Aprovechen si les gusta el fútbol, porque la Copa Mundial de Brasil será la última que podrán ver gratis. Se acabó el pastel. La próxima, así como la Eurocopa 2016, las tendrán que seguir en el bar, como los partidos de Liga. O las disfrutarán en casa después de comprar el paquete de suscripción a un precio asequible. ¿Qué patriota español no pagará 80 euros por gozar de su equipo del alma y los partidos decisivos? La gratuidad del fútbol de élite ha pasado a la historia. Telecinco ya tiene calculadas las pérdidas. Como ha abonado 40 millones por los derechos de los 25 partidos que emitirá hasta el 13 de julio y como máximo recaudará 30 en publicidad, sumados a los gastos de retransmisión y extras, es previsible que el déficit ronde los 12 millones. Y eso si finalmente La Roja repite sus triunfos de la pasada edición, que no parece.
El criterio de rentabilidad del fútbol pasa por este principio paradójico: menos audiencia, más beneficio. Como el exclusivo negocio del lujo. Aún así la Copa de Brasil será una operación rentable si se cuenta el valor añadido: la cadena consolidará su liderazgo frente a Antena 3, lo que atraerá más anuncios pasado el Mundial y derivará en una mejora de su cotización bursátil. Lo que es un dispendio es que más de 20 marcas paguen por el uso compartido de la imagen de la selección española en su publicidad. ¡Todas con un marketing idéntico! Es absurdo, porque el primer objetivo es la diferenciación cualitativa. La Roja está sobrevalorada, como toda identidad volátil e insustancial. No me fiaría mucho de una empresa que se adhiere tan fácilmente a lo inmediato y se muestra tan poco imaginativa en la esponsorización.
Al mal negocio de Telecinco y la ruina social de Brasil se unen la exaltación de comportamientos excesivos, la exacerbación patriótica, las corruptelas de la FIFA y el divismo insano de deportistas que no son iconos de nada. Infinidad de cámaras, alta tecnología, imágenes en 3D, formato 4K… Siéntense delante de sus televisores HD y contemplen el declive del mundo.
Bienvenidos a la realidad. A la que a unos llena de estupor y a otros atemoriza tras los resultados de las elecciones europeas del pasado 25 de mayo. La política se ha revolucionado y apunta a un horizonte de cambio. ¿Sorpresa? ¿Alarma? No veo que haya motivo para lo uno ni para lo otro, porque era previsible que, con la desafección hacia la clase dirigente, se produjese un revulsivo como el protagonizado por la plataforma Podemos y que PP y PSOE perdieran un tercio y la mitad de su caudal de votos, respectivamente. Las condiciones sociales y emocionales estaban ahí y solo ha hecho falta que alguien -con cierta perspicacia comunicativa e inteligencia democrática- canalizase el descontento y las ilusiones de renovación hacia una alternativa de ruptura. Los ciudadanos han hablado y ahora hay que recomponer el puzle de la opinión pública con las nuevas piezas y los fragmentos empequeñecidos de antes.
¿Quién teme la democracia? Podemos, con su líder Pablo Iglesias, y en menor medida Ciutadans, con Javier Nart, son expresiones políticas emergentes, hasta cierto punto innovadoras y en todo caso merecedoras de respeto y atención. Ya veremos por sus hechos si son proyectos volátiles o han llegado para quedarse. El mundo ha cambiado mucho: han caído imperios, regímenes, grandes tinglados económicos y viejos liderazgos. Se atisba una nueva era, aún indefinible. Y sin embargo, la política partitocrática llevaba décadas de retraso, anclada en el viejo paradigma de la conquista del poder y el trasnochado juego de las urnas sin más opción participativa para la gente.
