Se vende miedo

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No querría llevar la contraria a los psicólogos, que tienen habilidad retórica para todo, pero creo que el miedo es racional: es no saber qué hacer por no saber qué ocurre. Así que el caldo de cultivo de cualquier tipo de miedo es la distorsión de la realidad y la conciencia de fragilidad, que necesariamente conducen a la incertidumbre. Antes los miedos se distribuían a través de la violencia física, en tanto que ahora se fundan en la amenaza contra la seguridad económica, la estabilidad profesional y las expectativas de futuro, es decir, el bienestar material, si bien el terrorismo yihadista y los crímenes de Estado se mantienen vivos en el mundo con toda su fiereza. El miedo sigue siendo la dialéctica dominante, con nuevas formas.

En España se ha lanzado una operación de terror comunicativo contra Podemos mediante una combinación de mensajes postizos y noticias dramatizadas cuyo propósito es crear un clima de incertidumbre ante la posibilidad -real- de que ese nuevo partido alcance el poder en las próximas elecciones y ponga patas arriba el Estado. No importa la inconsistencia de las informaciones, ni hasta dónde haya que retroceder para encontrar episodios, imágenes y palabras reprobables de los dirigentes de la izquierda alternativa que inciten el temor del electorado. Estamos ante la criminalización de las travesuras y la categorización de la anécdota. En la fabricación del miedo lo de menos es la verdad, la mesura y la proporcionalidad del relato, porque en este proyecto es aceptable hasta el esperpento. También Felipe González, experto en viejas campañas del miedo, como la del referéndum de la OTAN, en 1986, se ha unido al circo con esta perla: “El 99% de los votantes de Podemos no tiene ni idea de lo que pasa en Venezuela”.

¿Está dando resultados? Creo que no. El movimiento anti Podemos está dominado por la ansiedad y el rencor y sus malévolas intenciones son demasiado evidentes, con muy poco contenido válido y un pésimo diseño estético. Se diría que es contraproducente y que a lo más podría activar parte del voto conservador que se abstuvo en las últimas elecciones. Los estrategas del miedo no comprenden que el escarmiento de la pobreza generada y la debacle institucional derivada de los abusos y la corrupción han producido un irrevocable cambio de mentalidad en la sociedad, así como una nueva percepción de la realidad pública, y que al igual que la crisis ha variado para siempre el modelo económico y que jamás volveremos a la situación anterior al 2007, tampoco habrá marcha atrás en el estándar político. La indignación no es solo una emoción; como el miedo, también es racional.

Miedos griegos

En Grecia, la patria de la democracia, han vuelto a representar a Esquilo y Sófocles, pero con escenografía alemana y luxemburguesa para que el pueblo heleno sienta el efecto del miedo y sucumba a las reglas de la autoridad financiera. Las tragedias que se exhiben sobre el tinglado griego se proyectan en todos los países: o pagáis bajo nuestras condiciones o morís de hambre y privaciones. Lo que hace la banca continental, precisamente, es desbancar la soberanía nacional por un mandato extranjero que a menudo se disfraza de filantrópico club al servicio del desarrollo de los pobres. Las reglas de los acreedores son tan desiguales e injustas que invalidan la democracia de las naciones insolventes.

Dejar de pagar la deuda o reducirla se ha convertido en un arma poderosa para los débiles, porque el impago dejará en evidencia el sistema draconiano en el que se fundamenta el poder financiero y su radical deshonestidad. Hacen bien los griegos en acudir al desacato por decencia y al impago como medida defensiva. Deben ser conscientes de su fuerza en medio de su fragilidad económica. Podría culpabilizarse al modelo administrativo heleno de múltiples desajustes; pero ninguna de sus taras es peor que la más suave de las condiciones impuestas por Frankfurt y Bruselas. Acusar a Grecia de chantaje a las instituciones monetarias y políticas europeas para la renegociación de sus créditos y pagos es un sarcasmo, como si los menesterosos no tuvieran derecho a usar sus recursos contra aquellos que les llevan a la ruina. No hay mayor desafío para un espíritu creativo que la desesperación.

El miedo se ha extendido sobre Grecia para someterla al trágala brutal de la troika. En este contexto, la gente -que tiene que vivir y comer y que, además, carga con su dignidad personal y nacional- necesita un liderazgo fuerte que desde los sacrificios iniciales se imponga a los abusos y le conduzca a una situación de mayor equilibrio. Las imágenes más atemorizantes se han centrado en los jubilados haciendo cola para cobrar sus pensiones. Por si fuera poco, como complemento del discurso del miedo se han filtrado mensajes de humillación generalizada, al calificar a los griegos de vagos, evasores fiscales y corruptos, obviando que los autores de su quiebra han sido las ideologías que hoy gobiernan la UE.

