Sábado 7 de septiembre de 2013
No oigo más que loas sobre Felipe de Borbón y su papel en Buenos Aires y anteriormente en Austria para lograr para su Madrid, las Olimpíadas. El diario El Mundo después de decir que el tema ya está hecho, escribía un editorial el pasado 4 de septiembre donde decía:
“Si nuestra capital es elegida, Don Felipe sería el mejor símbolo de una nueva España proyectada hacia el futuro, fuera o no el monarca cuando se celebre esta cita dentro de siete años. Pero suceda lo que suceda, el Príncipe, abanderado y participante en Barcelona, se ha volcado en la candidatura de Madrid y ha hecho todo lo humanamente posible para lograr la organización de los Juegos”.
Todo un culto a la personalidad de un señor que con gastos pagados y con su esposa y en hoteles de lujo ha pedido que las Olimpiadas sean para la ciudad donde él nació. No es un gran esfuerzo. Madrid tenía que tener sus Olimpiadas porque ya las tuvo Barcelona y ese vacío era insoportable para un Madrid que se cree el ombligo del mundo.
He escrito mil veces que este señor no es nadie más que el hijo de su padre, un señor “al que le quita el sueño el paro juvenil” pero que otorga una donación encubierta a su hija de un millón doscientos mil euros para comprar un palacete. Y es que además Felipe de Borbón tiene que ser un lobista para conseguir cosas, ¿por qué no se ha esforzado en lograr que Almunia tuviera otra postura en relación a la construcción naval?. O ¿por qué no hace algo concreto para tratar de crear empleo juvenil si este asunto tanto le inquieta en lugar de discursos llenos de tópicos que lee con la misma monotonía que su padre y que no sirven para nada?
Todo ésto sinceramente me parece escandaloso y mucho más que no se denuncie y más que el PSOE sea el perro de lanas de esta familia, gratis total para ellos, pero carísima para el contribuyente.