“Los de la tele van a forrarme”, ha anunciado José Bretón, verdugo de sus dos hijos de corta edad a los que hizo desaparecer en una hoguera. Al parecer, ha recibido sustanciosas ofertas económicas a cambio de entrevistas y reportajes. Suena creíble, porque hay un modelo de televisión coherente con la propuesta de presentar a este asesino en el centro del escenario, como hay millones de personas dispuestas a seguir sus palabras sin el menor reproche de conciencia. Y es imaginable ver a Mercedes Milá en el papel de conductora de un programa con ese demoledor contenido. Tal vez haya que esperar un año para que la estrella de Bretón brille en Telecinco; pero, salvo que antes se establezca por ley -y por decencia- la prohibición de que sujetos infames se conviertan en figuras mediáticas, veremos al criminal en la pantalla bajo la excusa del interés periodístico. ¿Cuánto estaría dispuesto a pagar Vasile por la exclusiva de la confesión pública del parricida y el relato salvaje de cómo mató a los niños y los convirtió en cenizas? Una legión de periodistas, asociaciones y medios justificarían este scoop por encima de toda repugnancia deontológica.
Concernida por la culpa y los antecedentes (“excusatio non petita accusatio manifesta”) la directora de comunicación de la cadena berlusconiana, Mirta Drago, se ha apresurado a advertir al condenado “que no cuente con los canales de Mediaset” para su empeño de gloria y dinero. Como la neutralidad es cobardía y puesto que la telebasura jamás ha acatado las normas de autorregulación, es hora de señalar una rotunda línea roja para que un asesino de menores y sus allegados jamás protagonicen una emisión en los medios. Lo prohibitivo es consustancial a la libertad, al tiempo que una sociedad con autoestima no puede aceptar que la ambición comercial destruya el mínimo común ético. La Ley General Audiovisual o el Código Penal esperan para dar cobijo a esta protectora frontera. La alternativa es la furia del boicot publicitario. ¿Bretón forrado y redimido por la tele? Ni por el forro.
Es realmente patético que un medio de comunicación, sea prensa, radio o televisión quiera entrevistar a un asesino. Y no es presunto, es un asesino. Y parricida. ¿Hay alguien mas horrible que asesine a sus hijitos?. Y digo asesinato no homicidio, porque asi ha sido con premeditación y bien calculado y ensayado todas sus técnicas para cometer ese doble asesinato. Se debería pudrir en la cárcel, pero eso haciendo trabajos para la sociedad,( trabajos duros, que no descanse ). Y nada de pribiligios, ni su alimentación y en zonas de recreo y descanso.
Mal que un medio le pague dinero por realizarle una entrevista, pero peor la gente que ve ese medio de comunicación. Realemente esa audiencia es morbosa y macabra. Me pregunto , ¿Qué esta pasando en la sociedad , para querer ver esos programas?.
Muchasfelicidades por su articulo. Muy interesante.