De aquellas privatizaciones, estas telebasuras

JORGE-JAVIER-VAZQUEZ-ARTURO-VALLSFue el socialista Felipe González, teórico valedor de lo público, quien abrió la puerta a la privatización de la televisión. Fue hace 25 años. Primero Antena 3 y dos meses después Telecinco consiguieron un sitio en nuestras pantallas y desde entonces, del uso al abuso, de la competencia a la prepotencia, se han quedado con casi todo. Ambos grupos multimedia constituyen un duopolio, repartiéndose a partes iguales el 60% de los telespectadores y el 90% de los ingresos publicitarios, además de controlar, en régimen de exclusiva, la estratégica medición de las audiencias, vía Kantar, con intereses en Atresmedia. Esto es lo que ha dejado el festín privatizador, además de su más perverso resultado, la telebasura, un desastre ético y social nacido de las mismas entrañas de los canales empresariales, alimento cotidiano de varios millones de personas y emblema de un país que se ha perdido el respeto.

Sí, claro que sí, la televisión privada ha diversificado la oferta de ocio audiovisual, al que cada ciudadano dedica cuatro horas diarias. No hay duda de que los espectadores tienen mucho más donde elegir y disfrutan de un amplio buffet. Los Simpson son impagables, como lo fueron Los guiñoles y otras aportaciones creativas. Han propiciado un gran sector, las productoras, con un salvaje nivel de exigencia y miles de profesionales explotados. El mundo de la tele tiene mucho que agradecer a las cadenas privadas, cierto. Y mucho que temer de su patronal, UTECA, cuyas prácticas y discurso falaz son un riesgo para la libertad.

Aún siendo meros inquilinos del espectro radioeléctrico -de titularidad estatal- las cadenas comerciales pretenden romper el equilibrio público-privado y dejar en anécdota a las televisiones institucionales por efecto de calculadas campañas de desprestigio, su progresiva depauperación financiera y la pérdida de la publicidad, el neoliberalismo en la tele. El multimillonario Felipe dio el primer paso y ahora el PP está rematando la obra: privatizar la comunicación para privatizar la democracia.

8 comentarios en «De aquellas privatizaciones, estas telebasuras»

  1. La libertad de empresa que incluye los medios de comunicación tiene estas cosas, que añadido a una regulación a la carta, provoca ese duopolio afortunadamente limitado por la aplicación de una sentencia del Tribunal Supremo que ha puesto orden, dentro de la ley, a este desaguisado.
    Nadie puede coartar los contenidos salvo lo soez y lo claramente denigratorio para las personas, la vulgaridad no entra en los cánones a prohibir.
    El papel de la TV pública siempre ha sido controvertido y nunca se ha llegado a conclusiones irrefutables como cualquier actividad en la que interviene el Estado (en sentido amplio lo de Estado) y se solapa con la iniciativa privada.
    Lo que desde luego no es ejemplo de servicio público es un programa como la nueva versión de SIML estrenada ayer en ETB2 en la que la deriva a la vulgaridad tomó velocidad de crucero al tiempo que, salvo excepciones, bajaba la calidad de los contertulios a quienes se limita el tiempo de intervención en un maremagnum de asuntillos donde, en una tv «vasca», la voz cantante la ponen plasmáticas apariciones de «eruditos» madrileños para los que situarnos en el mapa les resulta difícil, no digo ya un conocimiento somero de nuestra sociedad.
    Y el ataque prodigue con personajes «regeneradores de la política» que mientras no cesan de utilizar el púlpito que graciosamente ponen a su disposición las cadeenas del duopolio (y ETB todo hay que decirlo) echan pestes de una TV publica que aparentan defender.
    Un saludo al adalid del chirenismo que tanto escasea en estos revueltos tiempos

    1. Eskerrik asko, Sabino. Discrepo de tu diagnóstico, específicamente en el papel de las televisiones públicas. Parto de una premisa: tiene que existir un estricto equilibrio entre lo público y lo privado, porque de ese equilibrio depende que nadie tenga el control de la conmunicación y la información. No soy liberal, ni socialista. Soy un radical democrático. Y no creo en el mercado, como no creo en el egoísmo, ni en la inercia social. Por lo tanto, el duopolio Antena3-Telecinco es un peligro para la democracia, además de para la calidad ética de nuestra sociedad.

      Por otra parte, como humilde tertuliano (ya ex-tertuliano, porque nos han echado a casi todos, menos a la élite, Biurrun y Landaburu), aporté toda mi alma y mi mejor saber a ETB. Me siento muy honrado de haber estado allí y agradecido a quienes confiaron en mí. Debo descansar y fijarme otros objetivos. Pero no entiendo a la actual dirección de ETB. Y creo que así la radiotelevisión vasca perderá referencias en la sociedad vasca. Y minimizará su poder de influencia democrática. Ellos y ellas sabrán. Por mi parte, me siento liberado de todo compromiso que no sea el mío propio y el de mi conciencia. Un abrazo.

  2. Lamento oir lo del cese de tus colaboraciones siempre agudas y poniendo sensatez en los dislates de otros. Lo de llamar élite a unos, supongo que será con sorna que ya se sabe que hay quien le coge gusto a la cámara y se pone a dictar sentencias o doctrina sobre asuntos en los que carece de conocimientos.
    Un saludo y recordar que el mundo es una esfera que da vueltas sin parar, por lo que nunca es de noche eterna

  3. Muy intereante reflexión sobre la privatización de latelevisión. ¿Qué se puede esperr de un líder socialista que privatiza la televisión?. Entiendo que si eta medida de privatización la realiza un partido socialista, entonces un partido de derechos como ees el PP, que hara? Aqui en ete país, que es de pandereta,. Todo an insolito.
    Las televisiones las convierten en telebasura y la gente eta contenta, y encima son las cadenas que mayor audiencia tienen.
    Asi el gobierno de derechas , el Sr. Rajoy etara contento, consigue su objetivio,: que el pueblo sea garrulo y zote en deemasia.
    Mucha felicidades por su articulo y su valentía en sus manifetaciones sin miedo. Asi deberíamos ser todos.

  4. Eso, eso, hablemos de la basura que el PNV nos pone con su modelo de País televisado desde Madrid.

    Y no hablemos nada del uarefo calavera Ansagasti, Gastaka, Zorrila y Furundarena, ese ENORME debate de pluralidad del Régimen peneuvero tercermundista.

  5. Hay mucho que hablar sobre los medios de comunicación públicos y privados. Me limito al comentario actual. Creo en la utilidad y necesidad de la televisión pública; un poco menos en la Televisión privada. El caso más escandaloso, en nuestra democracia occidental, es quizá el de Italia con las cadenas TV de Berlusconi. Pero encuengtro telebasura también en la TV pública vasca. Cómo se justifica esa serie de los Conquistadores? Y esa otra que, no sé cómo se llama, de los jovencitos que hablan de sus simpatías y amoríos, en un planteamiento absolutamente superficial? Realmente el problema de ETB no son los ERE sino su viabilidad y su servicio a una sociedad exigente y que busca la calidad de vida.

    1. Tiene usted mucha razón, Don Ignacio, usted sabe mucho de medios de comunicación. Pero hablamos de un concepto más elemental de telebasura, el referido a la aniquilación de la privacidad y al reino de la malediciencia y el chismorreo, tan español. El concepto, más elevado, que usted plantea de telebasura no es exacto, se llama mediocridad. ¡Ah, eso es otra historia! Y mucho más compleja y profunda. Y sí, está instalada también en nuestra EITB. Nos daría para un diálogo amplio y a fondo. Un saludo.

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