Domingo 1 de septiembre de 2013
El sábado tres de agosto Jordi González me invitó a su programa “El Gran Debate”. Esa semana se había hecho público que el Tribunal Supremo había archivado la querella que la Asociación Pro Defensa del Valle de los Caídos me había puesto por considerar que yo había insultado la memoria de los Caídos en la Cruzada y que había incitado al odio.
Y es que en un debate parlamentario pedí sacaran a Franco del Valle de Los Caídos, de común acuerdo con su familia, porque, no era uno de los Caídos, y porque no era de recibo democrático que un dictador recibiera culto en una Basílica construida con el sudor y la sangre de los presos republicanos y que si no se hacía mejor sería se volara el monumento. Pero el monumento sigue ahí y la querella fue archivada.
Jordi González quería aquella semana un cara a cara mía con Pablo Linares, responsable de la Asociación, cosa que éste rehusó, aunque luego tuve oportunidad de conocerle y mantener una civilizada conversación al día siguiente del Debate en el propio Valle de Los Caídos.
El caso es que como me habían llamado para el programa de aquel sábado 3 de agosto y uno de los temas calientes de la semana fueron los sms de Urdangarin que la jueza había considerado que se podían hacer públicos el caso es que estuve en el programa para opinar sobre este asunto. No era la primera vez. Creo que habré estado en él unas seis veces.
Esa noche el cuchicheo era que el programa entraba en su recta final y que el sábado 31 de agosto iba a ser el último sábado tras 86 programas en el aire. Y así ha sido. El rumor era que dicho programa era demasiado libre y criticaban, algunos de los invitados con dureza y claridad y vehemencia a la familia real y al PP por el caso Bárcenas así como diversos casos sangrantes de corrupción y los inmorales deshaucios. Y eso para algunos ha sido inadmisible. Y lo han cerrado. Así de sencillo y así de claro.
Una pena. Era El Gran Debate un oasis de opinión en la televisión española. Y pronto caerán otros. A la derecha española sigue sin gustarle la crítica. Y la silencia. Jordi González es un buen profesional que tiene un buen equipo, pero no es el dueño de la cadena. Y así nos va a los demás.
En Antena 3 pasa algo parecido. El muy fachón de José Manuel Lara, mandamás también de la Sexta, anda queriendo eliminar de este canal cualquier atisbo de crítica. El Intermedio del Gran Wyoming ha pasado de ser una de las enseñas de la cadena a convertirse en la excepción en su programación. Lara quiere una televisión con un sesgo determinado y el PP le presiona para ello. Ya se ha hecho algo parecido con el Canal progre, Cuatro. Cuando Telecinco compró Cuatro este Canal firmó su fecha de defunción. Lo mismo está ocurriendo con la Sexta. Y en ese contexto es donde desaparece Jordi González con su Gran Debate. Y también es lógico que éste no proteste. Si lo hace se queda sin su contrato en la cadena que todavía tiene tres años de vigencia. Le buscarán otro programa, más light y a otra cosa.
No hay democracia sin libertad de expresión, pero eso al gobierno de Rajoy no le gusta y se está empleando a fondo para contrarrestar todo el caso Bárcenas e impedir el debate libre en una sociedad democrática. Así es esta democracia