A la caza de iconos: Urdangarín y estudiantes apaleados

http://www.youtube.com/watch?v=4UnsW581fHo

Desde que Karl Popper dijese, en uno de esos días malos que tiene cualquiera, que “la televisión es el instrumento más eficaz para vaciar de contenido la democracia”, este medio de masas ha prestado impagables servicios a la sociedad. Puede que a veces la tele contenga usos degradantes; pero sin su capacidad de ofrecer al instante imágenes de la realidad seríamos más ingenuos y nuestra conciencia democrática sería como la de un labriego medieval. ¿Y qué ocurriría si esta crisis económica nos hubiera pillado antes de la invención del artefacto catódico? Que no dispondríamos de información sobre sus causas y efectos y no podríamos desarrollar una respuesta congruente. Sin televisión el mundo sería una pantalla en negro.

La tele nos ha servido el paseíllo torero de Urdangarín hasta los juzgados, su lento caminar con dignidad impostada y su locuacidad ante los micrófonos, como si estos gestos estudiados le pudieran redimir de la certeza popular de su culpabilidad. Y la tele nos ha transmitido los incidentes de Valencia, donde centenares de estudiantes, que protestaban contra los recortes en educación, fueron apaleados salvajemente por la policía, cuyo jefe superior les considera “el enemigo”. La carga policial tuvo el incómodo testigo de las cámaras y esas imágenes de violencia uniformada serán el catalizador de nuevas revueltas de jóvenes, parados y otros parias. Rajoy puede hacer una de estas dos cosas: impedir las bárbaras intervenciones de sus agentes o decretar la censura digital.

Las víctimas de los recortes públicos y la sociedad castigada por el desempleo necesitan transfigurar su sufrimiento en imágenes de impacto: iconos de inocencia apaleada e iconos de culpables reprobados. Estamos ante la representación de una tragedia y para eso hacen falta símbolos duraderos que proyecten la verdad de una situación inhumana. La imagen de Urdangarín entrando a declarar ante los jueces no es el icono reparador: será cuando, ya condenado, entre a pie en la cárcel. Y ahí estará la tele, una vez más, cazando ese icono.

3 comentarios en «A la caza de iconos: Urdangarín y estudiantes apaleados»

  1. La television es una herramienta al servicio de determinados grupos o personas. En el caso del Duquesito, totalmente orquestada su entrada y palabras a los medios , con el fin de trasmitir limpieza en sus actuaciones. Y las imagenes de Valencia, horribles y penosas, y asi todo viendo las imagenes algunoscanales como intereconomia defendia lo indefendible de la Delegada del Gobierno. Felicidades por el articulo, totalmente de acuerdo.

  2. Pues mucho me temo que estos iconos que menciona usted se quedarán muy poco tiempo en la retina, especialmente las grotescas imágenes de los estudiantes valencianos.
    Además de la censura, un arma de control social y político que tiene prácticamente los mismnos años que la comunicación humana,los amos de la televisión de nuestros dias ha pervertido de tal manera el sentido de las noticias (de cualquier noticia) que, donde no pueden controlar su difusión, convierten ésta en todo un espectáculo, en una exhibición de imágenes y sonido «de impacto», en parte del «chou busnes», para que no se distinga ya entre éste y el resto de la programación general.
    En el caso Urdangarin, y conociendo a la borbonada como la conocemos, optarán por la censura mas rastrera; en el caso de los estudiantes apaleados, ¿para qué molestarse tanto si cualquiera puede grabar con un móvil lo que pasa en la calle?.
    Es mucho mas barato colocar la noticia como si se tratara de uno de esos videos sin sonido que ponen en los bares mientras tomamos unos tragos.

    1. El tema es complejo, efectivamente, Anliber; pero las coasa tampoco son tan radicales: todo la TV es una basura y toda lucha social es buena por esencia. Lo que planteo es que, con todas sus limitaciones, la sociedad dispone de herramientas de lucha contra el abuso del poder y la injusticia. Y una de ellas es el uso, a veces positivo, de las imágenes de televisión. La revolución no es posible, ni deseable: pero es posible cambar las cosas con pequeños avances y algunas victorias. Como meter en la cárcel al duque y plantar cara a los recortes.

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