¡Qué brotes verdes tan raros! Montoro se pavonea y lanza las campanas al vuelo porque la recuperación económica está a la vuelta de la esquina y sin embargo van a congelar el salario mínimo en 645 euros, o lo que es lo mismo 21,5 euros al día. ¡Vaya derroche! O sea, que han condenado a la marca España a ser una extensión del Magreb con precios europeos y sueldos africanos, mientras los gerifaltes del PP, –que cobran diez veces más–, necesitan sobres mensuales para complementar su sueldo.
Por cierto, una vez pagados los gastos de manutención, alquiler, transporte y consumos varios… ¿para cuántos relaxing cups de café con leche en la Plaza Nueva da un SMI? Aunque si una diputada del PP decía que con un subsidio de 400 euros se compraban televisores de plasma, con más de 600 vete a saber qué tipo de lujos pueden permitirse. El que desde luego no trabaja con el salario mínimo congelado es el marido de Cospedal. El consorte de la bienpagá ha sumado otro cargo como consejero de Iberdrola. Forma parte de ese clan de superdotados que valen para todo. Igual para constructoras, que para eléctricas, que para bancos…
Una casta que se va repartiendo las grandes empresas del país, pasando de una a otra. Para vestir a esa tropilla tenemos la factura de la luz más cara de Europa y un déficit tarifario por las nubes. ¡Qué raro que todos los que tienen que ver con la política acaben en las eléctricas! ¿Será que les molan los enchufes?