La llaman oficialmente «operación Candy», pero en la calle se le conoce como operación HP. Todo empezó en abril cuando una niña de nueve años fue raptada en un parque de Ciudad Lineal, en Madrid. La pequeña apareció a las pocas horas con síntomas de haber sido drogada y quién sabe qué mas. A partir de ahí, secuestros en serie de chiquillas de todas las razas y edades, y teorías conspiranoides. Porque a los psicópatas, aunque sean de medio pelo, siempre les salen imitadores. Es el efecto contagio.
Cinco meses de pesquisas y nada… La caza de las bestias no es tarea para Agatha Christie. Los criminales salidos de episodios de Mentes Criminales no tienen buen seguimiento. El comienzo de curso tampoco ayuda con miles de niñas en territorio comanche. La delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, en plan peliculero, ha declarado al raptor, “enemigo público nº 1”. Solo le ha faltado decir; “póngame con el presidente”. Ya sé que no es fácil detener a los monstruos, pero como la señora ésta no puede soltar a los antidisturbios para que apaleen al personal, no sabe qué hacer.
Esto es lo que pasa cuando se deja de realizar actividades de protección y vigilancia y se dedican todos los esfuerzos a proteger a los corruptos y a intimidar a la gente disolviendo manifestaciones a palos. Que pida ayuda a la virgen, que de tan buena que es resolviendo crímenes hasta está condecorada.