Terror en el hipermercado, horror en el ultramarino…» Cuando Alaska interpretaba este tema no conocía al camarada Sánchez Gordillo, adalid esta semana de la expropiación alimentaria en dos supermercados. Interior ha dado orden de búsqueda y captura contra sesenta delincuentes de Écija y Arcos de la Frontera que se han llevado sin pagar 24 carros cargados con alimentos básicos valorados en unos mil euros, 20 euros por asaltante.
Es obvio que los bandidos del híper han pecado de pardillos. ¿Cómo se les ocurre ir así, descamisados, sin traje y corbata? y ¿llevarse patatas, lentejas y unas cuantas bandejas de alitas de pollo? ¿Por qué no reventar algo más sofisticado, El Club del Gourmet, por dar ideas? Estas acciones a lo Robin Hood están muy mal pergeñadas.
Hay que robar con gomina, como los de la Gürtell, y malversar millones de euros con un buen traje para poder desfalcar a gusto. Usar clones de Urdangarin, Mata, Fabra, Rato… y tan tranquilos. Al político que roba para dárselo a sus semejantes, al diputado de IU Sánchez Gordillo, le llaman ladrón. Aunque si se lo hubiese quedado para él, para la justicia sería solamente presunto. Vale, que aten en corto a los forajidos del Mercadona, pero que esperen a que actúen los Curro Jiménez del siglo XXI, los parados que se queden sin la prórroga de la ayuda de 400 euros. ¡A ver la que se monta! Personalmente recomiendo que es mejor que nadie robe, que el Gobierno odia la competencia.