Aún así conviene acotar el alcance de esta nueva realidad y no caer en un diagnóstico entre revolucionario y apocalíptico. Porque si bien los efectos del 25-M alteran el equilibrio de fuerzas, no por eso hay que obviar que Podemos es un fenómeno exclusivo del ámbito de la izquierda, mientras que Ciutadans se circunscribe al sector de la derecha unionista. ¿Son partidos o movimientos? Está por ver, pero ninguno de los dos se presenta como vertebrador social, porque no tienen vocación de ocupar el centro ideológico, sino agitar los valores dominantes a diestra o siniestra. Entiendo que Podemos es un grupo activista más o menos utópico (¡qué bueno que recuperemos nuestros sueños!) cuya máxima virtualidad es moderar el asfixiante dominio global del poder financiero. ¿Y Ciutadans? La invención sentimental de ser español sin complejos. No vayamos a pensar que con ellos ha llegado la refundación de la democracia.
¿Operación comunicativa?
Es una simpleza afirmar que los líderes sobrevenidos, Pablo Iglesias y Javier Nart, deben sus éxitos a la televisión y que del uso particular y sistemático del medio audiovisual se fundan sus magníficos datos electorales. Si aceptásemos que la presencia en la tele otorga mayor crédito social, podría deducirse que los políticos que nos gobiernan obtendrían un resultado arrollador, pues habitan a diario nuestras pantallas. No hay que confundir notoriedad (conocimiento público) con reputación (reconocimiento social). La televisión otorga lo primero, pero lo segundo depende de los hechos, las percepciones y otros factores del discurso, como lo innovador y el formato de los mensajes. Hay sustancia política, la justa y no más, en la figura del joven profesor universitario y su grupo. No son frikis, agentes bolivarianos, ni asimilables a Le Pen, como se les ha tachado injustamente.
Pablo Iglesias, contrariamente a lo que se dice estos días de alabanzas y análisis precipitados, no es un líder mediático. Su perfil emocional roza la frialdad, incluso lo desabrido. Y esta imagen destemplada no es casual, sino intencionada, porque a Iglesias y su equipo les repugnan los liderazgos carismáticos, que consideran burgueses. El liderazgo que ha buscado se asienta sobre el predominio de lo intelectual y el argumentario racional, porque igualmente detestan el populismo sentimental. Su triunfo tiene cuatro claves: la primera, la notoriedad audiovisual, obtenida merced a su buena preparación dialéctica y que para los productores de televisión es muy atractiva en los debates. La segunda, su simplicidad ideológica, construida a base de mensajes comprensibles y netos, propios del pensamiento-eslogan. La tercera, la oportunidad sociológica y el ambiente antipartidos, unida al desastre del zapaterismo y su continuidad con Rubalcaba. Y la cuarta, su actitud de líder casual, a quien se percibe sin ambición de poder. Podríamos añadir otros detalles, como la elección del nombre de la marca, heredera de las ilusiones de Obama y la marea del 15-M, su estética rompedora, su excelente formación y las teatralizaciones mediáticas logradas a través de duras confrontaciones con los defensores del PP y los recortes de derechos. Es una habilidad referenciarse frente a enemigos odiosos para la mayoría. Nadie ha hecho más por Pablo Iglesias que Paco Marhuenda y Eduardo Inda.
Por su parte, Nart lleva años en la tele de la ultraderecha y se desenvuelve en ella con la destreza de quien está de vuelta de casi todo. Básicamente es un cínico con hambre política atrasada y ambiciones insatisfechas, en quien han visto los españoles temerosos de los nacionalismos catalán y vasco el tronante de la patria, el ideal agresivo para el foro parlamentario como hasta ahora en los platós. Javier Nart, de raíces bilbaínas, no aporta nada nuevo, porque antes que él ya existía el descaro y las formas groseras.
