Como en El discurso del rey, El discurso del lehendakari…. en euskera narra una historia de superación. En marzo de 2009, un titular contaba que Patxi López intensificaba el aprendizaje de euskera ante la opción de ser lehendakari. Pero el liderazgo de la palabra le ha abandonado, y tres años después balbucea al leer unos cuantos párrafos.
La historia habla de cómo el poder político no siempre está asociado al verbo fácil. Ya se lo dijo Antonio Basagoiti, que en la sesión de control al Gobierno el pasado día diez había preguntado en euskera: «Le contesto en castellano porque en euskera no me entiende». Con semejante base dramática, la trama exigía poderío económico. Por eso, las clases de euskera del lehendakari nos costarán este año 48.231 euros y ya nos han supuesto más de 125.000.
La peli de López también tiene un secundario de lujo, ese profesor particular que se traslada de Bilbao a Ajuria-Enea y se acomoda a su agenda. Un profesor, como el foniatra australiano, que se convierte en un coaching de mintza-praktika que no puede ser sustituido por uno de Gasteiz. El discurso del lehendakari… en euskera pone al descubierto la magnitud del desafío, aunque hubiera salido más barato que el protagonista terminase Ingeniería. Un prota que finge sangre azul y por eso recibe clases particulares a precio de oro a cambio de rascar en bolsillos ajenos. Y como gran película que define a una gran nación, el guionista concluye que, con el pastón que se gasta en profes, tiene el voto asegurado de… sus irakasles.