Todo empezó hablando catalán en la intimidad y ha terminado con la caja registradora sonando sin parar. Eso sí, los catalanes, puestos a pedir dinero, lo han hecho con clase, en inglés y en una entrevista en la BBC. Pero no crean que solo piden pelas a Rajoy, Barcelona comenzará el 1 de agosto a pasar la cesta entre las prostitutas que ofrezcan sus servicios en la vía pública y multará a los eventuales clientes. Los mossos ya han empezado a empapelar a las chicas de carretera. Pero la prostitución de lujo, ni tocarla. Clasistas hasta para dar por saco.
Mientras la pasta no deja de sonar, en BCN, las meretrices callejeras podrán ser sancionadas con trescientos euros por infracciones leves y hasta 3.000 por las graves. Y quien tenga la tentación de irse de pilingüis puede apoquinar hasta 1.200 euros. Desde aquí propongo al president Artur Mas que legalice el servicio, las matricule en la Universidad de la Vida, cree un título homologado en Prostitución y Otras Artes para que coticen a la Seguridad Social y que las practicantes del oficio más viejo del mundo no estén libres de impuestos, así el gobierno se convertiría en el mayor proxeneta y recaudador.
Para tal menester, la Generalitat ya maneja un fichero de pelanduscas. Aunque sorprende que, en lugar de perseguir a los chorizos y corruptos, se dediquen a acosar a puteros y fulanas. Las putas se han rebelado, dicen que no molestan, y creen que no deben pagar este IVA revolucionario. Por favor, dejen trabajar a estas señoras, que sus hijos no saben.