Un panel sobre la Libertad en la Casa de América

Lunes 8 de julio de 2013

772.13Calor en Madrid. No está mal. Y acto en la Casa de América. Ojalá tuviéramos en Euzkadi una Casa de América. La tienen también los catalanes. Un buen lugar para oír, hablar, exponer, idear, conocer, y seguir la política conociendo a los protagonistas. Y, en la Plaza Cibeles, es lo que tratan de hacer.

Este jueves la Fundación Internacional para la Libertad organizó el VI Foro Atlántico con la colaboración del ICO. «EI rol de los Medios de Comunicación”. Un buen tema. Y un buen plantel de panelistas. Pude asistir a Ias primeras tres  horas en su sala de conferencias llena hasta los topes. Abrió una Directora y el presidente del ICO. La apertura corrió a cargo de Mario Vargas Llosa. Reconoció los avances de la democracia en América. Habló de las luces y de las sombras. El Nobel tiene un castellano perfecto. Dio paso al primer panel. Pidió hablar de pie María Corina Machado, diputada de la Asamblea Nacional venezolana y una de las recientemente golpeadas, en una sesión parlamentaria en Caracas, con la anuencia de su presidente Diosdado Cabello.

Es una joven inteligente, valiente y que habla con mucha pasión. Se llevó al bolsillo la sala. Dijo que en Venezuela no había  una democracia. El gobierno era ilegítimo, ilegal e incompetente. Desconocedor de la soberanía popular. Ilegal porque reprimía las voces de la oposición. Criminalizaba  la política y los acuerdos. Desconocía y reprimía las apuestas populares. Acababa de reprimir a los estudiantes en su huelga de hambre defendiendo la autonomía universitaria. Fomentaba la autocensura y la compra, medios para silenciarlos o volverlos contra  la oposición. El presidente Maduro había estado desde las elecciones 75 horas presente en los medios. La oposición ni un minuto.

En la actualidad hay una auténtica persecución política. La fea cara es lo que están haciendo con los empleados públicos. Le llaman a lo que están haciendo “Operación Limpieza”. Con eso está dicho todo. ¿Donde están los traidores a la Patria?.

Finalmente está el Golpe Parlamentario que dieron en mayo, golpeando a la oposición. Cabello pedía a los diputados un examen de conciencia previo. ¿Usted reconoce el gobierno del presidente Maduro?.

María  Corina, chica guapa, preguntó a  la audiencia. ¿Saben cual es hoy una de las peores medidas del gobierno?. A cuenta de la lactancia materna impedir  que en los hospitales haya  leche tras obligar a las madres a dar el pecho a sus hijos. «Se meten ya entre el pecho de la madre y la boca del bebé a cuenta de una soberanía alimentaria que ha arruinado a Venezuela un país rico que gasta su presupuesto en armas, en amenazas a la región, en no soportar que Santos haya recibido  a Capriles, en poner  incluso en riesgo el proceso de paz colombiano y de hablar de independencia pero ser más dependientes que nunca del gobierno cubano. El servicio de identificación venezolano está en manos de funcionarios del gobierno cubano”.

“Chávez decía –comentaba María Corina- que lo suyo eran los pobres. Y le creíamos. Nos quería a todos pobres muy pobres para poder manipularnos y esta­blecer un control total. El objetivo es muy claro. Cuando no hay democracia el totalitarismo lo controla  todo”.

“Pero no nos vamos a achantar porque nuestra posición es de defensa de principios. Ellos  optaron por la violencia si darse cuenta que nos habían fortalecido”.

“En este momento los norteamericanos siguen siendo los del Imperio del Mal, pero les venden diariamente 120.000 barriles de petróleo al día”.

Dijo algo de interés. En cualquier país los hijos entierran a sus padres. En Venezuela los padres entierran a sus hijos. El hampa campea por sus respetos. La inseguridad ciudadana es brutal.

