La Casa Real ha montado una ópera bufa que tiene como protagonistas al promiscuo mataelefantes de caminar oscilante y a la cortesana intrigante. En la obra también intervienen la dama silente, en el papel de reina consorte; el ambicioso yerno bien dotado, todo lujuria; el tesorero forrado, y el otro exyerno crápula como elemento cómico. En el papel estelar se presenta a la infanta florero que se va de rositas y se niega a percatarse de que su príncipe azul destiñe.
El argumento no es nuevo. Ya hubo un rey pasmado y ahora hay una duquesa que está más alelada que la infantita de Las meninas. El país anda entre empalmados, plasmados y pasmadas que ignoraban que todo lo que hacía su marido era presuntamente delictivo. Porque cada vez que ella preguntaba: Iñaki, cariño, dime la verdad, ¿has robado?; Urdangarin le contestaba; por supuesto que Nóos. Además, su abogado se encargaba de señalar que la fianza de ocho millones de euros le había empobrecido y ya no era el duque em….palmado sino el duque em….bargado. Y ella, la pobre, seguía sin coscarse de nada.
Lo curioso de todo esto es que esta mujer ha incurrido en actividades con un parecido razonable a las cometidas por la Pantoja y Zaldívar. Ellas sí han sido condenadas, pero a Cristina le acaban de revocar la imputación y en un tiempo récord. Viendo la igualdad de todos ante la ley, se declara al monarca Juan Carlos I ascendido a la categoría de rey mago.