Por sus gestos les conoceréis
Podemos se ha ganado su oportunidad. De las palabras le toca pasar a los hechos. O por lo menos a los gestos, hasta que puedan gobernar. Empiezan mal con el maniqueísmo, según el cual la política se divide en buenos y malos, los que Iglesias y los suyos llaman “la casta” y ellos, los auténticos. Esta actitud angelical, purista e inmaculada, tan dogmática y simplista en la práctica, no apunta un horizonte renovador. La descalificación genérica del adversario es precisamente una de las peores taras del sistema democrático vigente. Así que harían bien, concluida la campaña y obtenidos sus cinco eurodiputados, en enterrar ese mal talante de superioridad ética y centrarse en el impulso de medidas audaces que respondan a lo esperado por sus votantes.
Receloso Pablo Iglesias de que, tras el triunfo, se crease en torno a él un liderazgo personalista, se ha apartado de los platós y ha lanzado a su gente a poner cara y ojos al movimiento, con el mensaje intencionado y falaz de que Podemos es mucho más que el mediático profesor. La jugada, muy calculada, se inscribe dentro del más puro estilo mercadotécnico y resulta profundamente artificial, lo que da idea de lo parecida que es su presunta dialéctica asamblearia a las prácticas de sus denostados partidos. Alguien que pone su foto hasta en la papeleta del voto no puede encubrir, por coyuntural vergüenza, su absoluto y radical caudillismo.
Será interesante observar el modo en que la orientación utópica de Podemos se aplica al mundo concreto. La calidad política se mide por la capacidad de aproximar a la realidad lo sustancial de un programa en un tiempo razonable. Las intenciones pueden ser maravillosas, pero pobres sus resultados, de lo que se derivaría la frustración y el desencanto. Otro factor de grandeza es la voluntad para llegar a acuerdos con otros partidos, porque vivimos en un mundo plural. Ahí veremos la flexibilidad de este singular proyecto y si tiene fundamento para articularse en las instituciones y condicionar a parlamentos y gobiernos.
Muy menesterosa debe andar la democracia cuando una expectativa como la que anuncia el movimiento Podemos suscita tan precipitadas esperanzas de renovación. Siempre creí que los cambios históricos los hacen los pueblos. No existen los milagros y los profetas se arrastran por los púlpitos de la tele. De momento no sé si “podemos” cambiar el sistema, pero sí queremos. Bienvenidos a la política real.
En la teoría de la comunicación de masas hay un dicho que resume su sentido más cínico: si la gente cree que los elefantes vuelan, es que realmente los elefante vuelan. Dicho de manera más burda: ¿Qué es la realidad? Lo que tú crees que es. Lo que la gente individual y colectivamente cree que es la realidad. Por tanto, lo real puede ser distinto para unas personas que para otras, con los mismos hechos y la misma verdad. Esta diferencia estriba en dos factores:
– Las percepciones. Cómo ve y valora cada persona uno hecho o información.
– La objetividad/subjetividad de la información que nos traslada la verdad/realidad
Las percepciones son un hecho psicológico complejo. Y la información sigue unos patrones que muchas veces no son objetivos y buscan un conocimiento manipulado de la realidad.
La dimisión del rey Juan Carlos ha tenido mucho de todo esto. Lo real se ha convertido en irreal al proyectar las televisiones (excepto ETB) una valoración ilusoria de la trayectoria del rey, tomando como base una información parcial de los hechos históricos (minimización de los errores, exaltación de los aciertos), con el objetivo de consolidar la monarquía ante la opinión pública y dar continuidad a este sistema de Estado, todo ellos dentro de un proyecto defensivo de la institución, desgastada ante la sociedad tras los escándalos de corrupción y el comportamiento público y privado del monarca.
Lo más destacable de la irrealidad informativa ha sido el uso de una de las emociones más naturales del ser humano: la clemencia en la despedida. Por nuestra naturaleza tendemos a ser clementes cuando alguien deja un cargo o fallece. Favorece un cierto olvido. Con esta emoción, se ha tratado de echar una manta de perdón sobre la corrupción de la familia real, el origen de la fortuna del rey y su propia contradicción democrática.