Ante todo esto pedía el apoyo del mundo al bravo pueblo de Venezuela. Recordó que la rebeldía es un acto de esperanza. Que la mayoría del pueblo quiere democracia y libertad.

María Corina fue muy aplaudida. Al final todos querían sacarse fotos con ella y comentarle cosas. Toda una lideresa.

Siguió el hijo de Vargas Llosa, Álvaro que hizo un repaso sobre los avances democráticos de la región terminando con Brasil. Dijo algo que es evidente. Brasil ha querido jugar  internacionalmente a país líder de América del Sur pero con un cuerpo de país tercermundista. Con hambre, pobreza, sin una  clase media culta y apostando por  la modernidad. Y las estructuras no han soportado la  tensión.

Y ahí están las manifestaciones y la ruptura del consenso social de las últimas semanas.

Le siguió un periodista de la Televisión Azteca con columna en el “Heraldo”, Sergio Sarmiento. Me gustó que se presentara como hijo del exilio republicano. Lamentó que el presidente mexicano Peña no hubiera recibido a Capriles como si lo  hizo Santos diciendo que ya había reconocido a Maduro. Recordó que Lázaro Cárdenas recibiera a su familia en 1941 y a todos los exiliados de una derrota y que si un gobierno acepta el chantaje de que desde fuera le marquen las amistades eso no es un gobierno serio ni  democrático y que eso le había dolido.

Habló extraordinariamente bien. Recordó que en México hay libertad de  expresión pero que la lucha no es con un gobierno que puede perseguir, molestar, encarcelar, sino con la criminalidad  organizada que te aplica la pena de muerte. En México hay 27.000 homicidios  dolosos al   año. Ese es el peligro real para  los periodistas. Y contó el caso de varios compañeros desaparecidos y de cómo en dos estados dos medios  habían anunciado que no harían periodismo de investigación con la plaga y lacra del narcotráfico. Y eso era una regresión.

Recordó que su primer trabajo a los 17 años fue uno sobre  una manifestación que acabó mal y  quizás porque era joven, no tenía nada  que perder y la juventud es osadía, lo recordaba con especial cariño. Terminó con la frase de Azaña: «La libertad no hace a los hombres más felices. Simplemente los hace hombres».

Habló Carlos Alberto Montaner contra los caudillos iluminados llenos aparentemente de buenas intenciones para liberar al pueblo y que siempre acaban en caudillismos eternos, con partidos hegemónicos que se convierten en maquinarias de poder solo para conservar y detentar el poder, porque hay un desencuentro entre la sociedad, la política y las instituciones. Criticó la fragilidad del tejido empresarial que paga bien a un técnico en cibernética pero  machaca al cortador de caña o al trabajador manual a quien no paga ni un salario mínimo decente.

Y criticó al adanismo de una juventud que no conoce el pasado ni le interesa, no está en las instituciones sino en la mística revolucionaria que acaba siempre en la  antidemocracia.

Hubo luego un coloquio y al final pedí la palabra. Recordé el proceso venezolano roto por Acción Democrática y Copei, el golpe de estado de 1992, el histrionismo de Chávez que caía bien porque se enfrentaba al Imperio, sus  elecciones electrónicas que nunca consideré las había  ganado sino manipulado, el cierre de RCTV, la valentía de  María Corina en la Asamblea, la vergüenza de que las Cortes  Generales  no  hubieran sacado ni un comunicado, la  excesiva prudencia del PP y la necesidad de que los venezolanos en el exterior se  unan   y trabajen.

Y tras saludar a María Corina, a Plinio  Apuleyo Mendoza, compañero de García Márquez  quien acaba de  sacar un  libro  donde  aparecen los  personajes vascos  con los que trabajaron los dos en Caracas y con  varios de los presente, cogí el portante y a Bilbao. Me hubiera gustado quedarme  hasta el final. Había panelistas de lujo.

Repito. Ojalá hubiera en Bilbao una Casa de América.

 

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