Grecia necesita un gobierno épico, la épica de Homero para vencer. No estamos ante la lucha de un país en bancarrota: es el principio de un cambio de relación entre el poder de las personas y la fuerza de los dueños del dinero. El tránsito a este nuevo vínculo será lento, tanto como el tiempo que lleve a la gente ser consciente de su superioridad y aceptar que el miedo es imaginario, vencible, un tigre de papel. Antes y después de Grecia, hay otros casos. Escocia perdió su derecho a la plena soberanía por el miedo. Quizás Cataluña sucumba en septiembre al mismo terror. Todas estas oprobiosas intimidaciones fueron generadas para reducir la libertad y cambiar el destino con saña. Y no son nada, humo y mentira.

El fracking y otros miedos prefabricados

Detrás de toda amenaza e imposición está el miedo, que recuerda nuestra absoluta vulnerabilidad. También el miedo es la dialéctica entre la gente. Obsérvense los discursos entre posiciones antagónicas y sabremos que la razón corresponde a aquella que no utiliza el miedo para ganar, la que convence sin atemorizar. En Euskadi, han vencido los partidarios de la prohibición del fracking, método de extracción de gas del subsuelo. Es verdad, una técnica discutida, pero que ha sido barrida en el Parlamento vasco con una ley que, en la práctica, impide su desarrollo y por tanto nos priva de la posibilidad de obtener fuentes de energía. Fue enternecedor ver juntas a la izquierda y la derecha en esta causa disparatada.

A falta de datos objetivos sobre las bondades o maldades de este modelo extractivo, y sin que se haya producido un debate social serio y abierto, Euskadi pierde, por generación del miedo, una oportunidad energética muy valiosa. Hemos abortado por efecto del temor -la masiva destrucción de ríos y tierras- sin saber lo que esperábamos, si una ocasión económicamente provechosa o un monstruo.

El debate de fracking se ha ventilado del mismo modo en que se liquidó la cuestión nuclear, bajo amenaza del miedo, alimentado por los trágicos precedentes que vivimos en la década de los ochenta. ¡Rechazamos que nos acobarden, pero hay que ver lo que nos gusta asustar! Prefiero que me acusen de tener intereses en las empresas del sector a que se utilice el miedo para esconder la arbitrariedad argumental. Ha faltado ciencia y conciencia.
El menú del miedo es abundante. La llamada “ley mordaza” del PP contiene elementos de intimidación para socavar la capacidad de protesta y el derecho de manifestación de los ciudadanos. Convierte a la policía en defensora del poder y dota a la administración pública de una capacidad sancionadora que condiciona gravemente el ejercicio de las libertades fundamentales. ¿Quién se atreverá a obstaculizar un desahucio bajo el miedo a multas salvajes? ¿Quién querrá participar en un 15-M con la amenaza de ser procesado? ¿Quién puede ser generosamente rebelde? Esa ley aberrante no garantiza la seguridad ciudadana, solo la tranquilidad del Gobierno. Hay una rara verdad, apenas reconocida: lo último que se pierde no es la esperanza, sino el miedo.

Un comentario en «Se vende miedo»

  1. Excelente árticulo. totalmente de acuerdo. Es patético el escenario que han ofrecido los poderosos derechistas de la UE, utilizando la única herramienta que tienen en su poder:» el miedo». Es el instrumento que utilizan los cobardes.
    Sembrar y vender el miedo , asi quieren tener a las personas sometidas a su voluntad . Patetico.
    Me parece bien el referéndum ealizado por Grecia, pero asi mismo que respeten la vluntad del pueblo griego. Con ese fin e hace, entiendo. Que luego no se plieguen , a las requisitorias de los poderosos de la UE. Si fuese asi, lo que se plasmaría el ridículo sin limites del pueblo griego.
    ¿Miedo a salir del euro?. No entiendo porque, si con su soberanía nacional, van a estar mucho mejor. Y es el miedo que tienen la cumbre de la UE. Posteriormente saldrían todos los demás estados de este caótico euro. El pueblo europeo, una quimera política, pero no económica, dado qu no se respetan las soberanía nacionales. Cada uno tiene sus propias peculiaridades y asi ebe sr.
    Muchisimas felicidades por su brillante articulo , asi como el ingenioso titulo del mismo. Una vez mas , asi lo refleja en sus escritos la valentía, y » no al miedo».

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