En este contexto de fabricación de la irrealidad, se ha usado también el miedo histórico al modelo republicano y se han apagado o despreciado las voces que solicitaban una consulta popular. Las noticias y los debates en general han sido un empalagoso reportaje promonárquico, carentes de veracidad y equilibrio. ¿Cuál es el fondo político principal? Que el SI mayoritario que los políticos van dar a la monarquía NO se corresponde con la actual opinión popular. Hay un desencuentro entre la clase política y la ciudadanía también en esto. Porque del suspenso que hasta ahora los ciudadanos otorgaban en las encuestas a la monarquía no se pasa en un día a un respaldo del 90% en el Congreso. Esto es lo irreal. Tanto como lo que viene en las próximas semanas de exaltación del heredero. La tele es hoy una máquina de fabricación de lo irreal.
2. Minuto de oro
Aida, último capítulo
Todo lo que empieza, acaba. La serie Aida, de Telecinco, termina después de 10 años y 9 temporadas seguidas. Más allá de los gustos de cada cual, se trata de una serie de éxito, con una media superior a los 3 millones de espectadores por capítulo y casi siempre ganadora en su franja horaria. Es verdad que se trata de una serie de humor chabacano, populachero y en no pocas veces de mal gusto, zarrapastroso; pero los gustos de una parte de la sociedad son así, burdos y soeces. No nos pongamos excelentes. La televisión, como el cine, la música y todas las artes tienen subproductos que gustan y mucho. Es la pura realidad. Y no hay quien pueda rebatirla: lo vulgar triunfa.
Aún así, no descartemos que la serie, si hace falta, regrese pronto.
3. La liga de la tele
Dos éxitos previsibles y una audiencia ineseparada
– MasterChef se empacha de audiencia: el concurso de cocina llegó el miércoles en TVE al 20,3% y 3.680.000 espectadores. Era previsible. A medida que avance en su fase más cercana a la final, irá subiendo, y podría llegar hasta el 25% o más, y superar los 6 millones de espectadores. Es un excelente concurso, muy bien producido y muy bien editado en el montaje de sus secuencias. Puede parecer un poco artificial; pero es como una película de suspense.
– “Cuéntame” termina la temporada arrollando: El jueves obtuvo el 24% y 4.689.000 espectadores, record total de la temporada. Junio es mes de despedidas e irá dando paso a la temporada de verano, que este año está condicionada por el Mundial de fútbol.
– El rey abdica ante 5 millones de espectadores. La abdicación el pasado lunes obtuvo 5 millones de espectadores, el 79,3% en ese momento y disparó la audiencia matinal. Telecinco, con el 16,3% y 1.003.000 espectadores y la Cuatro con el 14,2% y 874.000 espectadores fueron las cadenas de mayor registro. En ETB lo vieron solo 16.000 espectadores.
Seguimos con reyes. En este caso de la publicidad. Y nos paramos en uno de los anuncios más importantes -el anuncio rey sobre el deporte rey- derivados del Mundial de fútbol: el anuncio de Cocacola, que es uno de los sponsors oficiales del Campeonato. Como siempre. La estrategia de marketing mundial de Cocacola es asociar su marca al deporte, así como a la cultura, la solidaridad y la juventud. Aunque no es una bebida deportiva, el objetivo de Cocacola es reivindicarse como el punto de unión en la celebración de grandes eventos (deportivos y musicales), tratando de posicionarse como una marca aceptada por todo tipo de personas y países. Y creo que lo consigue. Más allá de su contenido como bebida (la calidad) y más allá de su simbolismo norteamericano (lo político), Cocacola ha logrado ser una marca universal que casi todo el mundo aprecia y bebe. Y así ocho de cada diez bebidas de todo tipo que se consumen en el Estado español son Cocacola. Puede que su mensaje de unión sea irreal, pero la aceptación de la marca es absolutamente real.
5. Noticias de la tele
El jueves comienza el campeonato mundial de fútbol.
