Diario de cuarentena. Día 5. Los chinos

LOS CHINOS. El mundo habla chino desde hace unos meses a cuenta del maldito virus que nos tiene presos en casa y muertos de miedo. Primero, porque los chinos, dicen, fueron los causantes de esta epidemia. Y después, por lo bien, dicen, que han resuelto el contagio en su país a base de medidas extremas pero eficaces. Dicen, dicen, ¿Y qué sabemos en realidad? ¿Hacemos caso de las teorías paranoides sobre cómo comenzó esta historia?

Yo no me creo nada, ni de China ni de nada de lo publicado. Llevo muchos años en este oficio como para no conocer sus trampas. Los seres humanos somos aún primitivos, como en la tribu, y seguimos siendo proclives a buscar culpables de nuestros males (y quemarlos en las hogueras) y a señalar a los héroes que los remedian (y subirlos a los altares del poder). Y, francamente, no veo a los chinos más culpables que los occidentales, al menos no son los únicos, y mucho menos los veo hoy como héroes por sus métodos radicales y la presunta vacuna curativa que afirman disponer.

El origen, eso parece claro, es la ciudad de Wuhan, en el centro del país. No sabemos por qué y cómo, pero el virus se desató y de allí saltó al mundo. Y llegó la chinofobia: los chinos comen bichos raros, son unos guarros, viven hacinados y sin control. Hubo episodios de xenofobia contra ellos. Se supo del caso de Li Wenliang, el doctor que alertó sobre el brote y cuya muerte se atribuyó a las autoridades de la dictadura. ¿Y qué hay de cierto? En aquellos días, China era lo peor. Y China empezó a contarnos un montón de mentiras. Como que levantaron un hospital en 10 días. ¡Falso, maldita sea! Aquellas imágenes de las excavadoras no eran actuales. Y criticamos el confinamiento obligatorio, por inhumano. 

En el colmo del ridículo propagandístico, envían médicos y equipos a Italia. ¡Los salvadores! Se ha construido el mensaje de que el modelo chino de contención del virus es el correcto. Y que hemos hecho mal en no seguir su patrón. ¡Por favor! El caso es que ahora China es la quinta maravilla porque no se andan con tonterías para resolver problemas. ¡Qué discurso más imbécil y falso! Las autoridades chinas, que mienten hasta por las orejas, afirman tener a punto la vacuna contra el coronavirus. ¿A quién quieren engañar?

No, amigos confinados, China es un país enorme, una contradicción salvaje, una cultura milenaria y en mucho admirable, pero no son los villanos de antes ni los héroes de ahora. Aquello es un caos, como un bazar chino. Me niego a entrar en este juego maniqueo de buenos y malos. Ni la gripe de 1918, que diezmó Europa, era la “gripe española”, ni esta es la “gripe china” que nos está matando. No. Esta mierda de los mensajes simples y tópicos me supera. Freedom for China!   

4 comentarios en «Diario de cuarentena. Día 5. Los chinos»

  1. Lo que es innegable es que China y su poblacion de mil y pico de milones vive en unas condiciones semejantes a las nuestras, con erradicacion de la pobreza y garantizando un buen sistema sanitario y mas cualidades que no expongo.
    En buena parte esos avances se han debido al «altruismo» de los empresarios que buscaron alli mano de obra barata y la ausencia de un minimo de medidas de seguridad con los rsiduos (recorfemos a Fagor y toda la corporacion mondragon)
    Esos tiempos se estan acabando y es la sociedad china quien marca las normas mientras aqui siguen dos trabajadores sepultados en tesiduos industriales, y mientras se pierde el tiempo miserablemente en dotar al personal de sanidad de lo minimo al mismo tiempo que el IMQ se esconde.
    China quiza no sea un modelo social a seguir pero esta colaborando, por supuesto como propaganda tambien, alli donde ni los estados occidentales ni la UE ni mucho menos ese sancta sanctorum de la «democracia» que dicen los USA muevan un dedo por egoismo opor incapacidad.
    Aqui ademas de comer caracoles se aplaude a rabiar a un multimillonario que declara en un puerto franco de Irlanda y que «dona» unos miles de mascarillas.
    No caigamos en vilipendiar a China por sus exitos ni al madrileño por no se sabe que, quiza solo sobrevivir.

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