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La enseñanza ya no puede salvar los muebles. En el Instituto Lluis Vives de Valencia no tienen ni para calefacción, en Santa Illa School les embargan los pupitres y secuestran las tizas y en Catalunya, los colegios regatean con el papel higiénico. El último capítulo del esperpento nacional se produjo el jueves en Chamartín donde embargaron los muebles de un colegio privado mientras los alumnos daban clase. Entraron y se llevaron mesas, sillas, pizarras, potros de gimnasia y la centralita del teléfono por acumular una deuda de un millón de euros con la Seguridad Social.
¡Como está el patio que ya ni los pijos se salvan de la quema! Porque el Santa Illa es un colegio bilingüe, homologado por Cambridge University, donde llevan a sus niños celebrities como Mar Flores. Igual que el Lluis Vives, que aunque les haya salido borroka, es un instituto para hijos de papá.
Puestos a saldar pufos con la Seguridad Social, cualquier domingo podrían entrar en un estadio de fútbol y se llevarían banquillos, marcadores, el silbato del árbitro y el maletín del utillero, mientras el equipo visitante intenta encontrar la portería, también incautada. Y el siguiente lunes podrían entrar en la mansión de Ruíz Mateos para hacer una ‘limpia’ que ríete tú de la suya en Nueva Rumasa. En el próximo episodio le requisan el ataúd a un muerto que había sido objeto de un desahucio. ¡Ojo! que el siguiente paso puede ser subastar a los niños para pagar la factura a Iberdrola. Pero al día siguiente los devuelven, como los muebles, porque es peor el remedio que la enfermedad.