Y yo que pensaba que la gente solo se echaba a la calle con el fútbol y ahora resulta que el populacho se ha levantado en armas! ¡Pues no resulta raro ni nada que en vísperas electorales el personal salga de acampada! Pero había pasado demasiado tiempo con cinco millones de parados anestesiados y con millones de trabajadores sin pestañear, después de que los políticos se dedicasen a rebajarles las pensiones, atrasarles la edad de jubilación, recortarles derechos laborales y dar tijeretazo al dinero para servicios públicos. Los banqueros dejaban a la gente sin casa mientras ellos recibían miles de millones para salvar sus cuentas de resultados. Y ¿cuántos banqueros han sido sancionados o despedidos? ¿Cuántos trabajadores han ido a la calle? ¿Cuántos pequeños empresarios han quebrado? ¿Cuántas familias han perdido su vivienda?
Vivimos en una época feudal y corrupta. Si no, que se lo pregunten a un tal DSK, que va de socialista pero viola a mujeres en habitaciones de 3.000 euros y representaba a poderes económicos de extrema derecha. Todo huele muy mal. No es fácil creer que, a tres días de una cita con las urnas, surja una legión de revolucionarios por generación espontánea, pero hace falta gritar a una banda de canallas que no deben pagar los de siempre la fiesta de los ricos. No me importa su ideología, yo estoy con esos piqueteros, perroflautas, fumetas… o la etiqueta que quieran ponerles.