Información es democracia

Claro que importa el tamaño, los goles, los beneficios y las audiencias, importa la cantidad, lo mucho. Y también el hacerlo bonito, lo mejor, la calidad y la reputación; pero menos. Díganselo a Trump, de regreso a la Casa Blanca con todas sus fechorías y la ignominia del Capitolio. En la tele es lo mismo. Antena 3 supera a los demás canales en seguimiento informativo a pesar de su atroz sectarismo. ¿Le importaba a Sálvame su mala fama en tanto lideraba las preferencias de la gente? Por las mismas, a Atresmedia se la trae al pairo la indecencia de sus telediarios. Sí, eso se terminará un día. Y puede que estemos entrando en fase de cambio, dice mi corazón optimista.

Telecinco ha reaccionado con una renovación completa de sus noticiarios, cuyo símbolo es Carlos Franganillo, oriundo de TVE, con su primera señal de honestidad profesional. Más allá de la nueva estética que alumbra sus telediarios -azul luminoso, rótulos en itálica y gran plató- hace falta que la gente perciba la alta categoría democrática y el equilibrio de la información. Tras la primera semana Antena 3 mantiene su primacía, pero menos. El vuelco llevará tiempo, no menos de un año de paciencia y honestidad. Habrá un día en que Vicente Vallés se tragará sus palabras de predicador: “Soy un firme seguidor de lo que en el periodismo anglosajón llaman análisis de noticias”. En toda tierra de garbanzos eso es información pervertida de opinión.

Por fortuna, esto no va solo de cadenas estatales, porque en el ámbito de las noticias las mayorías sociales optan por la proximidad, de lo que se deduce el liderazgo informativo de los canales autonómicos de Euskadi, Catalunya y otras comunidades. Bien saben vascos y catalanes cómo se protege a todo un país, incluso heroicamente, con sus propios medios.

JOSÉ RAMÓN BLÁZQUEZ

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