Vuelven los rombos a la televisión

rombos rajoy

La memoria es un archivo muy útil aunque esté algo desordenado. Lo guarda todo, porque el olvido no existe. Según lo vivido cataloga los recuerdos en tres categorías: buenos, malos e indiferentes, es decir, las horas felices, los días de dolor y los años perdidos. Y por su contenido los divide en dos: verdades y secretos. La gestión de este gran registro determina la felicidad de nuestra vida. Por ejemplo, ¿qué hacer con los rencores? Personalmente los uso como vacuna contra lo injusto y liberticida, me refuerzan frente a los canallas pertinaces y sus abusos, en quienes percibo mi sufrimiento del pasado. Ahora que Rajoy, entre incompetencias y silencios, tiene previsto recuperar la simbología de los rombos para calificar los programas de televisión en función de no sé qué escala moral para menores y adultos, mi memoria ha activado los resortes defensivos: ¡los rombos de la tele, eso es franquista!, me informa. Y salto, enfurecido, y conmigo muchos que sobrepasan los cincuenta años.

Sí, hace cincuenta años que comenzó a regir aquella tabla de señales que tuteló nuestro ocio hasta 1985 bajo el rigor de un comité de hipócritas compuesto por curas gordos, falangistas con bigotito y algún siniestro Amedo, que por la mañana torturaba a los disidentes y por la noche ejercía de faro de la rectitud. Los rombos fueron a la tele lo que el código 3R y 4 a las películas en las salas de cine, una evaluación paternalista sustentada sobre la obsesión patológica del sexo y la autoridad. ¿A qué nostálgico cacique se le ha ocurrido resucitar estos pictogramas? ¿No es suficiente el sentido común? Solo los padres de espíritu vasallo pueden estar interesados en esos símbolos como guía para filtrar el consumo audiovisual de sus hijos.

Temo que, como en la dictadura, únicamente lo libidinoso y acaso lo violento fijen el criterio de los rombos. ¿Y la zafiedad, la falta de respeto, la violación de la intimidad y los chismes viperinos, serán clasificados? La televisión no necesita rombos prohibitivos, sino rumbo hacia la madurez de la gente. 

Un comentario en «Vuelven los rombos a la televisión»

  1. Totalmente de acuerdo con su articulo. Los rombos, me recuerdan al Tribunal de la Santa Inquisición. Horrible, que en el siglo XXI, se clasifiquen los programas para menores y mayores de 18 años. De todas formas Ssr. Blázquez, el ssentido común , no es el común de los entidos, pero los rombos, me prece patético.
    Muy intereante y felicidades por el articulo.

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