Jueves 18 de julio de 2013
Hay víctimas del terrorismo que llevan su dolor a cuestas y no lo exhiben. Hay otras que legítimamente reivindican ciertas cuestiones que nunca se les otorgaron a las víctimas del franquismo, tan víctimas como ellas y sobre todo más numerosas. Y hay otras que prefieren pasar página y predicar el amor cristiano y sobre todo su perdón. También gentes, gigantes, como Mandela, que tras casi treinta años en la cárcel y finalizado el Apartheid en lugar de incendiar Sudáfrica y practicar la ley del talión del ojo por ojo y diente por diente, prefirió predicar la paz y la reconciliación. Mandela pasará a la historia, pero no creo que las gentes que a todas horas supuran odio pasarán a la historia de nada porque una cosa es la debida reparación, el reconocimiento del daño causado, y la condena de unos crímenes execrables y otra muy distinta, utilizar el lenguaje del asesino.
En la página 14 de El Mundo del jueves 11 de junio aparecía una entrevista con Mari Mar Blanco, hermana de Miguel Ángel, con éste sonoro título: «Deseo la muerte de Bolinaga». Pues ¡qué bien!. Se habrá quedado descansada la señora por utilizar la misma argumentación que en su día utilizó Bolinaga. Es la ley de la selva que para mí rechina por todas partes en una sociedad de valores cristianos. Sin embargo se predica el odio y la retaliación.
Imagínense si a la muerte de Franco todos los perseguidos por su sanguinario régimen hubieran dicho: «Deseo la muerte de Suárez, del rey, de Fraga, de Martín Villa, de Samaranch, de los guardias civiles, de la policía, de… No hubiera habido transición y sin embargo esta señora su único discurso actual es desear la muerte a un condenado a muerte por su cáncer y con la muerte pintada en la cara, y, efectivamente, deseándole a Bolinaga lo mismo que éste hizo o trató de hacer.
Mari Mar Blanco desea un final de vencedores y vencidos. Ella sabe que ETA está vencida y que toda su acción no solo ha sido un puro despropósito, sino un compendio de crueldades, excesos, salvajadas y comportamientos inhumanos. Bien. Lo sabemos. Pero ETA está en sus estertores. ¿Qué desea esta señora con semejante lenguaje bélico?. No lo entiendo.
Que a uno le maten un hermano de la forma salvaje como lo hicieron es imperdonable, pero vivir en ese odio ineficaz puede ser una comprensible reacción humana, pero a mí me huele a otra cosa.
Como miles yo estuve en Ermua, en la manifestación de Bilbao y de Madrid, en actos públicos, en la Plaza Elíptica de Bilbao, en el Parlamento pidiendo la liberación de Miguel Ángel Blanco, el hermano de Mari Mar que tras su asesinato fue elegida como una especie de recordatorio permanente de lo que desgraciadamente pasó a su hermano. Fue secretaria en el Senado, parlamentaria vasca, y ahora Presidenta de la Asociación de Víctimas. Y desde estas plataformas emite mensajes cargados de retaliación. Puede ser comprensible y respetable pero para mí no es muy cívico ni ejemplar que 16 años después de aquel cruel asesinato se use un lenguaje como el usado aquel infausto mes de julio. Sra. Blanco. El odio no construye nada.
Hola
Esta familia, no me produce ninguna simpatía, me da quieren vivir a cuenta del difunto