http://www.youtube.com/watch?v=vwYBtEh2TDg
Los médicos, sean auténticos o de fantasía, ya no pueden hacer anuncios de alimentos, proclama la nueva censura; pero sí les está permitido protagonizarlos, con pecuniario empeño, a Manolo Escobar, Carmen Machi, Miguel Induráin, Jesús Vázquez y demás famosetes cuya autoridad como nutricionistas está mundialmente acreditada. Hasta Belén Esteban recomienda comer conejo español, con perdón. No lo entiendo. La prohibición, incluida en la Ley de Seguridad Alimentaria y aprobada hace poco en el Congreso, pretende preservar a los consumidores de la arrolladora credibilidad de los galenos en materia de salud; pero no cuestiona el efecto prescriptor que cantaores, cómicos y deportistas ejercen sin criterio sobre la dieta del ciudadano. Es como si la frivolidad pesara más que la ciencia.
Me enternecen los desvelos políticos por la objetividad de los mensajes comerciales, viniendo de quienes tienen en la retórica su primordial nutriente. Lo que no esperaba es que la exclusión inquisitorial contara con el aval de la Organización Médica Colegial, que aglutina a los colegios de doctores. Esta es su justificación: “No nos parece justo que se beneficie económicamente a una empresa, amparándose en la confianza que la población tiene en la profesión” Formidable ejercicio de purismo, señores, que bien podrían aplicarse a diario en la firma de recetas, no de cocina, sino de medicamentos, renunciando a los incentivos de la pródiga industria farmacéutica. Comprendo que la élite médica no quiera manchar sus inmaculadas batas blancas con el pringue de la publicidad, pero no pueden ignorar que Corporación Dermoestética, IMQ o la Clínica Universitaria de Navarra no crecerían sin el marketing de los insanos anuncios.
Quizás la publicidad y la medicina parezcan mundos opuestos: a los propagandistas se les culpa de la obesidad, el sexismo, el consumismo y la anorexia, mientras que de los facultativos se espera todo, la prolongación de la vida y hasta la felicidad en píldoras. Sin embargo, ambos tienen los mismos antepasados, los hechiceros.
Lo cierto que leeo con mucha atencion, estos articulos sobre la tlevision, aprendemos mucho. Cada dia la television esta peor,un gran negocio que es un desastre. Felicidades por el articulo.