En estos tiempos que corren, cuando cabalgamos entre albóndigas al galope mientras trotamos entre tartas enmierdadas, es más cierto que nunca que todo lo que no mata engorda. Y además, lo que engorda (esta vez la cartera) o es ilegal o es inmoral como han demostrado Miguel Sanz y Yolanda Barcina cuando se ha sabido que ganaban 5.360 euros en dos horas. Eran sus dietas en Caja Navarra. Chupaban del bote 89 euros por cada minuto de escucha silenciosa, evidenciando que no solo hay comida basura, también hay políticos basura.
Sus honorarios alcanzaban los 2.680 euros por reunión, pero Sanz, y también Barcina, las agrupaban para optimizar sus visitas a la CAN de modo que presidían, por ejemplo, una cita a las diez de la mañana y otra a las once, cobrando en esa mañana lo que para otros es el sueldo base de todo el año. Miles de euros al bolsillo por sentarse y decir amén en una reunión mientras sacrificaban los derechos del resto de los navarros.
Deben ser las nuevas dietas gorrinas… porque solo se las dan a los cerdos y a la señora Porcina. Más pillaje, más vandalismo y más mierda, como en las tartas. Cuando Barcina –un apellido que se parece sospechosamente a Bárcenas– tuvo que renunciar forzosamente a esos pluses, se subió el sueldo el 33% en 2011… para compensar. Aunque seguro que es lógico cobrar mucho, hundir una caja con tanta pasta tiene que ser agotador.