Policias e Indignados

Se veía venir. Un año y medio concurriendo juntos día si, día también, compartiendo calle, titulares y pie de foto, tarde o temprano tenía que aflorar por algún lado la influencia que ha ejercido el movimiento de los Indignados entre los distintos cuerpos policiales, cuya mella existencial nada tiene que envidiar a la que ejerce la Patronal con los representantes sindicales de tanto sentarse en los Comités de Empresa y en la mesa de negociación. Porque, si acaso quienes acudimos voluntariamente a cualquier acto de “los nuestros” convencidos de antemano de cuanto se diga en el anodino discurso, salimos de los mítines y sermones reforzados en nuestras perennes opiniones, qué peripecia psicológica pareja a un lavado de cerebro encubierto no habrá de operar en la mente de aquellos infelices que obligados a escuchar reiteradamente los mismos argumentos inmisericordes sobre asuntos que ni les van ni les vienen, en contraposición con la pasión y ganas que imprimen en sus palabras los exaltados de cualquier posición, no pueden elegir estar o no estar allí, como les sucede a los policías que por motivos profesionales han debido compartir plaza y convocatoria con la incansable militancia del 15-M durante tantos meses a lo largo y ancho de la geografía peninsular.

Comprendida y disculpada queda entonces la unánime indignación mostrada por los Sindicatos policiales, habida cuenta de lo antedicho, especie de Síndrome de Estocolmo Invertido, en el que la razón de la fuerza se ha visto superada por la fuerza de la razón, ahora que los cuerpos policiales estando integrados por agentes formados en los valores constitucionales y forjados en la democracia con mayor respeto por ella que quienes de modo profesional dicen dedicarse a la política, son permeables al sentir general de la ciudadanía que les interpela con cariño, literalmente cara a cara ¡Tú madero eres hijo de obrero! O lo más eficaz ¡A ti funcionario te bajan el salario! para que acaben interiorizando como propia, la expresión que a priori, los mandos políticos desde los despachos les ordenan, seguir, controlar, vigilar, contener y cuando se de la señal antes del Tontodiario reventar y por supuesto reprimir, como les sucede a los fumadores empedernidos que por prescripción médica han de dejar de fumar de la noche a la mañana, que terminan abanderando la lucha contra el tabaco.

Así es como justifico que los cinco sindicatos mayoritarios de la Policía, hayan anunciado concentraciones contra el Gobierno en un comunicado conjunto en el que cargan contra la actual clase política acusándola de esconderse detrás de las actuaciones policiales para no dar explicaciones a la sociedad, y aprovechando que el Guadalquivir no pasa por Valladolid, subrayar una gran verdad, cuál es, la de ser la institución que más sufre los recortes, el incumplimiento de las promesas del Ejecutivo, las desigualdades de salario con respecto a las policías autonómicas y el «amiguismo» que se practica en la Policía.
Pero, “comprender”, “disculpar” o “justificar” no son los términos más adecuados para un texto como éste que desea congratularse por la madurez profesional y axiológica de nuestras Fuerzas de Seguridad; lo correcto es “compartir” sin paliativos los motivos de su hartazgo y su derecho a protestar, por lo que desde aquí animo a toda la ciudadanía, principalmente a la mayoría ruidosa de los Indignados del 15-M, para que desde hoy se sume a cuantas manifestaciones convoquen los Sindicatos policiales, al objeto de mostrarles nuestra solidaridad y sobre todo, devolverles algo del calor con el que nos han acompañado en todas nuestras marchas, sentadas, asambleas, pegadas de carteles, huelgas y demás actos de pedagogía cívica, llueva o haga un sol de justicia, con una fidelidad de concurrencia que supera con creces la propia asistencia de los organizadores.