¡Menuda piña!

¡ES-PI-ÑA! ¡ÑAM! ¡ÑAM! ¡ÑAM!

Aprovechando que al eterno nominado, Mario Vargas Llosa, finalmente se le ha otorgado un merecido Premio Nobel que elegantemente recibe como galardón al idioma español, desearía llamar la atención sobre el particular de que, actualmente en la era de la información a la velocidad que corre esta, debería tomarse en consideración, entre quienes desean cuidar su prestigio internacional, seleccionar los vocablos y expresiones con los que se pronuncian ante un público cercano en la distancia, de cara a evitarse bochornosos equívocos, como el que se produciría en Argentina si una actriz de regreso del Festival de San Sebastian, declarase estar muy contenta con su Concha de oro.

Tras las primarias de la FSM donde ha resultado ganador Tomás Gómez, vencedores y vencidos se desgatiñan en escenificar su unidad, escuchándose por doquier de sus boquitas de piñón, la repetida idea de que son una piña. ¿ Pero qué clase de piña son? Según se les oye hablar, debería tratarse de una piña en almíbar; Empero, las piñas en almíbar suelen venir enlatadas, en rodajas y con un gran agujero en el centro, connotación nada reconfortante supongo, pese a que un partido como el PSOE desee hacerse un hueco en el centro del electorado; Una piña de frutería, así sin pelar, áspera, rugosa, con pinchos…como que tampoco atrae mucho a la clientela, si no es para pelarla y trocearla a la postre; Debe tratarse entonces, de esas otras piñas de los pinos, que a nada que se las calienta, empiezan a chapotear estrepitosamente, pero esto tampoco augura metafóricamente nada bueno que digamos; Menos aún, de recordar que entre los candidatos se han tratado como a lindas piñatas mejicanas. Es posible que con tanta contención, mesura y freno dialéctico, por no decir censura, al final se trate de una piña colada… Si a ello le añadimos que en las mismas Canarias, sin mencionar a Honduras, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Cuba y Argentina, la piña es sinónimo de puñetazo, empezamos a percibir la riqueza de su ambigüedad, que recuerda a los puños cerrados socialistas que suelen apiñarse abiertos de par en par, unidos como los de UGT para la rapiña y más afín a una peña que a piñón fijo se ha empeñado en partirse los piños despeñándose entre si a piñazo limpio, que de unos compañeros que están a partir un piñón, garrapiñados, como ahora quieren hacernos creer con los puñales todavía afilados. ¡Van apañaus! Claro que…de colar, quién sabe si el PSOE pasa a denominarse Partido Socialista Obrero Es-piñol presentándose en campiña ZP para darnos el peñazo y estrujando puño en alto una piña.

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