Y la tele se revoluciona del todo. Básicamente, Telecinco y la Cuatro emitirán 25 partidos entre el 12 de junio, con el partido inaugural y el 13 de julio, con la final. El resto de partidos, hasta 66, para los muy futboleros, se podrán ver en las plataformas de pago, Gol TV y Canal Digital. Además, habrá muchos programas especiales en todas las cadenas. Mes de fútbol: tan real como la vida misma.
Con toda seguridad, Telecinco perderá dinero con este campeonato, a pesar de la enorme cantidad de anuncios que va a recibir. ¿Por qué? Porque los derechos que paga son descomunales: nada menos que 40 millones de euros que, sumados a los gastos que generan las retransmisiones, son demasiados frente a los aproximadamente 30 millones que, como mucho, puede facturar en publicidad.
¿Por qué comprar una cosa que te cuesta dinero? Por prestigio y liderazgo. Telecinco será más líder y eso le generará indirectamente dos tipos de beneficios: sus acciones subirán en Bolsa y el liderazgo le reportará más publicidad. Contando lo objetivo y lo subjetivo, el Mundial puede ser rentable.
Por otra parte, casi 25 marcas y productos distintos hacen campaña estos días asociándose a la selección española de fútbol. Todas ellas tienen que pagar un canon. Bien como sponsors oficiales o parciales, o bien por uso de la imagen de la Roja en su comunicación, promociones, sorteos y concursos. La selección estatal es una máquina de hacer dinero, tanto como de gastarlo, como por ejemplo en esos 700.000 euros por cabeza que recibiría el equipo en caso de ganar.
Y una advertencia final: este será el último campeonato mundial de fútbol que veremos en abierto. El próximo y quizás la Eurocopa 2016 serán de pago. Es una certeza.
Si la gente cree que los elefantes vuelan, realmente los elefantes vuelan. Sobre este principio elemental se basa la comunicación de masas, cuyo principal agente es la televisión. Dicho de manera menos burda: ¿Qué es la realidad? Lo que tú crees que es. La mente perceptiva humana no es un lienzo en blanco y continuamente es coloreada por fantasías inducidas o elaboradas, por fe, mitos y experiencias que vivimos en el ámbito de una cultura, época y circunstancias determinadas. La permeabilidad ingenua y la pereza intelectual son los grandes cómplices en la fabricación de verdades imaginarias. Y así, tras la abdicación de Juan Carlos I y su previsible sucesión por su hijo menor, la élite del sistema sociopolítico viene afanándose en transformar en pocos días la imagen corrupta, decrépita y gravosa de la monarquía española (hasta hace nada maldecida por los ciudadanos) en una realidad amorosa, agradecida y admirable. ¡Qué espectáculo servil ver a los lacayos mediáticos cómo tejen una manta de vergonzante olvido sobre las fechorías borbónicas y cómo preparan la continuidad del régimen mediante la construcción de una realidad encantadora sobre su heredero. Pero si perverso es el ilusionismo social, no menos lo es la sumisa y paleta aceptación popular.
Convertir lo irreal en real y añadir a la ficción el orgullo colectivo. Estos son sus propósitos. La tele y demás medios (de derecha a izquierda, excepto ETB) están utilizando la emoción indulgente que condiciona todo juicio en la hora de la despedida como factor emocional para allanar el perdón y la desmemoria sobre la corona española y alfombrar el camino del sucesor. No ha faltado la apelación a la incertidumbre para neutralizar la alternativa del referéndum consultivo. Y han soltado la jauría de los miedos a la república.
Y tras la abdicación y su vals de lameculos, la tele se ocupará de edulcorar la realidad inventada en Felipe VI y Letizia. Tendremos semanas de persecución de la obviedad. Y en su auxilio, ¡oh Dios mío!, el jueves comienza el Mundial de fútbol.
