Tasio, un gracioso, sin gracia y sin valores.

Domingo 27 de mayo de 2018

Tasio es el dibujante, caricaturista, editorialista y gracioso oficial de Gara, el periódico donde ETA publicaba sus comunicados. Como todo artista cree que lo suyo es lo mejor y que su arte no tiene barreras. Puede reírse de todo el mundo y nadie puede chistar. A eso se le llamaba en el medievo “patente de corso”. Es la libertad que tenían los bufones en la Corte. Los reyes necesitaban un gracioso oficial para que dijera lo que nadie se atrevía a decir. Y Tasio es un buen bufón en esa Corte antidemocrática.

Porque una cosa es el humor, la diatriba, la caricatura, la crítica, la acidez, el destacar los defectos, la risa, y hasta la burla pero otra y muy distinta reírse de los valores de una sociedad democrática como son sus elecciones, su control del poder, su respeto al adversario.

El dibujo que ilustra estas letras Tasio lo dedicó a las llamadas elecciones presidenciales venezolanas del domingo 20 de mayo, como si Maduro hubiera ganado, y que fueron una auténtica farsa y no votó en ellas ni el 20% de la población. Fue un ensordecedor silencio semejante abstención. Todo un plebiscito contra un régimen corrupto. Por eso, las cifras de Tasio son falsas. Lo único verdadero de ese dibujo de mal gusto es la peineta.

La oposición organizada decidió no validar semejante farsa, la comunidad democrática internacional no ha reconocido el resultado y esta semana se reúne para continuar aprobando medidas contra el régimen chavista que no perjudiquen a la sufrida población venezolana, desabastecida, sin medicamentos, sin seguridad alguna, sin justicia, con una hiperinflación millonaria, sin dinero ante el inmenso costo de la vida, el hambre, el deterioro absoluto de los servicios públicos, los presos políticos, el desconocimiento del estado de derecho, los 130 muertos en las manifestaciones el año pasado y una juventud que huye porque no tiene futuro. Y de todo eso se ríe Tasio en su nefasta tira que maldita la gracia que tiene porque Maduro perdió, y Venezuela perdió mucho más.

A mi Tasio no me hace gracia, y a los sufridos venezolanos, mucho menos.

El problema de la Izquierda Abertzale y la razón del por qué soy hipercrítico con ella es su doble moral, su complejo de superioridad, su incapacidad para reconocer absolutamente nada de un régimen sin libertades y con presos políticos aherrojados y pudriéndose en mazmorras medievales .Si la Izquierda Abertzale luchara de verdad contra la pobreza y desigualdad de forma democrática, con argumentos, aceptando el libre juego de mayorías y minorías, reconociendo los excesos e injusticias en España y en Euzkadi, pero también en Venezuela, en Palestina y en Siria, y se sublevaría ante esta situación límite y no le reiría las gracias a un Tasio sin valores y riéndole los escupitajos de sangre a los dictadores, otro gallo cantaría. Si fuera así, pensaría otra cosa de ellos pues como decía Irujo, todas las libertades son solidarias.

Una toma de postura distinta me obligaría a pensar que la IA ha aprendido algo de la maldita existencia de ETA y su conculcación continua de derechos pero veo estos destellos de una opción política actualmente almidonada que es incapaz de hacer un planteamiento democrático en relación con Cuba y Venezuela. Esta tira de Tasio es una afrenta a los valores de una democracia y el sabihondo del director de Gara, Iñaki Soto, no debería estar riéndose con ella como lo ha hecho.

Pero es que ahí está Gara, el Granma vasco, apoyando una dictadura feroz sostenida por un ejército corrupto y con la asistencia del narco tráfico internacional. ¿Qué tienen que ver eso con los valores que predica la IA para Euzkadi?. ¿Doble moral?. ¿Doble juego?. ¿Doble discurso?. Deberían decirlo que ese es su modelo o renegar de él. Pero no lo hacen y por eso no me fío un pelo de ellos.

Tasio no tiene la menor gracia y dudo mucho sus valores sean democráticos. Esa tira para todos los venezolanos y demócratas de bien es una canallada indigna de un medio que actúa en democracia y que por lo menos debería ser solidaria con los que sufren.

No lo harán, y ahí está el quid de la cuestión.