aprendieron , entre otras cosas, a bailar salsa y a hablar en español con acento cubano, en su estancia en Cuba. Ahora, regresados a los campamentos del desierto, reconoce alguno de ellos que allí, en Cuba, «eran libres de verdad» no como en su sociedad, donde se está todo el tiempo pendiente de lo que dirán los demás de lo que uno hace o deja de hacer.
Igual aquí, entre nosotros, desapareció bastante esa tontuna y paleta costumbre de meterse en la vida de los demás y se actúa desde la libertad de hacer lo que se quiere y no lo que los demás esperan de uno para acogerlo como de los suyos, aunque a «Yoyes» no le dieron opción y a Imanol le amargaron la vida, algunos.
Todo eso de las bondades de la emoción frente al televisor del bar, viendo jugar al equipo local. O lo de exhibir la bandera del club en la fachada de la escuela pública, como ocurre en la de General Concha de Bilbao, no pasa de ser un despropósito más de los muchos que se dan entre nosotros tras una profunda alteración de los valores individuales y colectivos, asumidos. No priorizamos bien y así nos va.
¿Hay que seguir por esa vía, hay que incentivar aún más la irracionalidad, o podemos dejar cada asunto en el nivel que realmente se merece?
Su equiparación de «manada» y «comunidad», JBR, me parece poco acertada referida a comportamientos de personas que deseen ser consideradas como tales.
Las manadas de animales o las bandadas de pájaros, por ejemplo, tienen sentido desde el punto de vista biológico. No veo que los humanos, por muy emparentados que estemos genéticamente con los simios, tengamos que basar en lo mismo nuestro comportamiento grupal para un acontecimiento tan nimio como el de ver un partido de fútbol o asistir a la actuación de un «idolo» de la canción. Tampoco lo entendería para asistir a la arenga del «iluminado político de turno»; nada les he leído a los «Cubarauis» sobre ese aspecto de su estancia en Cuba, por cierto.
Pasará este partido de Bucarest y, con desfile de gabarra o sin él, seguirá el día a día de la vida. Nuevas oportunidades para reacomodar nuestras prioridades y los valores que nos mueven .
¿Y el fútbol como deporte? Estupendo si lo practicas.
¿Y el fútbol como espectáculo? Pues ni tan mal, mientras no sea la componente «circenses» del viejo adagio latino.
Saludos.
Probablemente, usted tiene un bajo perfil social. No le gusta mucho vivir en manada. Y le molestan los excesos que la vida comunitaria a veces comporta. No se lo reprocho. Hay mucho maleducado y gente que se desinhibe tanto que pierde el sentido del ridículo y muchas otras cosas. A veces es antoestético. Pero, a pesar de todo, vale la pena que existan grandes momentos para convivir en cuadrilla. Los necesitamos.
En cuanto al valor del fútbol, es un gran deporte y un extraodinario espectáculo. Disfruto con ello, pero lo que más me gusta es mirar y observar. Y ahí se ve la personalidad de cada individuo y los valores sociales dominantes, las tendencias… todo. Es una gozada para el observador.
Espero al menos que disfrute con los triunfos de nuestro Athletic, si es que la dimensión nacionalista (mayoritaria) del Club y la afición no le incomodan.
Saludos
Lo mío es : bajo de perfil, de frente y en decúbito supino. No se preocupe, ya estoy acostumbrado y lo llevo bien.
Mi pasión futbolera es de bajo perfil, suponiendo que alguien la pueda considerar pasión. Así que sonreiré por lo bajini, gane quien gane y pierda quien pierda.
Saludos y que lo disfrute.
Ausencia, poema de Lope de Vega, cantado por Imanol Larrazabal.
http://colectaneamasonica.blogspot.com.es/2010/01/ausencia-poema-de-lope-de-vega-cantado.html#!/2010/01/ausencia-poema-de-lope-de-vega-cantado.html
Sobre los «Cubarauis»
Cubarahuis, los cubanos del Sáhara
http://comress.org/2010/09/10/cubarahuis-los-cubanos-del-sahara/
Hay sentimientos colectivos que le superan a una, por mucha distancia que se quiera tomar respecto a todo.
Lo que estamos viviendo los athleticzales en los últimos tiempos no se entiende si no se es de aquí, y es una maraña tan compleja de sentimientos y pasiones, de anhelos y esperanzas tan profunda que seria imposible vivirlas a solas.
Te encuentras en cualquier lugar del globo con alguien con una camiseta del Ath, como me ha pasado a mi, y te encuentras con un adizkide, te acercas y saludas, te presentas y te sientes identificada con esa persona como si la conocieras, y ese sentimiento es recíproco.
Es mas, a ningún forofo se le ocurre pensar en clave de extrañeza si se encuentra una bandera del Athletic colgada de un balcón cualquier dia del año, ni si ve de lejos a una cria con la camiseta de los leones ¡En Gydnia, Polonia!, o subir al puente de una petrolero en Libia y encontrarse al práctico con el pin del Athletic cuando no se juega nada, simplemente como una muestra pública de afecto por «lo tuyo», que no puede ni debe ser privado, como lo es la religión o el partido al que votas.
En mi caso concreto, cuando estoy sola en casa apenas veo tv, pero si tengo que ver «algo» del Athletic siempre lo hago en compañia, cuanto mas numerosa mejor.
Y no tengo nada de particular: lo que me ocurre a mi le ocurre a miles de personas en este pais, personas que pasan del fútbol la mayor parte del tiempo, pero que no pueden sustraerse a la magia de un sentimiento de cohesión tan intenso con los que sienten lo mismo que tu.
Por eso la tv de estas últimas semanas, aunque se peque de excesivo en ocasiones, es un bálsamo increible que proporciona mucha alegria a personas que quizás de otro modo se quedarian en su casa aburridas.
Lo siento, he llevado el agua a mi molino, mas o menos, porque tu hablabas del fútbol como elemento de cohesión y yo he tenido que hablar de «lo» de mañana: mañana parte de mi familia se va a Bucarest y está peor que cuando éramos niños y estaba a punto de venir el Olentzero, y no sólo ellos.
Mi madre ha convencido a parte de su cuadrilla, viudas la mayoria, a salir de pintxos por Bilbao a ver el ambiente, y luego se echarán alguna minisiesta (la que no tenga mucho aguante) porque de noche saldrán tb a los bares de Santurtzi a la juerga multitudinaria.
Porque de lo que no cabe duda es de que juerga, habrá, aunque no podamos sacar la gabarra. Ninguna de ellas es futbolera, por eso lo de mi ama tampoco tiene tanto mérito ejerciendo de Jefa de Jolgorios Para Jubiladas Sin $ para Viajar Con El Athletic: apenas ha tenido que insistir, ya que todas lo viven a diario a través de la calle, de la música en los colegios e ikastolas, de los escaparates decorados para la ocasión, de los comentarios en los bares y tiendas; y hasta en el despacho de abogados al que acompañé a una amiga hace unos dias; toda Bizkaia es Athletic y ese sentimiento no se paga con dinero;bueno, si, pero tb se puede disfrutar gratis.
Difícilmente se puede expresar mejor el sentimiento colectivo del Athletic como lo acabas tú de expresar; Anlimber. Algunos no lo entienden, pero ¿cómo explicar el amor a alguien que no lo ha sentido?
Mañana, a la gabarra todo el mundo.