La palabra más pronunciada, no solo en la tele, sino en las conversaciones privadas, ha sido: Podemos. Es el nombre del partido (o movimiento político) triunfador en las elecciones europeas del pasado domingo. No porque haya obtenido más votos que nadie, sino por la rapidez y fuerza con la que ha irrumpido en el escenario político del Estado. Muchos analistas y también la gente han valorado este suceso como una consecuencia de la televisión. Y en este sentido, digo:
Es una simpleza afirmar que Pablo Iglesias deba su éxito a la televisión: es mentira. O al menos es falaz. Porque si la mera presencia en la tele otorga a los políticos alguna ventaja ante los ciudadanos, ¿cómo es que los políticos que nos gobiernan o representan, que están a todas horas en la tele, tengan tan mala reputación y tan mal resultado electoral?
Vamos por partes. En primer lugar, Pablo Iglesias no es un líder mediático. ¿Por qué? Porque su perfil emocional es muy bajo, roza la frialdad, incluso lo desabrido. Es una imagen intencionada. Porque a Iglesias le repugnan los liderazgos carismáticos, algo que entiende como burgués y decadente. Iglesias ha buscado para sí un perfil intelectual, absolutamente racional.
Su triunfo tiene cuatro claves y son extramediáticas: lo político, lo formal, lo oportuno y lo virtuoso:
– En lo político, Podemos ha sido el refugio acogedor de los indignados y huérfanos de la izquierda. Es un fenómeno circunscrito a la crisis de la izquierda, no es un fenómeno social
– En lo formal, ha calado la simplicidad de sus mensajes y el pensamiento-eslogan. Porque Pablo Iglesias crea mensajes-guía, desprovistos de la complejidad que es propia de la realidad social y política. “La casta política”: he ahí una idea-eslogan
– En lo oportuno, Iglesias ha sabido capitalizar el rechazo a los partidos con una alternativa innovadora.
– Y en lo virtuoso, ha huido de mostrar ambición de poder, como un líder casual.
Hay otras razones: la marca Podemos, muy al estilo Obama, es muy buena. Su estética ha reforzado su aire de rebeldía y modernidad. La vinculación a la utopía, muy recurrente en tiempos de desesperación. Y una razón más, muy importante: ha sabido referenciarse como la opción rebelde frente a los más torpes defensores de la derecha, como Paco Marhuenda, Eduardo Inda, Alfonso Rojo y otros. Con sus ataques le han hecho la campaña. Ha sido muy hábil.
En definitiva, Podemos no es el resultado del uso de la tele, sino de un conjunto de factores, extramediáticos en su mayoría. Lo curioso es que un líder como Iglesias haya tenido tanto éxito con un perfil emocional tan bajo. Esto me tiene perplejo. Habrá que seguir sus pasos.
2. Minuto de oro
Pasapalabra, 1.310.000 euros para Paz
El concurso Pasapalabra es de esos programas que pueden durar cien años. Como ocurre con “Saber y ganar”, en La 2, que presenta Jordi Hurtado, con casi 20 años a sus espaldas. Son concursos que mezclan la habilidad de saber con la habilidad del control psicológico en medio de un desafío en público. Y gustan porque son entretenidos y tendemos a ponernos en la piel del concursante, nos emocionamos con él o ella, sentimos sus errores y celebramos sus aciertos. Es de lo mejor de la tele.
Esta semana ha sucedido lo infrecuente en Pasapalabra, de Telecinco. Que una concursante ha completado el rosco y se ha llevado 1.310.000 euros del bote, más todo lo ganado en días anteriores. La ganadora es Paz Herrera, es de Cantabria y es lista a rabiar. No es el record del programa, que está en 1.674.000 euros, que se llevó un concursante el pasado año. Ha sido lo mejor de la tele estos días y aquí está ese minuto de oro.
– Audiencias del mes de mayo: Telecinco arrolla a Antena 3. Vence Telecinco este mes con una subida del 1,5%, con lo que alcanza el 15,4%, gracias a la serie Resurrection y a Supervivientes. Por su parte Antena 3 también sube, en menor medida, y se queda en un 13,7%, con la serie Velvet como mayor referencia.
