Detesto el relato de las tragedias en las que todo está dispuesto para un terrible final preconcebido. Como esa fatalidad en ciernes que tiene como víctima a Olvido Hormigos: ya saben, aquella concejala socialista de un pueblo perdido de La Mancha, casada con un carpintero y madre de dos niños, que saltó a la popularidad por un morboso vídeo de autosatisfacción sexual grabado por ella misma y difundido por un amante secreto; y que, tras abandonar la política, saltó a Telecinco para tirarse a la piscina de ¡Mira quién salta!por 30.000 euros, para seguir saltando, esta vez desnuda, a la portada de Interviú por otros 12.000 euros y de ahí saltar al ruedo nacional del cotilleo para formar parte de la nómina de los colaboradores de Sálvame gracias a la gestión de su intermediario, Toño Sanchís, el mismo que representa a Belén Esteban. De salto en salto y de delirio en delirio, Olvido se aproxima al precipicio de su vida.
Sobrada de ego y autoestima, pero sumamente seducible y con demasiada hambre atrasada de aventuras, la señora Hormigos se dispone a ser devorada por el monstruo de la tele. Como su paisano Don Quijote, confunde la realidad con los deseos: las cámaras no son gigantes a los que vencer en singular batalla, sino ladrones de intimidad y falsificadores de su alma que la embriagarán de vanidad y fama y terminarán por destruirla después de una carrera de excesos dentro y fuera del plató. Lo poco que va a ganar -amigos de paso, dinero y notoriedad- no vale nada comparado con lo mucho que va a perder: familia, respeto y libertad. Para sobrevivir en ese infierno hay que ser muy cínico y pagar el cruel peaje de la indignidad.
Cuando ese modelo de televisión le haya arrancado el corazón y Olvido, quebrantada y vacía, sea solo una caricatura de sí misma, será expulsada del paraíso y no le quedará más compañía que la soledad. Podría verse retratada en Belén Esteban, una muñeca rota, y dar un paso atrás para no repetir su historia. Hay tragedias fértiles y heroicas; la de Olvido Hormigos es terca y aburridamente humana.
Me ha parecido muy interesante referente aesta mujer, que ha decidido probar fortuna en la televisión. Obviando que destruirá su propia dignidad e integridad personal., dado que latelevision sube al estrellato y posteriormente hunde a las personas. Yn autentico error el que va acometer y además se piensa que lo v a controlar y será la televisión la que le controle a ella. Hay que tener mucha fortaleza para que le televisión no la hunda, y ella ha demostrado no tenerla, asi que srá su ruina.
Muchas felicidades por eta columna, muy acertada y muy bien explicada.