De vender -y venderse- se ha hablado mucho en Bilbao estos días en el Festival El Sol de Comunicación Publicitaria. Porque de esto, mal que les pese a los puristas, es de lo que se ocupa la publicidad y de crear valor añadido. Vender y comprar es lo que mueve el mundo, sean productos, emociones o ideas. Y así uno de cada tres minutos de lo que vemos en la tele son anuncios, esas ocurrentes exhortaciones a consumir bienes necesarios o superfluos, incluso ahora que volvemos a ser pobres en hacienda y ricos en incertidumbres.
Que no, que la publicidad no es solución para lo invendible, no se equivoque usted. El consumo lo incrementa la disponibilidad de dinero en un clima de confianza y optimismo, lo que hoy no tenemos. Los anuncios dirigen la capacidad de consumo hacia tal o cual marca, no lo crea ni lo transforma. Estimula los deseos, eso sí, y nos hace deudores de pequeños sueños materiales. ¿Y qué puede conseguir ahora tanta publicidad con tan pocos clientes? En el mejor de los casos, gestionar los restos del naufragio del sistema de intercambio; y en el peor, incendiar la frustración de la gente que no alcanza a satisfacer sus apetencias de compra. No es socialmente admisible que se emita mucha publicidad con un 25% de paro y arruinados. Hay demasiado desequilibrio entre la oferta y la demanda. En esta situación los anuncios podrían resultar insoportables.
Deberíamos aprovechar esta crisis para aprender a vender -y venderse-. Somos malos negociadores. Un buen comercial es siempre un profesional de éxito. Algunos tienen este don innato, pero saber vender es una habilidad accesible para todos, siempre que superemos la repugnancia hacia una cierta necesidad de engaño (natural en toda acción de venta), seamos intuitivos y dispongamos de una radical autoestima, el arte de valorarse. Es incomprensible que la principal asignatura en colegios y universidades no sean las técnicas de venta, cuando todo en la vida es vender -y venderse-: enamorar, influir, seducir, inspirar, persuadir, prometer… Armas de la publicidad.
Que duda cabe que es importantisimo saber venderse, pero siempre debe hacer con honestidad y honradez. Hay personas que por vender y obtener beneficios, venden humo, falsos paraisos. Y parece a corto plazo que consiguen algo, pero a largo plazo desde luego que no. Son fiascos. La publicidad la considero imprescindible, pero moderando su agresividad. Me ha precido muy bueno este articulo.
Gracias, Angelito. Venderse es tanto como quererse mucho y tener la capacidad de demostrarlo en todos los ámbitos. El mayor enemigo, la timidez y las carencias comunicativas.