– ¿Dónde han ido a parar los espectadores de los 9 canales desaparecidos? La audiencia perdida se ha repartido, siendo los principales beneficiarios, por este orden, Telecinco, laSexta, Neox, FDF, Nova, Cuatro y Discovery Max. La gran beneficiada es Telecinco, que supera como conjunto de emisoras al grupo de las cadenas de Antena 3. Si el grupo de Antena 3 era líder antes del cierre, ahora lo es el grupo Telecinco, con una gran diferencia, 30,8% frente a 27,3%. No sé de qué se queja Paolo Vasile, consejero delegado de Telecinco, al Gobierno, si el cierre le ha venido de perlas. Es pura hipocresía.
– Audiencias en ETB.La televisión pública vasca recupera posiciones, con una subida de ETB (9,3%) y de ETB1 (2,3%), después de los malos resultados de abril.
– Consumo de TV. El consumo por persona y día en mayo ha sido de 240 minutos, 3 minutos más que el mes pasado y 7 minutos menos que en mayo 2013. Esta vez Euskadi iguala la media estatal, cuando lo normal es que se sitúe por debajo.
4. Superanuncio
Festival El Sol de Publicidad 2014 de Bilbao: muchísima calidad pero sin genialidades
Desde el jueves hasta el sábado hemos vivido en Bilbao las sesiones de El Sol – Festival Iberoamericano de Comunicación Publicitaria: ha sido un festival muy denso, con mucha participación, muy variado y con un nivel de calidad muy alto, de primera calidad. Pero no hemos visto genialidades. Hemos visto y oído muchísimas cosas buenas, pero no siempre se alcanza la genialidad.
En la categoría de TV, el anuncio que ha obtenido el Gran Premio ha sido una campaña peruana para Coca-Cola. Muy buena. Consiste en la instalación de máquinas de fotomatón para el DNI, que hacen que las fotos solo sean de sonrisa, para nada fotos serias. Es muy bonita, dentro del juego de fantasía e ilusión que propone siempre Coca-Cola en todo el mundo.
Pero aunque no haya tenido uno de los grandes premios, y haya obtenido nada más que un Sol de Oro en la categoría de bebidas, para mí esta es la mejor campaña de TV. El anuncio es argentino, para la cerveza Andes. Se basa en el desamor y cómo en esos momentos devastadores, que el anuncio vincula a los huracanes, que tienen nombre de mujer (y no sabemos por qué) y cómo tras el paso del huracán (el del desamor y la pérdida), que se lleva todo, quedan al menos los amigos. Para reconstruir la vida… quizás hasta el próximo huracán, con nombre de mujer.
5. Noticias de la tele
– Otra vez a resintonizar los canales de la TDT. Y otra vez, a pagar. Esto ocurrirá en los próximos meses. Y afectará a las antenas comunitarias e individuales, por una cuestión técnica: para dar cabida en el espacio radioeléctrico a la telefonía móvil y sus nuevas opciones. Aún no se sabe qué adaptaciones habrá que hacer, pero es seguro que nos espera un desembolso por comunidad de 20 a 50 euros por hogar. La broma nos costará a los vascos entre 16 a 22 millones de euros para poder ver los canales estatales de la TDT. Me pregunto si merece la pena hacer esta resintonización en este momento de crisis.
– Final de El Conquistador del Fin del Mundo 2014. El ganador ha sido Eneko Van Horenbeke, quien por cierto ya había ganado la primera edición del concurso. Se ha impuesto a las chicas, Irene y Sandra, que llegaron exhaustas a la prueba de la tirolina. El ganador del público se conocerá el domingo próximo, porque las votaciones siguen abiertas. Y ya ha comenzado la edición nº 11, con los castings que se celebrarán en julio en Iruña, Gasteiz, Donostia y Bilbao durante los primeros días de julio.
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