La cumbre de El día de mañana, de ETB2, fue el diálogo de Dani Álvarez con Miren Arzalluz el verano pasado. ¡Qué pedazo de entrevista! Mitad “hija de” y mitad exitosa directora del Museo de la Moda de París, la conversación tuvo todos los ingredientes de curiosidad y emoción en una mujer que ha sintetizado su fortaleza personal y solvencia intelectual en una formidable trayectoria. También fue grande el diálogo con Edurne Pasaban, franca y valerosa. En la segunda temporada, Dani nos ha presentado a otra mujer de las grandes, Isabel Allende, líder de ventas en lengua castellana, autora de relatos inmensos y de una vida sin pausa.
Era importante que la entrevista no fuera de esas pactadas y promocionales que ofrecen los artistas al publicar sus nuevos discos y libros, que Isabel Allende no apareciera para “hablar de su libro”. De ese interés viven El Hormiguero y otros espacios que se brindan como objetos de marketing. La novelista chilena desgranó su persona, su obra, su pensamiento, sus amores, sus tragedias y su apellido de potente resonancia política y que, por cierto, es vizcaíno, al igual que el segundo, Llona.
En su paraíso de Sausalito, California, Isabel, al borde de los 80 años, es la imagen de la anciana entera y bien aprovechada que conserva corazón para amar y coraje para luchar por la democracia y el feminismo, negado en su inconsistente defensa de Plácido Domingo, acusado de abusos a mujeres.
En gran manera, Violeta, título y personaje de su última novela, tiene mucho de ella, la abuela que cuenta a su nieto Camilo su vida centenaria, con páginas de riqueza, pobreza, maridos, amantes, muerte de una hija, dictaduras, violencia y paz, de 1920 a 2020, de pandemia a pandemia, de la influenza española al Covid, una historia que va de mucho a poco. Un placer verte, escucharte y leerte, Isabel Allende.