La crisis hunde las tradiciones navideñas. Al declive de las postales de felicitación que llegaban por correo, siguió el de las agendas de empresa, y ahora conseguir gratis un calendario de 2011 es casi misión imposible. He asistido a un peregrinaje de clientes intentando hacerse con uno en su caja de ahorros, sin éxito. Y todo porque los paisajes bucólicos están de capa caída. Ahora lo que se llevan son los almanaques con sex-appeal, previo paso por caja. El de las azafatas de la compañía aérea Ryanair en bikini es un clásico. No hay oficio que no tenga su calendario casquivano y ligerito de ropa. Desde hace un tiempo la moda es posar por gremios; policías, deportistas, bomberos que no quieren que se te apague el fuego… Un grupo de varias Mossos d’Esquadra se ha retratado como si fueran ladronas, con antifaz y prendas insinuantes, y mucho cuero en cada mes. Si uno tiene otras perversiones y lo que le va es la pasión mortal y un sexo que le deje helado, cuenta con la colaboración de los fabricantes de ataúdes que comercializan un calendario erótico que es una especie de Pirelli del mal rollo. O con la versión más morbosa de los curas guapos y seminaristas macizos del Vaticano que posan en plan oremus revoltoso. El viernes hemos sabido del despelote de miembros de una hermandad de cofrades de Mallorca que, además de aparecer como Dios les trajo al mundo, se hacen acompañar por símbolos religiosos de Semana Santa. ¡Vaya! que solo falta que salga Rouco Varela interpretado por Paco Clavel.