¿Qué tiene pensado Euskadi para 2023, cuando se cumplan 40 años de las inundaciones que la arrasaron? Porque algo habrá que hacer, digo yo, para que la memoria haga honor al sufrimiento y la épica de nuestros pueblos y ciudades y dignifique a la gente que resistió los efectos devastadores de las lluvias torrenciales del 83. ¿Creará ETB una serie que rememore la noche del 26 de agosto y siguientes días, con sus muchos relatos heroicos y reales, de las 34 personas fallecidas, de la ruina que nos cayó encima? ¿Cómo no recodar a las brigadas de voluntarios con palas y botas contra el barro? ¿Y el ejemplo del alcalde Robles al frente de la reconstrucción de Bilbao y del lehendakari Garaikoetxea liderando la reacción vasca frente al miserable Gobernador Civil de Bizkaia, Julián San Cristóbal, implicado tiempo después en la trama criminal de los GAL?
Las historias hay que contarlas bien. Aquello no fue solo una tragedia; fue, además, el punto de partida de una gran transformación que hoy disfrutamos. Superando la mera información, los hechos -para que sean más sentidos- tendrían que narrarse en género de cine. Como lo ha hecho Apple TV+ con la catástrofe del ciclón Katrina que destruyó Nueva Orleans en 2005 y mató a miles de personas. Se llama Después del huracán y describe el desastre durante los cinco primeros días desde un hospital y su drama humanitario, cuando había que gestionar lo peor en las peores circunstancias y no contra la enfermedad, sino por el agua y la tardanza de la ayuda.
Los americanos han construido con cine y series su eficaz libro de historia, a menudo falsificándola. Aprendamos de ellos con más verdad y emoción. La libertad de una nación es que nadie cuente su historia antes que ella misma. Es la tarea encomendada a EiTB. ¡Qué paradoja, tener que invertir en ficción para crear nuestra memoria!