A falta de 39 días para que el balón vuelva a rodar, en la televisión -el estadio más grande del mundo- se vive un gran vacío. ¿Cómo lo llenan los predicadores que pastorean a los aficionados? Quien aspira a ser el José María García de la era digital, Josep Pedrerol, subido al púlpito de La Sexta con Jugones y de Mega con El Chiringuito, la emprendió contra el Athletic en su proceso electoral, más para enredar que informar. Por dos veces y en días distintos se atrevió a decir, con el engolamiento propio de los profetas, que el nuevo presidente se decidiría entre Barkala y Arechabaleta, dejando fuera de toda opción al que, a la postre, salió elegido con casi la mitad de los votos en San Juan. Si el comunicador catalán hablaba por boca de ganso con tan desatinado pronóstico, ¿quién le soplaba a la oreja y con qué voluntad? En su afán de apoyar a esos dos candidatos terminó por perjudicarles y despejó las dudas de los socios que se inclinaban por Uriarte.
Pedrerol se siente investido del carisma de un influencer que, entre vetusto y engominado, un día es forofo del Barça, al siguiente se erige en paladín del Real Madrid (incluso apostando por Mbappé y Messi hasta la punta del pinganillo) y, cuando conviene, hace un panegírico del club de San Mamés como especie única y admirable del fútbol internacional. ¿Pero cree en algo de verdad este sectario, cuya corte de hooligans funden micrófonos con sus gritos y baten récords de vergüenza ajena?
Es lógico que entre los medios locales hubiera discrepancias y preferencias y que, como otras veces, ETB y Telebilbao se disputaran la hegemonía informativa; pero que venga de fuera un pícaro a falsificar los hechos del Athletic es inaceptable. Tengan cuidado Jon Uriarte y sus jefes de comunicación con este zascandil y sus canales. Tarjeta roja, Pedrerol, permanente y revisable.